Capítulo 14

1.9K 210 12
                                    

“Hola viejo amigo, sé que esto nunca te llegará,

Han pasado tres años desde que no estás aquí, hermano, y realmente es duro seguir en la milicia sin tus bromas o chistes. Siempre fuiste bueno en mantener la calma en momentos tensos, nunca perdías la cordura y eso nos ayudaba a todos en el pelotón.

Tal vez me vea ridículo haciendo ésto, y de hecho, lo he estado haciendo cada día de tu aniversario durante estos tres años, pero nunca cogí el valor para enviar las cartas, sin embargo, hoy es diferente.

Jin, hermano, amigo del alma, te doy las gracias infinitas por haberte sacrificado por mi, por haberme salvado la vida de aquella balacera, por terminar con tu vida con tal de salvar la mía... "

Apreté fuertemente la mandíbula mientras tragaba con dificultad, mis ojos se tornaron llorosos y las lágrimas no tardaron en aparecer. Respiré hondo y continué...

“ ¿recuerdas a la muchacha de la que te hablé? Me casé y tuve una hermosa nena con ella, su nombre es Juno. Es preciosa, Jin, en verdad que lo es.

Sé que te encuentras orgulloso de mi, pues logré armar y desarmar mis armas de la manera en la que lo quería el coronel. Tú me enseñaste.
También logré controlar la escopeta, logré alcanzar tu récord en tiros de dardos, pero, ¿cómo no hacerlo si tu me enseñaste todo eso?

Realmente fuiste una maravillosa persona que no merecía ese final.

Vuela alto, Jin", terminé de leer.

Tragué una vez más. Mis lágrimas salían sin pudor alguno, mi cuerpo se rendía poco a poco al dolor de su pérdida, mi corazón latía, pero pareciera no estar viva.

Llevé la carta a mi pecho y cerré los ojos fuertemente, era un hecho que la muerte del único ser que consideraba mi mejor amigo, me había afectado incluso más de lo normal.

Mi llanto resonaba en toda la pieza; aquella nota yacía arrugada en consecuencia de mi agarre, mis lágrimas eran pesadas, llenas de dolor y nostalgia. El olor a humedad y manera antigua se esclarecia en mis fosas nasales.

Caminé a paso lento al bar del departamento, cogí una botella de vodka, la abrí y la tomé directo de la boquilla. Otro llanto desgarrador salió de mis entrañas.

- otr-ro día de v-erano ha pasado, e-n paris-s y Roma...- canté aquella melodía que meses antes me había enseñado. Tomé otro gran trago de vodka.

Como de jodida era la vida. Tienes una pequeña razón para vivir, y como si fuera una broma, te la quitan de tu puta vida para que te pudras en tu miseria.

Es difícil vivir cuando no quieres hacerlo en realidad.

Un mensaje hizo hacerme voltear a ver mi móvil, pues una pantalla emergente iluminó la habitación oscura.

- siete con tres minutos, otra noche pasándola de la mierda. - dije con una alegría irónica. - levántate, perra, morir en el departamento de tu difunto hermano sería más perturbador. - dije para después limpiar mis lágrimas y tirar a la basura la botella de alcohol, estaba harta de repetir la misma mierda todo el tiempo.

Miré con seriedad aquella nota en mis manos, apreté mi mandíbula, causando un rechinido en mis dientes y tiré con enojo el papel en la basura. Me sentía tan prepotente, tan rota, tan... abandonada.

Corrí hacia la ducha e intenté acicalarme brevemente, lo cual, no resultó.

- ¡hasta cuando dejaré de ser un jodido ser humano inservible! - dije entre llantos e ira.

Rendida, cogí unos jeans rotos de los muslos y la sudadera negra de Jennie que hoy mismo me había dado, me vestí a duras penas y salí de mi departamento con dirección al bar más cercano. London club.

Vaya nombre original, pensé.

20 minutos después

- ¿desea alguna bebida en especial? - preguntó educadamente el bartender. Asentí. - ¿cuál le gustaría, señorita? -

- dame la más fuerte que tengas. - dije en un suspiro. Me llevé las manos a la capucha de la sudadera y me la coloqué en la cabeza, hundiendo la misma en mis brazos sobre aquella barra.

- aquí tiene, que lo disfrute. - dijo entregándome el vaso de alcohol. Levanté la cabeza y asentí no muy alegre.

Jugué un poco con mis dedos en la barra, analicé el lugar detenidamente. Era muy temprano aún, por lo que el ambiente no estaba del todo prendido.

Me acabé la bebida de un sorbo.

- joder, ¿qué trae? ¿Petróleo? - dije entre muecas y gestos. El joven que me atendía sonrió y negó con la cabeza. - dame tres más de esa bebida -

Y como la primera vez, me las terminé de un sorbo. Me estaba empezando a sentir mareada, pero estaba segura de que no estaba del todo borracha aún, pues mis cinco sentidos aún estaban en su órbita.

Bebida tras bebida y yo seguía sin borrar los recuerdos de mi vida, bebida tras bebida y aún sentía todos los golpes en mi cuerpo, bebida tras bebida y aún escuchaba los gritos en mi cabeza.

Sin pensarlo, las lágrimas caían silenciosamente de mis ojos, sollozos ahogados se escuchaban bajito, y mi semblante demostraba dolor profundo.

Tal vez sea un momento oportuno para terminar con mi vida en éste momento, digo, ¿quién se daría cuenta? Nadie. No había recibido ninguna llamada de mi madre luego de escaparme de casa de Jackson, tampoco recibí nada por parte de Lia, ni mucho menos de mi padre. Menuda mierda.

No entiendo qué hice para pasar todo todo, no entiendo qué sucedió conmigo para sufrir lo que viví y lo que sigo viviendo. Jackson había empezado a abusar de mi desde que se enteró de mis preferencias sexuales. Llevábamos seis meses de novios cuando descubrió algunas cartas de una chica con la que salía antes que con el, pero claro, era a escondidas.

¿Cada cuánto lo hacía? Sucedía varias veces cada semana. Cada noche venía a mi habitación a decirme buenas noches, pues se quedaba en casa ya que mis papás consideran que era un buen “muchacho". Cuando viajábamos, y viajaba a solas con él en un camión o un coche, era común que parásemos para que lograra abusar de mi sin que nadie se diera cuenta, ya era rutina y a decir verdad, eran actos furtivos, nunca pasé una noche entera con él. Eran cinco minutos detrás de una puerta, en un coche, siempre con violencia, sin preparación, sin palabra alguna. Casi cinco años viviendo la misma mierda.

Había perdido la cuenta de todos lo tragos que había consumido, pero estaba claro que mi estado estaba más deplorable de lo que ya era.

- ¡lalisa! ¿Estás bien? - una voz al fondo se hacía presente, pero estaba lo suficientemente borracha como para analizar todo. Me había intentado levantar de mi asiento, pero caí al suelo. - ¡Lisa! ¡Lalisa! - se volvió a escuchar, pero ahora un poco más cerca.

Una silueta se empezó a acercar a dónde yo estaba. Mi cabeza daba vueltas, mis ojos eran incapaz de enfocar o de ilustrar correctamente imagen alguna.

- ¿la conoces? - una voz diferente se hizo presente. Fruncí el ceño e intenté incorporarme de nuevo, pero simplemente no pude.

- ¡No te quedes ahí parado, ayúdame! - dijo la otra voz. Unos brazos me levantaron, haciendo a mis huesos doler.

¿Estaba alucinando? Era probable, digo, ¿cuánto bebí?

Discos de vinilo [ Jenlisa +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora