Capítulo 16

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Londres, Inglaterra. 1:00 a.m

Caminé una vez más por esos fríos pasillos, ya iba por mi quinto café, y para ser sincera, ninguno de ellos ha servido para despertarme. El reloj de pared hacia sonar sus manecillas, indicando otra hora más sin saber de ella.

Mis huellas dactilares golpeaban con júbilo el vaso de mi bebida, y mis pies se movían por ansiedad en mi banca. Respiré hondo y cerré los ojos con fuerza.

- ¡Jennie! - gritó Rosé desde los pasillos de urgencias. Alcé la mirada hacia ella y le sonreí débilmente. - Dios, Jennie, ven aquí. - dijo mientras corría para envolverme en un abrazo que realmente necesitaba. Me rompí.

- Rosé, yo... - dije mientras enterraba mi cabeza en la endidura de su cuello. - debiste verla... - solté entre llantos.

- ¿Está bien? ¿Te dieron noticias? - preguntó mientras aferraba más sus brazos en el abrazo. Negué y sollacé. - tranquila, vas a ver que todo saldrá bien. - dijo animadamente.

- solo bastaron tres horas, tres jodidas horas. - solté al aire mientras nos separabamos del abrazo. - y ahora no sé si haya posibilidad alguna de decirle. - susurré mientras me sentaba de nuevo.

Rosé frunció el ceño, pero no preguntó nada al respecto, lo cual agradecí.

- Jennie, lamentamos llegar hasta ahora, en el trabajo de Rosé se complicó la cosa. - dijo Jisoo mientras se acercaba a nosotras con una débil sonrisa. Me encogí de hombros y asentí. - ¿saben algo de ella? - preguntó esperanzada. Tanto Rosé como yo, negamos.

- disculpen señoritas, ¿les toca de algo la paciente que llegó hace unas horas! - preguntó una enfermera con tranquilidad. Todas nos volteamos a ver confundidas.

- ¿lalisa? ¿Lalisa Manoban? - pregunté limpiandome las lágrimas. Asintió. - bueno, nosotras en realidad... - dije, pero Jisoo me interrumpió.

- sí, ella es su novia y nosotras sus... - dijo mientras nos veía nerviosamente a Rosé y a mi. - sus amigas. - concluyó.

- oh, bueno, en ese caso, vengan conmigo. - dijo la enfermera amablemente. Asentimos y caminamos a su paso.

- ¿su novia? ¿En serio Kim Jisoo? - le reclamé en voz baja para no llamar la atención de la enfermera. Jisoo rió por lo bajo, a lo que le di un ligero golpe.

Nos llevó hasta la sala de espera de pacientes con signos vitales estables, por lo UE todas sacamos un respiro de alivio, al fin pudimos recibir noticias de la castaña. Una noticia indirecta, pero bueno.

- La paciente Manoban sufre de epilepsia, tiene anemia severa y lamento decirles que sufre de depresión. - dijo con compasión aquella mujer. Apreté los labios y sobé ligeramente mi sien. - le aplicamos los medicamentos necesarios para calmar la convulsión, así que dentro de unos momentos podrá irse a casa. - agregó. - les recomiendo que no la dejen sola en ningún momento, la depresión es realmente severa. -

- sí, entiendo. Soy psicóloga entonces, sé a lo que se refiere. - dije pausadamente intentando analizar todo lo que dijo esa chica. - ¿sabe si ya despertó? - pregunté luego de unos segundos de silencio.

- sí, lo hizo hace una hora aproximadamente, sin embargo, no ha querido comunicarse con nadie. - dijo. - simplemente llora hecha bolita en la camilla. - agregó mientras anotaba algunos datos en su formulario.

Rosé y Jisoo me sobaron el brazo en símbolo de apoyo. Bajé la cabeza triste, suspiré y asentí.

- entiendo, muchas gracias, señorita. - dije y sin más, se retiro del lugar.

Caminamos en silencio hacia unas bancas de la sala de espera, las tres nos sentamos y nos mantuvimos así por un rato hasta decidí romper el silencio.

- ¿Debería llamar a sus padres? - dije al aire. Rosé y Jisoo levantaron la mirada hacia mí, a lo que ambas se negaron.

- tu misma dijiste que los señores no la querían, Jennie. - dijo Rosé con un tono de tristeza y enojo. - además, podrías intentar convencerla de que se quede contigo. - sugirió.

Jisoo la volteó a ver rápidamente con una cara de sorpresa. A decir verdad, la idea de Rosé no era tan mala después de todo.

- ¿a casa de Jennie? Amor, Jennie trabaja, la terminaría dejando sola igual. - dijo con obviedad Jisoo.

- estoy segura que se las arreglará, Jennie está loca por esa muchacha. - dijo Rosé, logrando que me ruborizara. Ambas soltaron una risa.

Me levanté para ir por un nuevo vaso de café, es decir, no había nada más que hacer en este horrible lugar.

- ¿Quieren que les traiga algo de la máquina? Iré por café. - les pregunté. Ambas negaron y me vieron dulcemente. - vale, ya vuelvo. - dije con una sonrisa. Ambas asintieron.

Caminé tranquilamente meditando las palabras de la enfermera. Era evidente que Lalisa sufría de algún tipo de depresión, le costaba verme a los ojos, jugaba mucho con sus manos y cuando hablaba veía hacia él piso, además de ser experta en llorar silenciosamente.

Después de su sesión, escribí algunas cosas sobre ella, sobre sus reacciones y facciones. Me era interesante como sonreía cuando me veía a los ojos, las pocas veces que me vio a los ojos, pude percibir un cierto brillo en su mirar; cuando comía acomulaba su bocado del lado izquierdo, sabía manejar los cubiertos y cruzaba las piernas al sentarse.

- disculpa, ¿Vas a usar la máquina? - sonó una voz. Un hombre alto, delgado de cabello negro me había sacado de mis pensamientos.

- oh, sí, perdón, me quedé pensando sobre algunas cosas. - dije con una risa nerviosa. Saqué una bolsa de patatas de aquella máquina y una botella de agua.

Me devolví a donde Rosé y Jisoo, la cual, la menor de ella yacía dormida sobre el hombro de su novia.

- ¿estaba cansada? - pregunté con dulzura. Jisoo asintió, para después depositar un beso sobre la coronilla de su novia. - ¿trabajó mucho? -

- cómo loca, no te imaginas. - soltó en un suspiró Jisoo. Sonreí y asentí comprensiva. - ¿qué fue lo que ocurrió? -

- estaba en el bar con Malik, entonces vi caer a una muchacha de su silla, pero no metió sus manos ni nada. - conté. - me acerqué para ayudarle, y entonces me di cuenta que era ella... - suspiré. Jisoo asintió. - se desmayó en mi brazos, pero temblaba mucho, por lo que decidimos sacarla del bar y llamar a una ambulancia. - continué. - y en la ambulancia convulsionó. - relaté.

Jisoo quiso decir algo, pero un médico la interrumpió, ganándose nuestra atención.

- ¿Familiares de Lalisa Manoban? - ambas levantamos la vista hacia el médico y asentimos. - pueden pasar a verla. - dijo con una sonrisa.

Discos de vinilo [ Jenlisa +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora