Capítulo 6

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Londres, Inglaterra.
Pov, Jennie.

- le dije que no necesitaba sus zapatos para caminar. - dijo mi paciente con enojo.

- ¿y que te contestó? - pregunté tranquila.

- que no sea necia, que si caminaba descalza por la calle me quemaría los pies. - dijo irritada.

- ¿y qué le dijiste al respecto? - pregunté mientras sacaba anotaciones del suceso.

- lo terminé. - dijo despreocupada. Alcé mis cejas en sorpresa pero no dije nada. - luego intentó volver conmigo pidiéndome perdón, le dije que solo pasaría si veía Frozen conmigo, y se negó. - dijo con enojo.

- ¿entonces no quieres volver con tu novio porque no quiso ver frozen? - pregunté mientras veía con una ceja levantada a mi paciente.

- no sólo por eso, es un idiota. - contestó irritada.

- ¿por qué lo dices, cariño? - pregunté con una sonrisa sincera. La jovencita soltó un suspiro y me vio a los ojos.

- no me deja salir con mis amigas, no quiere que salga a la calle en faldas, se molesta si me mensajeo con amigos, o simplemente me amenaza con quitarse la vida si lo termino. - dijo desganada.

Me levanté de mi silla y me acerqué a ella, la tomé de la mejilla y le sonreí.

- eres muy fuerte, Ale, diste un gran paso en tu proceso al contarme esto. - dije y la envolví en un abrazo, el cual recibió gustosa.

- quiero terminar con esa relación, quiero tener mi vida, no ser su esclava. - dijo la joven aún en el abrazo. Me separé un poco y la vi a los ojos.

- hazlo, termina con el. No tengas miedo de las amenazas, él no es tu responsabilidad Ale. - dije con seguridad. La menor me dio una sonrisa de oreja a oreja y me apretó en otro abrazo.

- ¿y si sí lo hace? - preguntó agobiada. Fruncí la cejas.

- no te apresures a los hechos, Ale, ya habíamos avanzado en eso. - le dije con reproche. Rio en mi pecho.

- tienes razón, hoy mismo lo terminaré. Gracias de nuevo, Jennie. - dijo mientras se separaba del abrazo.

- sabes que para eso estoy, Ale. Mantenme informada de tu paradero y sobre su reacción, ¿si? Ese hombre es peligroso. - dije lo último con cara de disgusto para hacerla reír, y lo había logrado, Ale soltó una carcajada.

- bien, lo haré. Nos vemos. - dijo despidiéndose con la mano para después salir de mi consultorio.

Llevaba poco más de una semana en ésta ciudad, me había mudado para abrir un consultorio aquí, pues en Italia al parecer la gente no tenía en su cultura ir al psicólogo. Me gradué de psicóloga hace unos meses, y estaba totalmente agradecida con la vida, pues ya tenía trabajo estable; estaba iniciando con mi maestría en una escuela muy reconocida aquí en Londres, por lo que la mayor parte de mis tiempos libres los usaba estudiando para parciales.

Saqué mis apuntes y me dispuse a estudiar, leí cada anotación y traté de comprender los extensos textos de aquel libro gordo. Me apasionaba mi carrera, realmente me gustaba, era algo que disfrutaba, así que no era un martirio el hecho de tener que leer infinidades de libros teóricos sobre la salud mental.

Mi padres son médicos, mi hermana estudió psiquiatría y mi hermano pediatría, era de familia lo de estar envuelto en el área de salud. Desde pequeña me había llamado la atención el ayudar a las personas a lidiar con sus problemas, solía escuchar a mis amigos y aconsejarles, ahora que terminé, entendí que ser psicólogo no es aconsejar, es ayudar a que la misma persona se aconseje. Sí, lo sé, es complicado de explicar.

Discos de vinilo [ Jenlisa +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora