34. Mamma Mia

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Hailey

Díganme que esto es una pesadilla y que Derek, Ethan, Jayden y Kendall en realidad no están en la sala de Travis.

Por todos los cielos, ¿qué hacen todos ellos aquí?

Siento las miradas inquisitivas de mis conquistas sobre mi crecido vientre. Luego ven mi rostro, y devuelven su mirada a mi barriga un par de veces.

Cuando finalmente caen en cuenta de lo que significa que mi panza esté así de grande, todos palidecen casi al mismo tiempo, recordando cómo se hacen los bebés y que cada uno de ellos lo hicieron conmigo hace siete meses.

—Travis Francis Morgan... —susurro, rechinando los dientes.

Sin esperar respuesta alguna de parte del castaño, tomo su brazo con más fuerza de la necesaria y lo arrastro hacia la cocina, sin saludar ni dirigirle la mirada a ninguno de los chicos que siguen estáticos en la sala.

—Auch, auch, auch, auch —murmura él mientras lo obligo a caminar detrás de mí. Abro las puertas corredizas de la cocina, lo empujo para que entre antes que yo y deslizo la puerta con fuerza. Travis se acaricia la zona del brazo donde lo tenía agarrado, y dice—. La violencia no era necesaria, tonta.

—Me vale mierda la violencia —espeto hacia él, encolerizada, y pongo mi dedo índice contra su pecho—. Dime qué demonios hacen ellos aquí.

Travis empalidece al escuchar la amenaza en mi tono, pero hace acopio de valentía y responde:

—Como no querías decirme quién era el padre de Embi, pensé que tal vez se lo dirías a ellos, y...

—¿¡Y POR ESO ARMASTE ESTA EMBOSCADA!? —chillo en voz baja, golpeando su pecho con mis manos.

Hailey, respiiiiira. Los berrinches no son buenos para la bebé.

Hago caso a mi pensamiento y tomo respiraciones profundas para recuperar la paciencia.

No puedes matarlo, es ilegal y no quieres dar a luz en la cárcel.

Es increíble que él, siendo mi mejor amigo, haya hecho esto. Claro está que yo tampoco he sido una amiga ejemplar al arrastrarlo en esta farsa y ocultarle la verdad, pero tampoco le da el derecho de convocar a todos mis ex y ponerlos en mi contra.

—No había necesidad de armar un complot en contra mía, idiota —le contesto de mala gana, cruzándome de brazos—. Venía a contarte toda la verdad.

Al escuchar eso, Trav me mira con sus ojos verdes abiertos de par en par, como si le hubiera dicho que tengo la receta secreta de las Kangre Burgers.

—¿En serio? —pregunta esperanzado.

—Sí, eso iba a hacer antes de enterarme de que hiciste una mala parodia de Mamma Mia para joderme la existencia —respondo enfurruñada—. Pero ahora te dejaré con la duda, por mal amigo.

Travis abre la boca para quejarse, pero no le doy el placer de escucharlo y salgo de la cocina antes de que pronuncie palabra alguna, enfrentándome con los cuatro chicos que esperaban por mí en los sofás.

Antes de decir nada, me permito algunos segundos para verlos a todos y ver si cambiaron en algo. Kendall luce como el típico nerd: camisa a cuadros, pantalones de vestir y unas gruesas gafas adornando su rostro pecoso. Se ve igual a la última vez que hablé con él.

Jayden, por otro lado, se cortó el cabello. Antes lo llevaba un poco alto arriba y rapado a los lados, pero decidió raparse toda la cabeza, y he de admitir que no le queda nada mal. Sigue igual de musculoso y guapo, al igual que Ethan.

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora