Capítulo 2

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Toronto, Canadá.

- ya era hora de que despertaras, Lalisa - se escuchó una voz al fondo de mi habitación.

La noche anterior me la había pasado en un bar muy conocido de aquí, después de que esas mujeres me trajeran a mi departamento, decidí salir a pasar el día en los prostíbulos y bares de Toronto. Recuerdo haber invitado a tres chicas a mi departamento, pero justo ahora solo estaba viendo a una...

- ¿cuánto bebimos? - pregunté aturdida por la luz. Sentía una jaqueca de muerte y un fuerte olor a mariguana que provenía de mi baño.

- te acabaste tres botellas de vodka, y dos de tequila. Da gracias de que sigues viva. - dijo la mujer morena de cabellos lacios desde la puerta de mi recámara. Se acercó a mí a paso lento y se sentó en mi regazo, colocando cada pierna a cada lado de mi cadera.

Ahora sé porqué la invité, pensé.

Mi cabeza daba vueltas y sentía una resequesad enorme en mi boca, todo por la cruda...

- eres muy sexy y candente, pero necesito ir a lavarme la cara. - dije para después darle un beso realmente excitante. La muchacha dejó besos por mi cuello y mandíbula, provocando un calor inmenso en la habitación.

- yo sé que te va a hacer sentir mejor, créeme. - dijo mientras se levantaba de mí regazo. Se aproximó a un cajón de mi mesa de noche, sacó dos bolsitas que contenía polvo blanco, cuatro agujas y otra bolsa más que contenía pequeños trozos de lo que parecían piedras cristalinas.

- ¿se acabó mi favorita? - dije mientras me la mía los labios, pues aquella morena solo estaba en bragas.

- aún queda, ¿Jugamos? - dijo mientras me enseñaba una bolsa con heroína en su interior. Sonreí y asentí.

Me levanté de la cama entre mareos y jadeos, caminé con dificultad hacia la cocina y tomé una cuchara y un encendedor para preparar la piedra. Caminé de nuevo a mi habitación agarrandome de las frías paredes para evitar caerme.

- ¿qué mierda pasó aquí? - dije al ver en el pasillo de mi departamento botellas vacías y rotas en todo el camino.

Al entrar de nuevo a mi habitación, la morena se encontraba fumando un cigarrillo mientras se quitaba el sujetador. Me senté de golpe en la cama y la morena con piernas de infarto me besó desesperada.

- te ves tan sexy cuando estás así. - dijo separándose del beso para poder verme de pies a cabeza. Noté que solo tenía mis jeans rasgados y una camisa de botones abierta completamente, al parecer no me molesté en colocarme el sostén de nuevo, por lo que estaba expuesta ante la mirada penetrante de esa chica.

Un portazo sonó del baño, ambas volteamos a ver rápidamente. Salieron dos rubias completamente desnudas besándose apasionadamente; tenían un ligero polvo blanco en la nariz y labios, por lo que supuse que se habían metido cocaina o tal vez otra cosa.

- genial, justo íbamos a empezar, ¿no es así, Lalisa? - me preguntó la morena con una sonrisa maliciosa. Asentí sin muchas ganas y me tiré completamente en la cama.

Hacer esto ya era costumbre, todos los días tenía sexo con mujeres y me drogaba hasta perder la razón.

Escuchaba movimiento en mi habitación, gemidos de las dos rubias, el sonido de la cuchara haciendo contacto con el fuego, o la tarjeta de crédito acomodando en fila la sustancia nociva.

¿Qué estaba haciendo con mi vida? Matarme lentamente... pero para este punto ya nada me importaba.

- ¿quién va primero? - pregunté una vez que la heroína estaba lista para inyectarse. Las rubias dejaron de hacer sus cosas inmediatamente después de que escucharan mi llamado.

Discos de vinilo [ Jenlisa +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora