36. Caos

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Hailey

—¿Te ayudo a subir? —me pregunta el imbécil de Trevor, tomándome del brazo, fingiendo que le importo.

Le dedico una mirada cargada de odio y resentimiento antes de soltar mi brazo de su agarre con brusquedad.

—No, no te necesito —respondo, tratando de aparentar indiferencia para que los demás no noten que quiero arrancarle los dientes uno por uno, y procedo a subir las escaleras con un poco de dificultad.

Cuando voy por la mitad de los escalones, me siento a punto de desfallecer, pero primero muerta a aceptar la ayuda de ese bueno para nada. Me doy ánimos mentalmente para llegar al primer piso, y al lograrlo, volteo para saber si alguien me está prestando atención.

Travis mantiene ocupado a Trevor, quien seguramente me estaría siguiendo de no ser por mi mejor amigo. La sala no se ve desde aquí, pero no hay señal de los chicos de Miami hasta donde puedo ver.

Aprovecho que nadie me está prestando atención y voy de puntitas hasta el cuarto de Travis. Abro la puerta tratando de no hacer sonido alguno, y la cierro con mucho cuidado detrás de mí.

Una vez dentro de la habitación, saco del bolsillo de mi sweater la caja con el nuevo teléfono de Travis. Sí, fue un idiota al invitar a mis ex, pero Em y yo quedamos en que le daríamos el regalo hoy, así que se lo dejaré aquí.

Dejo la caja sobre su almohada y voy hasta su escritorio para tomar un pedazo de papel y un lápiz.

"Trav, aunque seas un imbécil, yo fui incluso más imbécil contigo. Aunque sé que esto no compensa los dolores de cabeza y las molestias causadas, espero que al menos le saques provecho.

Con amor, Em y Hais.

PD: cómprate algo lindo con el dinero."


Tras garabatear eso en la hoja, la doblo y la coloco sobre la caja junto con el dinero que sobró del teléfono.

Travis se lo ganó y con lo que mis padres tienen nos basta para cubrir los gastos de Embi. Él también debe darse sus gustos de vez en cuando, así que prefiero que se lo quede y lo use como le plazca.

Luego me siento en el borde de la cama y suspiro con pesadez.

No solo tengo que enfrentarme a Ken, Ethan y Derek, sino a Trevor también. Dios, ¿acaso no piensas darme un descanso?

Pensaba que no tendría que enfrentarme a Trevor hasta las próximas vacaciones. En navidad me salvé porque fue a casa de un amigo, ¿pero por qué volver justo ahora?

Sin darme cuenta, las lágrimas inundan mis ojos. Me da tanta impotencia tenerlo en frente y tener que morderme la lengua para no decirle todo lo que he estado guardándome desde la última vez que lo vi.

La puerta del cuarto se abre y Trevor entra. Rápidamente seco mis lágrimas para que no me vea llorando, aunque lo más probable es que tenga el rostro rojo y eso me delate.

—Déjame sola, Trevor —digo en voz baja, con la mirada fija en el suelo. Sé que si lo miro, terminaré llorando de nuevo.

Él, haciendo caso omiso a mi petición, cierra la puerta y declara:

—Hailey, tenemos que hablar sobre nuestro bebé.

Yo río sarcásticamente.

—¿Ahora si es nuestro? —pregunto, reuniendo el valor para devolverle la mirada—. Porque hasta donde recuerdo, me habías dicho que tú no tenías nada que ver con ella.

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora