ʜᴀᴢᴍᴇ sᴏɴʀᴇɪ́ʀ

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Cerré los ojos y suspiré.

- ¿Hermana?- abrí los ojos y centré mi vista en aquel chico.

- Desaparezcan antes de que llame a la policía- mi voz era arbitraria y pareció dar resultado. Los matones inmediatamente salieron corriendo y yo me giré hacia Haechan.

- ¿Cuánto llevan molestándote?- acurruqué en mis manos el rostro del menor.

- Unos días.

Abracé al chico y volvimos a casa en silencio, Haechan no soltaba mi mano y podía notarle temblar un poco. Al llegar a la puerta me paré y miré al menor.

- Hyuck, está todo bien- me acerqué a él- te lo juro.

- Gracias.

Abrí la puerta de casa y entramos, en el salón estaba Jeno sentado en el sillón. Tenía su teléfono en sus manos y seguía con el pijama.

-¿Están bien?- se levantó rápidamente y miró a Haechan.

- Él más o menos- miré la mano de Hyuck y la solté para que fuera con Jeno- iré a dejar esto a la cocina. 

Salí del salón dejando a los dos amigos juntos y entré al sitio que había dicho, dejando en la encimera las bolsas y cubriendo mi rostro con las manos. Suspiré y decidí dejar eso ahí para poder subir a hablar con Yuta y Taeyong. Subí las escaleras en silencio y entré a mi cuarto, me encontré ahí dentro a mis dos amigos.

Taeyong estaba sentado en la cama mirando al techo y Yuta en el suelo haciendo exactamente lo mismo. Los dos me miraron al escuchar el leve ruido que hizo la puerta al abrirse.

- ¿Qué tal?- Taeyong se puso recto.

- Estaban acosando a Haechan unos matones- sentí mis ojos arder pero apreté mis manos intentando controlarlo- le llamaban llorica... no sé donde lo conocieron... - caminé hasta mi escritorio y me senté en la silla- yo dije... les dije que Haechan era mi hermano y que se alejaran.

Bajé la mirada cubriendo mi cara con las palmas de mis manos para así ocultar las pistas que daban mis ojos de un posible llanto. La habitación estaba en silencio, empezó a agobiarme la ausencia de ruido, quiero escuchar a alguien hacer algo. Necesito escuchar a Jaemin en la otra habitación jugando a algún juego, el sonido de su música... algo, pasos; su voz; que me pregunte cualquier cosa... no me importa el que, pero necesito escuchar un ruido.

Sentí que aquel silencio empezaba a rodearme y que todo a mi alrededor empezaba a comprimirse, no pude sentir la presencia de nadie más en la habitación. El vacío sonoro me estaba consumiendo, de pronto empecé a escuchar el sonido de los latidos de mi corazón, pero no era gratificante, era agobiante, me estaba haciendo sentir peor. Llevé mis manos a mis orejas y las cubrí tratando de dejar de escuchar aquel sonido.

Un brazo me tocó y me hizo salir de aquel trance, asustada enfoqué la mirada y vi que era Yuta quien se había aproximado a mí.

- ¿Daram?

Cerré los ojos para no llorar, no había ninguna razón para llorar, pero sentía una tristeza invadir mi interior.

-Le echo tanto de menos- susurré.

Después de eso todo se volvió negro.

Se hizo silencio, ya no escuchaba los latidos de mi corazón, tampoco sentía el tacto del brazo de Yuta- ni le veía- estaba todo negro, no había nada. No sé cuanto pasó, pero después de lo que pareció un segundo comencé a escuchar una voz. Era familiar.

Era la voz de Nana, estaba casi segura, intenté abrir los ojos o moverme pero mi cuerpo no respondió. Cada vez era más cercana.

- Daram... Daram...