17. Cien Kilos de Rábanos

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Emma

Travis me oculta algo.

Desde que lo vi cuando salí de mi primera clase ha estado ido, como si estuviera en modo avión o algo así. No escuchaba ni una palabra y solo hablaba si era necesario, lo cual me preocupa, porque normalmente Travis habla hasta por los codos.

Le pregunté a Hailey si sabía qué lo tiene tan ensimismado, pero ella tampoco tiene idea. Así que aquí estoy, esperando a que mi novio salga de la escuela para averiguar qué le ocurre. Solo espero que sea lo que sea, no resulte tan grave.

Diviso su cabellera castaña y me acerco a él.

—Hola amor —lo saludo sonriente.
Voltea a mirarme, pero no me ve en realidad. Al parecer eso que lo atormentaba hace unas horas aún lo acecha.

Trav deja un corto beso sobre mis labios y me saluda de regreso.

—¿Cómo estuvo tu día? ¿Nada nuevo? —pregunto cautelosa, tratando de indagar sin levantar sospechas.

—No —se limita a contestar. Lo insto a continuar y, algo nervioso, prosigue—. Ya sabes, tuve mi examen a primera hora y el resto del día fue... Normal.

Ay Travito, ¿qué no me estás diciendo?

Por más que trato de dar con una razón por la cual Travis no actúe como lo hace normalmente, no encuentro nada. No puede ser algo de la escuela porque no estaría tan serio... ¿Será algo sobre su familia? Me dijo que habló con Trevor hace poco, y la relación entre ellos nunca fue muy buena que digamos. O tal vez...

¿Y si tiene algo que ver con Hailey?

Como si la hubiera llamado con el pensamiento, nuestra amiga aparece detrás de nosotros. A pesar de que parecía un zombie hace cinco horas, ahora luce una gran sonrisa.

—Buenas tardes amiguitos —dice al mismo tiempo que nos atrae a Trav y a mí en un abrazo—. Tengo una propuesta que hacerles.

Hais espera a que Travis diga una de sus respuestas tontas, pero al darse cuenta de que ni siquiera escuchó lo que dijo, ella frunce el ceño.

—¿Y a este qué mosca lo picó? —me pregunta intrigada.

Al parecer esas palabras lo traen de vuelta a la realidad, porque niega con la cabeza, como si estuviera tratando de despejar su mente, y responde:

—Tarada, las moscas no pueden picar. Y luego el que mastica agua soy yo.

En realidad es una respuesta tonta, pero es tan propia de él que me siento aliviada al escucharlo.

Suelto una risa tonta, que poco a poco pasa a ser una carcajada. Hailey y Travis se ríen conmigo y seguro que quienes nos ven desde lejos pensarán que somos unos locos que se escaparon del manicomio, pero es lo último que nos importa en este momento.

Por un instante dejamos de preocuparnos sobre bebés inesperados, sucios secretos o drama adolescente y volvemos a ser unos niños que se ríen de cosas sin sentido.

Desearía que tuvieramos más momentos como este y que las cosas volvieran a la normalidad. Que esas malditas vacaciones en Miami no se hubieran dado, o que Hailey hubiese tomado mejores decisiones. Pero las cosas no son así.

Hailey está embarazada de Embi, todos creen que es de Travis y la única persona que sabe la verdad soy yo.

Nuestras risas se van apagando.

Volvemos al presente acompañados de un silencio que no sé cómo interpretar. No es del todo incómodo, pero nadie sabe cómo romperlo tampoco.

Finalmente es Hailey quien decide tomar la palabra, diciendo:

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora