2. Número Desconocido

1.8K 151 141
                                    

Travis

Estoy a punto de volverme loco.

No pude pegar un ojo en toda la maldita noche. No se hacen una idea de lo difícil que es para mí no dormir; por amor a Cristo, ¡duermo más de doce horas al día, ¿se imaginan cómo me siento?! No puedo con mi vida.

La razón de mi desvelo fue nada más y nada menos que un video. No, no era porno; ojalá. Eso me hubiera dejado dormir tranquilo por lo menos.

Pero primero les diré lo que pasó antes de eso. Hailey y yo decidimos que lo mejor era decirle a mis padres lo de "nuestro bebé", ya que somos vecinos, y pensamos que era mejor que se enteraran por nosotros que por los señores Jones. Así que vinimos a mi casa, les contamos las mismas mentiras que yo solté en su casa, y a pesar de que no les gustó mucho la noticia, lo aceptaron.

Luego de que Hais volviera a su casa, cené y me acosté a dormir, pero no lo hice porque mi teléfono vibró, avisándome que me había llegado un mensaje. Aunque tenía muchas ganas de dormir, estiré la mano para alcanzarlo y saber quién osaba sacarme de mi sueño por segunda vez en el día.

Cuando encendí la pantalla, veo que un número desconocido me envió un video. Como el gato curioso que soy, en vez de bloquear el número, decidí abrir el video. Mala desición.

Al ver los primeros segundos de la grabación supe que se trataba de una fiesta: la música a todo volumen, las luces de distintos colores y la multitud de gente bailando me dieron un indicio. Sin embargo, el lugar se me hacía bastante conocido. Pasados unos segundos me di cuenta del porqué.

La cámara me estaba enfocando a mí en la fiesta. Pero no estaba solo.

Hailey estaba junto a mí. Mucho.

Y no estábamos hablando, o bailando, ni peleando; no señor. Nos estábamos besando.

BESÁNDONOS CON LENGUA. Y ME ESTABA AGARRANDO LAS NALGAS.

Les juro por Dios que amo a Emma, pero en el video parece que me lo estaba pasando en grande con Hailey. Y la peor parte de todo es que no recuerdo nada sobre esa escena. Nada nadita. Estoy en blanco. Es como si esa noche no existiera en mi memoria, como si nunca hubiera ocurrido en realidad.

Sin embargo, en mi teléfono tengo todas las pruebas que necesito para saber que eso sí ocurrió. Ah, y no les dije la mejor parte: resulta que luego de besarnos por lo que se sintieron unos largos y tortuosos segundos, se ve claramente el momento en el que Hailey toma mi mano y nos dirige a otro lado. Solo Dios sabe lo que pasó después, porque el video acaba ahí.

El hecho de haberme besado con Hailey y no recordar nada ya es bastante malo, pero lo que me dio vueltas en la cabeza toda la noche fue el mensaje que me llegó junto con el video.

Número desconocido: Felicidades papá

¿QUÉ DEMONIOS SIGNIFICA ESO?, ¿Ese desconocido quiere decir que el bebé de Hais es mío de verdad? ¿Hailey sabrá lo que pasó esa noche?; si lo sabe, ¿por qué no me dijo nada?

Esto me tiene mal, muy mal.

Aparto la cobija y me levanto de una buena vez. Dios, la cabeza me da vueltas. Bajo las escaleras lentamente y llego a la cocina, siguiendo el aroma que proviene de ella.

Ah, huevos fritos. Si dormir no me sirvió, comer definitivamente es la solución a todos mis problemas.

Abro la puerta y lo primero que veo es a Trina, mi hermana de doce años. Estaba hablando con mamá, pero apenas entro en la cocina, interrumpe lo que estaba diciendo para exclamar:

—¿¡Seré tía!?

Exhalo pesadamente. No pudo escoger mejor tema para empezar la conversación. Me siento a su lado y tomo una rebanada de pan para acompañarla con mi desayuno.

—Sí Tri, vas a ser tía —giro mis ojos mientras le respondo. Muerdo un pedazo de pan junto con el huevo.

—¡No puedo creerlo! Siempre pensé que Trevor sería el primero en embarazar a alguna chica, pero da igual —comenta al mismo tiempo que se encoge de hombros—. Ma, ¿van a castigarlo por haberse tirado a Hais?

Al escuchar la última parte, me atraganto con el bocado de comida que estaba masticando y empiezo a toser con fuerza.

—¡Trina Josefina Morgan! —la reprende mamá con voz severa.

—¿Qué? —murmura de forma inocente.

Esta niña hará que me de un infarto un día de estos, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

—¿Sabes qué, mamá? Como que ya se me quitó el apetito —Aparto el plato frente a mí. Tal parece que tendré que buscar otra forma de olvidar el asunto sobre Hailey y yo. Asco.

Mientras mi madre trata de no reírse, alguien toca el timbre de la casa.

Suelto un quejido y voy hacia la puerta. Abro la puerta, y me encuentro con la causa de mi insomnio: Hailey Jones. Mi mañana va de bien en mejor.

Por lo menos no me veo tan mal como ella: lleva puestos unos lentes de sol que hacen el fallido intento de cubrir sus ojeras —que se ven peor que ayer—, y no sé si son cosas mías, pero creo que aún está usando su pantalón de pijama.

Tal parece que no fui el único que se levantó con el pie izquierdo hoy.

—¿Estás listo? —es todo lo que obtengo por saludo.

Hoy vamos a visitar a Emma para explicarle nuestra situación actual. Deben estarse preguntando: ¿ir a casa de Emma no es como meterse en la boca del lobo? Pues sí. Lo más probable es que se enoje con ambos y no nos hable nunca jamás, pero no pierdo nada con intentar. Claro, nada además de mi novia y estabilidad emocional; no es gran cosa.

Volviendo a la conversación, dejo de mirar a la pelinegra para darle un vistazo a mi outfit: una sudadera de Bob Esponja, pantaloncillos rosados y medias.

—Oh, por supuesto. ¿No quieres tomarme una foto y subirla a Instagram antes de irnos? —digo sarcásticamente. Hais me responde sacándome la madre—. Ay, que lindo gesto, ¿qué significa en sordo-mudo?

Ella me brinda una sonrisa falsa y responde:

—Travis Francis Morgan, si no estás listo en tres minutos lo vas a lamentar.

Debo admitir que a pesar de que seamos amigos, le tengo un poquito de miedo a Hailey. Por eso pongo a un lado mi incomodidad hacia ella y no me lo pienso dos veces cuando salgo corriendo hacia las escaleras para ponerme algo decente y cepillarme los dientes.

Me alisto lo más rápido posible y cuando bajo las escaleras de nuevo, Hailey se encuentra sentada en el sofá junto a Trina. Mi hermana está hablando hasta por los codos, como siempre.

—Y le pregunté a mamá si no castigaría a Trav por haberse acostado contigo, y me castigó a mí.

—Porque dijiste "por haberse tirado a Hais" —le explico.

—Vaya, me pregunto de dónde lo habrá aprendido —pregunta mi amiga de forma retórica, mirándome fijamente.

—Supongo que nunca lo sabremos —comento y me encojo de hombros—. Además, ella no debería repetir lo que yo digo. Sabe muy bien que no soy un buen ejemplo.

Hailey rueda sus ojos azules y niega con la cabeza, regañándome mentalmente.

—Travito, recuerda llamar a Trevor para darle la noticia —dice mi madre desde la cocina.

—¿Todavía no le has dicho nada, Travito? —cuestiona Hailey con un tono burlón al llamarme por el apodo de mi madre.

Trevor es mi hermano mayor, está en su segundo año de universidad y es un idiota. No le he hablado sobre "nuestro bebé" porque preferiría no hacerlo. Es mi hermano y lo quiero, pero lo más seguro es que se mofe de mí y preferiría postergarlo lo más que pueda.

Como quiero evitar esta conversación a toda costa, hago lo que mejor se me da: cambiar de tema drásticamente.

—Bueno, será mejor que nos vayamos —digo para zanjar el tema. Tiro del brazo de Hailey para que se levante del sofá, y añado, más para mí que para el resto—. Emma nos está esperando.

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora