Capítulo 5

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Toronto, Canadá; dos días después.

Lia me había traído algo de ropa limpia de mi departamento, hoy sería el día en que me iría de éste hospital.

- con cuidado, calma. - dijo Yeji mientras me ayudaban otras dos enfermeras a subir a una silla de ruedas. - listo, ya estás. - dijo apenas me lograron sentar.

En el transcurso de estos días, mi mejor amiga me había estado yendo a visitar diario y se quedaba conmigo casi el día entero, me llevaba flores, me traía libros para que pudiéramos leer juntas y una que otra película. Para serles sincera, me seguía sintiendo mal, pero tener a mi mejor amiga conmigo lograba hacer que me sintiera querida aunque sea por unos segundos.

La enfermera me llevó hasta la planta baja, en donde estaba mi médico, unos pasantes, mi mamá y Lia.

- ¿Familiares de la señorita Manoban? - preguntó Yeji. Mi madre y mi mejor amiga voltearon a ver, Lia me sonrío ampliamente, a lo que yo respondí de la mejor manera.

- sí, somos nosotras. - dijo mi madre mientras se acercaban.

Hicieron el trámite de papeles para poder darme de alta, le entregaron a mi mamá algunos medicamentos y el diagnóstico oficial que me habían dado. Sabía que tenía epilepsia y anemia, pero no me atrevía a leer dicho informe.

Salimos en silencio del hospital, habían decidido pasar por café antes de ir a mi departamento a empacar. Mi madre había comprado los boletos para irnos hoy mismo a Inglaterra, por lo que tenía poco tiempo para hacer mis maletas.

- ¿quieres café frío o caliente? - me preguntó Lia mientras leía el menú. Me encogí de hombros sin muchas ganas. - dame dos cafés fríos, ambos de leche deslactosada. - dijo Lia a la cajera mientras me volteaba los ojos.

- ¡Claro! ¿Qué nombres escribo? - preguntó amablemente la joven que nos atendía.

- Lalisa y Lia, por favor. - contestó mi mejor amiga.

Después de que nos entregaran los cafés, nos fuimos directo a mi departamento.

Lia y mamá se habían encargado de recoger todo mientras yo estaba internada, así que no vería sangre ni agujas por doquier.

- subiré contigo, ¿si? - dijo Lia con una sonrisa de lado. Asentí y suspiré.

Entramos al edificio, nos dirigimos al ascensor y en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en la puerta 809, mi departamento.

Abrimos con cuidado la puerta y nos adentramos en él, todo estaba acomodado, no había ni un rastro de polvo.

- solo llevaré unos libros, y unas cuantas mudas de ropa. - dije despreocupada mientras intentaba ponerme de pie de esa ridícula silla de ruedas.

- no seas terca, te dijeron que hasta mañana podrás intentar caminar. - dijo en un tono severo mi mejor amiga, obligándome a sentarme de nuevo.

- entonces ayúdame con la maleta. - dije rendida. Asintió y cogió mi maleta vacía.

Lia metía cosas con cuidado en mi maleta, metía ropa, documentos, libros, y algunas fotos. Caminó hasta llegar a mi armario y de ahí sacó una caja en donde tenía cartas. Eran cartas que mi hermano enviaba desde la base militar.

- ¿llevarás esto? - preguntó. Negué. - ¿y las sandalias que te dio mi mamá? - preguntó mientras señalaba dichos zapatos. Volví a negar.

Siguió acomodando cosas, hasta que en la cama se topó con mi bolsa de mano. La abrió y vio que ahí tenía las cosas más importantes.

Discos de vinilo [ Jenlisa +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora