35. Nuestro Bebé

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Trevor

—¿Me perdí de algo? —pregunto, fingiendo confusión.

Travis me dijo que haría esta reunión paternal entre Jones y sus ex. No me pareció una buena idea, pero es más terco que un burro: cuando se le mete una idea entre ceja y ceja, hace todo lo que esté en su poder para llevarla a cabo.

Al escuchar mi pregunta, Jones suelta un bufido.

—Necesito ir al baño —declara, y se dirige hacia las escaleras lo más rápido que su vientre le permite.

Como yo me encuentro en el recibidor, ella debe pasar junto a mí para llegar a la primera planta de la casa. Aprovecho cuando está a mi lado para tomarla por el brazo, deteniendo su andar.

—¿Te ayudo a subir? —le pregunto, persiguiendo su mirada. Desde que me vio entrar a casa, ha estado evitando verme.

Y sé que, aunque no queramos tener una conversación, ambos debemos hablar lo antes posible.

Hailey aparta su brazo con violencia y me fulmina con sus ojos celestes.

—No, no te necesito —responde en un susurro, sin disimular el desprecio en su tono o en su mirada. Avanza hasta quedar frente la escalera, y aferrándose al barandal, sube escalón por escalón a una lentitud desesperante.

No la culpo. De ser ella, también me odiaría.

Aunque no lo crean, lamento haberle hecho tanto daño. Crecí a su lado, y sí, a veces puede ser insoportable, pero la quiero y me siento como un imbécil por haberla lastimado.

Nunca debí haberme acostado con ella. Me lo repito cada día al despertar y todas las noches antes de ir a dormir. Invitarla a esa fiesta fue la idea más estúpida que he tenido.

"—Gracias por llevarme a la fiesta, Morgan —dijo Hailey, esbozando una amplia sonrisa—. Estaba muuuuuy aburrida en el hotel.

Estaba conduciendo de vuelta al hotel. Acabábamos de dejar una fiesta, la primera de nuestro viaje a Miami. Ambos íbamos con algunas copas encima, pero como yo iba al volante, no tomé mucho.

La que estaba alocada era Hailey.

—No es nada, Jones —aseguré, sintiendo su mirada sobre mí—. Te entiendo, a veces yo también necesito un descanso de Travis.

Ella rio en respuesta.

—Eres maaaaalo —comentó al mismo tiempo que posaba su mano sobre mi cabeza y jugueteaba con mi cabello.

Eso me tomó por sorpresa.

—Jones, ¿qué haces?

—Tienes lindo cabello —respondió, tomando un mechón entre sus dedos y tirando de él con suavidad. Luego soltó mi pelo y arrastró su dedo a mi rostro, acariciando mi mandíbula distraídamente.

Okay, esto ya me estaba poniendo nervioso.

Abrí la boca para preguntarle una vez más qué se suponía que estaba haciendo, pero las palabras se nublaron en mi mente cuando su mano abandonó mi cara y la coló debajo de mi camiseta.

Dios, ayúdame.

—Hailey —la llamé, con la voz un tono más grave de lo usual.

—No estás naaada mal, Morgan —murmuró en tono bobalicón, acariciando mi abdomen, explorando mi torso con su mano helada.

Pisé el freno súbitamente cuando noté que el semáforo frente a nosotros estaba en rojo.

Al detener el carro, escuché una pequeña voz en mi cabeza que decía: "Bueno Trev, ella claramente perdió la cabeza, así que te toca ser la persona responsable y..."

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora