37. A la Mierda

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Emma

—Trav, iré a dejar mis cosas arriba —se excusa Trevor, señalando con la cabeza las escaleras.

Sin esperar respuesta de parte de Travy, toma su equipaje y se dirige al piso superior más rápido de lo necesario.

Intercambio una mirada con Jayden, y con ese gesto lo decimos todo. Va a hablar con Hailey.

Mi novio, quien es más ciego que un topo, se encoge de hombros y da media vuelta para volver a la sala. Pero antes de que se acerque, camino hacia él dando largas zancadas.

Al verme, los ojos se le salen de sus órbitas. Probablemente estoy echando humo por las orejas, pero me trae sin cuidado. Tengo que regañarlo antes de que cometa alguna locura. Bueno, otra locura.

Cuando estoy junto a él, tomo su brazo para acercarnos un poco más a la puerta principal, poniendo la mayor distancia posible entre los muchachos en la sala y nosotros.

—Travis, ¿se puede saber qué clase de baby shower es este? —pregunto con sarcasmo.

Travis mira hacia ambos lados, confundido.

—¿Me hablas a mí?

—¡Deja de fingir demencia y respóndeme, maldita sea! —exijo en voz baja, estrellando mi mano contra su brazo.

—¡Auch! No me maltrates —se queja, sobándose la zona donde recibió el golpe—. A ver, esta fiesta es para la bebé, ¿no? Y esos chicos deberían ser los más interesados en el embarazo.

Suspiro con pesadez y me llevo una uña a la boca, mordisqueándola con nerviosismo.

En el corto lapso de tiempo que tuve para hablar con Jayden, sacamos una conclusión: debemos evitar que Travis suba al piso superior a como de lugar. Si se le ocurre subir las escaleras y escucha lo que sea que estén diciendo allá arriba...

Nop. Él no puede subir bajo ninguna circunstancia.

—Bueno, entonces no los dejes esperando —comento, haciendo un gesto con la cabeza hacia la sala—. Ve con tus invitados y cuéntales todo.

Travis esboza una amplia sonrisa y sus ojos se iluminan, como si le hubiera dicho que se sacó la lotería. Pero luego frunce el ceño, y su alegría decrece.

—No puedo, se supone que Hailey tiene que hacerlo —refuta, aplanando los labios—. Creo que voy a sacarla del baño para...

—¡No! —exclamo más agudo de lo que pretendo.

Trav se gira para verme, confundido.

—Sé que está embarazada y sus esfínteres no funcionan como deberían, pero como tú misma lo dijiste, los invitados...

—Los invitados esperarán por ella —aseguro. Entrelazo mi brazo con el suyo y nos dirijo a la sala, dejando atrás las escaleras que podrían llevarnos a nuestra perdición—. Pero estoy segura de que habrá otra cosa que debes contarles, no lo sé...

Dejo la frase en el aire, esperando que él la termine por mí.

Y casi como si lo hubiéramos ensayado, el semblante de Travis se ilumina mientras alza ambas cejas.

—¡Cierto! —Me da la razón. Toma mi rostro entre sus manos y deposita un tierno beso sobre mi frente antes de decir—. Amor, no sé qué haría sin ti.

Me quedo parada en mi lugar, conmovida por sus palabras, mientras él se detiene en el centro de la sala para captar la atención de los muchachos.

Travis se aclara la garganta, añadiéndole dramatismo a la escena.

—Caballeros, los he convocado aquí para que Hailey nos cuente la verdad de una vez por todas —empieza a decir el castaño, dando vueltas alrededor de la sala a medida que habla—. Pero mientras tanto, creo que es importante que hablemos sobre un tema igual de importante que el embarazo de Hais. Emma, márcale a la policía, por favor, y diles que vengan de inmediato.

Padre de Mentira [COMPLETA] (FDM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora