27. Bebé Trailey

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Travis

—Se sincera —le digo a Hailey durante el almuerzo—. ¿Usaste el regalo que te di?

Pasaron dos semanas desde el día de año nuevo, y las cosas han estado... normales. Las clases empezaron de nuevo, y el nuevo reto ya no es ocultar la verdad sobre el padre de Embi, sino la barriga de Hais. Cada vez es más difícil para ella disimular la panza con sweaters.

Ahora nos encontramos en la cafetería. Emma está sentada frente a mí y Hailey se encuentra a su lado, mientras juguetea con su ensalada.

La pelinegra me mira mal.

—Cada vez que menciones algo sobre tu regalito, voy a ignorarte —sentencia en un susurro, para que nadie que no esté en nuestra mesa pueda escucharla.

—¿Entonces es un sí? —insisto un poco más.

—Emma, ¿te gustaron los cupcakes? —le pregunta a mi novia, haciendo como que yo no había dicho nada.

—¡Estaban riquísimos! —exclama Em, y se gira hacia Hailey—. Los hiciste tú, ¿cierto?

Hailey fue bendecida por los dioses culinarios y tiene el talento más asombroso que existe: sabe cocinar. Y no hablo sobre cocinar y ya, porque eso lo hace cualquiera. Mi amiga embarazada sabe cocinar como el ratón de Ratatouille, si no es que mejor.

Desde siempre ha sido su pasatiempo: si está aburrida, usa todos los ingredientes en la cocina y prepara el platillo más exquisito del mundo. Cuando está nerviosa o muy feliz, entra a la cocina y no sale a menos de que tenga una bandeja de algún postre lista. Y claro, quien se beneficia de todo eso soy yo, ya que vivo junto a su casa.

Si lo ven desde cierto punto de vista, incluso podría decirse que fuimos hechos el uno para el otro: Hailey cocina cantidades exageradas de comida, y yo degusto todo con mi paladar refinado y estómago vacío.

—¡Sí! Tenía tanto tiempo sin cocinar —contesta Hais, esbozando una gran sonrisa.

—A Barry y a mí nos hacía falta tu comida —intervengo yo, haciendo un mohín con mis labios.

Hailey se detiene para mirar mis labios por un microsegundo, tan rápido, que casi no me doy cuenta.

—¿Y Barry es...? —cuestiona ella, mirándome a los ojos tras ojear mi boca disimuladamente.

—Mi barriga.

Emma, quien estaba tomando un trago de su botella de agua, se atraganta con ella al escuchar mi respuesta.

—¿Así que le pones nombres a las partes de tu cuerpo? —inquiere mi rubia, extrañada.

—¡Por supuesto que si! —respondo con obviedad—. Mis pies son Tom y Tim, mis piernas son las gemelas Delgado y si quieres conocer a Penny...

—¡Dios! ¿Por qué todo tiene que ser sexual contigo, Trav? —se queja Hailey, apartando su bandeja a un lado—. Hasta se me quitó el apetito.

Bueno, como dicen por ahí, la desgracia de unos es la buena fortuna de otros ¿O era al revés? Bah, qué importa, ¡comida gratis!

Como a mí me han enseñado que la comida nunca se debe desperdiciar, alargo mi brazo hacia la bandeja de Hailey y la atraigo hacia mí. Ya saben, para que no se pierda.

—Y para tu información, Penny es mi apéndice, pervertida. Lee la Biblia y purifícate.

Hailey rueda sus ojos en respuesta y abre su boca para decir algo, cuando una melodía la interrumpe. La melodía proviene de mi teléfono, anunciando que me acaba de llegar un mensaje.

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora