✔️FORTY-SIX

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|| Nunca Sabes Lo Que Tienes Hasta Que Lo Quiere Otro... ||

JiMin se hallaba a mi costado, sus ojos miraban los míos, ya no había rastros de rabia o cólera que había visto minutos atrás, ahora solo estaban los ojos de aquel chico que me ayudó con el miedo a los aviones, la tensión de arrogancia había desaparecido formando un ambiente normal y tranquilo, no quería responder a lo que había dicho, pero debía hacerlo.

— Lo sé, JiMin. Yo en realidad hubiera deseado que fuera diferente y no haberte apartado de mi vida. — Hable con sinceridad.

— Ya no lo hagas, — JiMin corto el espacio que nos separaba y agarro mi mentón para que no quitara mis ojos de los suyos— Retornemos a lo que éramos antes de todo esto, no importa lo dificultoso que sea solo intentémoslo, en verdad siento que me falta algo si no estás a mi lado.

— JiMin...

— No, escúchame, Min Young. No te quiero lejos de mi vida. Siento algo por ti que me tiene muy confundido, enserio no sé cómo definirlo. — Me quede totalmente atontada por lo que terminaba de decir JiMin. Él sentía algo por mí... Era casi imposible de creer. — Sé que estamos pasando por algo difícil como lo dije, y tal vez te sientas desilusionada por lo que ocurro, pero créeme que me sentó igual, Min Young...

— JiMin, no podemos estar juntos. Nos haremos daño...

— Daño ya me lo estas asiendo si te apartas de mi... Es que acaso no piensas en lo mal que me haces sentir. Escucha probablemente estés enamorada del idiota de tu amigo, pero créeme que no consentiré que alguien más te tenga.

Las imágenes y los acontecimientos que habían ocurrido con TaeHyung volvieron a mí y me atormentaron porque me di cuenta que jugaba con dos personas a quienes quería. Me di cuenta que solo había visto mi dolor y no pensé en lo mal que se pudo estar sintiendo JiMin con todo esto, sin duda, era una egoísta por solo pensar en mí.

— Se lo que paso ayer con TaeHyung en tu habitación — Su tono de voz se transformó serio.

Me puse totalmente pálida y tan solo respirar hacía que le ahogara, mi corazón palpitaba como si se fuera salir... Él lo sabía, ¿Cómo se había enterado? ¿Lo había escuchado todo?

— ¿Cómo...?

— Iba a pedirte disculpas y escuche demás. Pero está bien, Min Young. No me debías nada y no tengo porque protestar. Te confeso que quería matarlo por ponerte las manos encima, pero no lo hice. No podía cometer el mismo error dos veces...Además me di cuenta que no quería que nadie más te tenga. — Dijo lo último casi inaudible.

— JiMin...

— Por favor, Min Young. Dame una oportunidad de que todo cambie, no quiero perderte enserio. Esta vez no van a ver más deslices o cosas que no quieras que acontezcan, simplemente dame una oportunidad más.

—...Está bien, Park.

Tal vez no era tan tarde para recomenzar nuestra amistad, sabía que sería delicado pero no imposible, esta vez sería distinto estaba segura de ello, los dos salvaríamos esto, siempre solucionaríamos lo que nos depararía y nos daremos la oportunidad de conocernos mejor. Continuamos dialogando de varias cosas pero no topamos los temas que nos llegarán a incomodar. Luego de ver el mar decidimos regresar a dónde estaba Seok Jin y Minnie...

Narra JiMin

La vi terminar de echarse crema solar, se tumbó en aquella toalla que había puesto en la arena y saco un libro de su bolso. La mire entretenido. El poco tiempo que la había conocido siempre sacaba un libro de su bolso, ya sea en el instituto o en cualquier lugar posible. No preste atención tanto a mis gustos literarios que no tenían nada que ver con ella, estaba claro. Seguí mirándola disimuladamente interrogándome que era lo que poseía que hacía que me actuase de una manera completamente distinta... ¿Eran sus ojos rasgados, pacíficos y a la vez reflejo de un carácter inflexible que sacaba de quicio a cualquiera? ¿Era acaso sus hoyuelos que cada vez que sacaba una sonrisa daba un aire inocente y sexi a la vez? No tenía ni idea, pero en cuanto elevo los ojos de la lectura y los clavo en los míos, el escalofrió que sentí por todo el cuerpo me hizo darme cuenta de que si no tenía cuidado iba a terminar tan increíblemente idiotizado como YoonGi y sus mandarinas.

— Metete conmigo en el agua — Le invité estirando el brazo y quitándole el libro de las manos. Me miro con mala cara.

— ¿Para qué? — Sonreí divertido.

— Se me imaginan un par de cosas... — Se sonrojo sin poder evitarlo— Como nadar, buscar cangrejitos... ¿A qué creías que me refería, bonita? — Dije divirtiéndome a su costa.

— Eres un idiota, y no voy a ir al agua contigo, dame mi libro— Me ordeno tendiéndome la mano. Se la cogí y tire de ella con fuerza.

— Ya leerás cuando seas anciana. Vamos.

Al principio se resistió, pero la cogí en brazos y la lleve hasta la orilla.

— ¡Bájame, Park! — Grito moviéndose como una medusa.

Lo hice, soltándola en el agua y riéndome cuando salió nadando como un pececito. Vino a por mí y me pase los siguientes diez minutos haciéndole ahogadillas y riéndome a carcajadas.

La tarde paso sin acontecimientos. Confirmé que si mantenía las manos apartadas de Min Young ella se relajaba y era capaz de divertirse conmigo como era antes de que pasara aquellos hechos. Habíamos pasado un buen rato en la playa, bebiendo y disfrutando de las aguas cristalinas. Me había quedado dormido en la toalla de YoonGi, en uno de los intervalos en los que todos desaparecieron para hacer Dios sabe que, y cuando abrí los ojos una hora después y me volví hacia Min Young vi que no estaba. Comencé a buscarla por las orilla o en el mar. No estaba en ninguna parte. Entonces la escuche reírse. Me volví hacia mi izquierda, en donde un grupo de chicos que jugaban vóley playa. Allí estaba Min Young, con su traje de baño de dos partes y sus pantalones diminutos.

Estaba jugando con ellos y la mayoría se la comía con los ojos cuando saltaba y golpeaba el balón. La mayoría era mucho más altos que ella, por lo menos una cabeza más, y estaban en muy buena forma. Sentí como la cólera me irrumpía cuando uno de ellos la abrazo y la hizo girar por los aires después de que ella marcase un punto. Era como si lo conociera para tener aquella confianza.

¡Maldita sea! Me fui hacia ellos pisando fuerte. No sabía que pretendía pero estaba cegado por el enojo. Entonces ella me miro y me ofreció una sonrisa que paralizo mis pensamientos y mi cuerpo. Estaba alegre... Muy alegre.

— ¡JiMin no vas a creer a quien volví a ver! — Me grito al tiempo que le tendía el balón a uno de sus nuevos o conocidos amigos y corría a reunirse conmigo.

Tenía las mejillas coloradas por el sol y el ejercicio, y sus ojos brillaban con emoción.

— JiMin. JungKook, está aquí...

ᴘʀoмιsᴇs нᴀʟʟ || втѕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora