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POV Taeyong

El médico nos dejó pasar a la habitación. Habían dos enfermeras haciendo algo en la camilla de Daram, pero al vernos entrar hicieron una reverencia y salieron.

Nos acercamos a Daram y Jeno se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla. Sostuve la mano de Daram y miré su rostro. Estaba muy pálida, sus labios carecían de color y estaban agrietados. La mano no ejercía ningún tipo de fuerza, era como sostener la mano de un...

Tragué saliva. No debía romperme, no delante de Jeno. No podía permitirme volver a ser preso del miedo y del pánico. No debí dar los golpes en la puerta ni abrir a patadas, no debí llorar desconsoladamente sosteniendo el cuerpo débil de Daram. Debí haber mantenido la calma, haber abierto la puerta de forma menos agresiva e impulsiva. Debí llamar yo a la policía y evitarles a Jeno y Donghyuck observar la escena.

Mis padres no están en un viaje de trabajo, están aprisionados en otro país sin la opción de volver debido a unos problemas con sus papeles. Poco a poco nos quedamos sin dinero guardado en casa y les han congelado las cuentas bancarias. Jeno no podía saber todo esto, claro está, ni Daram, ni Hyuck... ni Yuta. Tengo miedo de que pueda pasar, pero lo tengo más de enfrentarme a ello sin ella.

Realmente no quiero ponerme en esa situación, sin Daram, sin Nana... no podría.

Este último año fue el más duro de mi vida. Ver a Daram todos los días a lo lejos, con la mirada perdida, llorando a escondidas, mordiendo sus uñas y rascando su antebrazo ansiosa por su hermano. Todas las mañanas me despedía de Jeno si llegábamos antes que ellos, me escondía detrás de un árbol y observaba a los dos hermanos. Fui testigo de como el pequeño Jaemin decaía, cada día era peor, llegaba con más ojeras, sus brazos estaban más delgados, sus ojos dejaban caer lágrimas, temblaba... me quemaba por dentro.

Trataba de evitar que Yuta lo viera. El japonés estaba totalmente roto. Todos las mañanas llegaba con las mismas marcas bajo los ojos. Todas las tardes tenía que ir a buscarle porque se había metido en una pelea después de haber salido un rato a "despejarse y tomar aire", todos los findes de semana me llamaban en un local distinto para que fuera a recogerle, aún cuando no había cumplido su mayoría de edad el japonés conseguía beber.

Yuta parecía un adulto que tenía su vida perdida. Es solo un adolescente acabando la secundaria, no tenía que pasar por esto. Para Yuta ver a Daram mal hubiera sido un incentivo para perder el control. 

Pero desde que retomamos el contacto con ella todo mejoró. Yuta dejó de salir los findes y poco a poco no tenía peleas con nadie. El chico siempre tenía ese aspecto frío, serio, decidido, confiado... pero era una mentira, Yuta fingía ser fuerte.

Jeno me contaba todo lo que sabía de los hermanos Na. Cada tarde iba a su cuarto y me sentaba en la cama mientras él me contaba desde su mesa de estudio.

Giré mi rostro hacia Jeno quien retenía las lágrimas. Me sentí fatal de verle llorar... de ver llorar a mi pequeño hermano.

Solté la mano de Daram, sintiendo un vacío por ello, y abracé a Jeno quien se largó a llorar nada más ser rodeado por mis brazos. Era un chico fuerte, espléndido y ejemplar. De pronto sentí las ganas de regresar en el tiempo hasta hace dos años. Con Johnny vivo, Jaemin jugando con Jeno y Donghyuck, Daram sonriendo todo el rato. Aún cuando tenía abrazado a mi hermano sentí que necesitaba cariño. No era el de Daram, el de Johnny, el de Yuta, el de Hyuck o el de Jeno.  Ojalá mamá estuviera conmigo. Ella rodearía con los brazos a Jeno y me daría un beso en la mejilla prometiéndome que todo iría bien. Ella habría consolado a Daram y le hubiera ayudado a evitar esto. Mamá hubiera discutido con los padres de Daram. Estoy segura que si mi madre hubiera llegado a estar el día de la muerte de Jaemin, no habría pasado.

El día que conocí a Daram fue gracias a ella. Mi madre siempre ha sido una persona de luz, cariñosa y protectora. Con ella no tenía que ponerme una máscara y ser fuerte. Ella me permitía romperme y luego me reconstruía.

Jeno se tranquilizó y me alejé de su cuerpo para darle un beso en los labios a Daram, luego saqué al menor de esa sala. El frío de la calle chocó con mi cuerpo devolviéndome a la realidad. Busqué con la mirada un taxi y una vez estaba dentro de él con Jeno pude respirar normal. Llegamos a casa y simplemente comimos ramen instantáneo antes de subir a mi cama y sin querer quedarnos dormidos como cuando Jeno era un bebé o un infante y le leía un cuento antes de dormir. Desperté con el cuerpo contrario abrazado a uno de mis brazos y su pierna encima de mi cuerpo. Sonreí levemente al encontrarle cierto parecido con un koala aferrándose al árbol en el que descansa. Sin despertar al menor, me deshice de su agarre y miré el reloj. Abrí los ojos al notar que faltaban quince minutos para que sonara la alarma. Froté con fuerza mi rostro con las palmas de mis manos y desactivé la alarma para que no molestara a Jeno.

Me puse el uniforme y bajé a preparar el desayuno. Sentí mi respiración volverse más pesada al abrir la despensa y ver que quedaba poca comida. Hice memoria del dinero que me quedaba y los latidos de mi corazón se detuvieron por un segundo. Terminé de prepararle el desayuno a Jeno y subí a despertarle. 

Me senté a su lado y acaricié el hombro de Jeno, viendo que por fin tenía una expresión calmada. Sin quererlo realmente, susurré en su oído su nombre y le moví levemente hasta que despertó poco a poco. Me entristeció ver que dos segundos después de abrir sus ojos la expresión de tensión volvió.

- Vamos, el desayuno está. 

Jeno nunca fue de buen despertar. El chico frunció el ceño y cerró los ojos. Sonreí sin poder evitarlo, le sujeté sobre mi hombro recibiendo alguna queja y le llevé hasta la cocina.

- No era necesario, Hyung- se quejó.

- Sonríe, necesito ver tu sonrisa una vez por lo menos- le pedí. Jeno me miró detenidamente durante un instante, para después mover las esquinas de sus labios en una sonrisa sincera. Sus ojos se ocultaron gracias a la curvatura de su párpado inferior y me conmovió que pudiera hacerlo- gracias, desayuna tranquilo.

Asintió y comimos. Era extraño, estar los dos en silencio, me había acostumbrado durante unos días a tener a Daram al lado. Jeno se vistió y salimos de casa con tiempo suficiente, como me gustaba.

ʜᴀᴢᴍᴇ sᴏɴʀᴇɪ́ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora