*✿❀ 𝟚𝟛 ❀✿*

38 3 5
                                    

Taeyong necesitó una hora para curarme, yo estaba totalmente paralizada, tanto que Taeyong tuvo que despertar a Yuta y pedirle ayuda para poder moverme según lo que él necesitara. Tristemente Jeno y Hyuck también lo hicieron, a pesar de que lo único que pude decir fuera que ellos no debían verlo. Era realmente inevitable que los menores fueran conscientes de la situación, ya que sí o sí verían las vendas. Una vez no quedaba rastro del líquido carmín ni en mi cuerpo ni en el suelo, Yuta y los dos menores volvieron a sus camas.

Taeyong me llevó a la nuestra y me dejó en ella. Él volvió al baño y lo cerró con llave, metiéndola luego en su bolsillo.

- Cuando necesites ir al baño, despiértame.

Me sentí avergonzada por aquella situación, al final parecía una niña pequeña que no podía ser dejada sola en un cuarto porque haría algo malo o peligroso. Tae se acostó en la cama y me acercó por la cintura a él, teniendo cuidado de no rozar ninguna de las zonas que yo había machacado. Empecé a llorar y no por Nana o Johnny. Lloraba de vergüenza, estaba tan avergonzada de lo que acababa de pasar. Me escondí en su cuello, que era lo más cercano a mi rostro, para no tener que hacer contacto visual con él. Preferiría salir corriendo a quedarme ahí, pero el sujetaba mi cintura evitando que me alejara.

Una de sus manos fue hasta mi pelo y comenzó a dar caricias en él. Taeyong no estaba enfadado ni asqueado, ni disgustado. Estaba dispuesto a quedarse a mi lado, hiciera lo que hiciera. Eso me hizo llorar mas, le tengo a él pero igualmente me siento sola. Aún teniendo a los cuatro chicos, siento que ya no es suficiente porque el que no está es Jaemin. Por primera vez sentí rabia, por la decisión de Nana, la de irse, dejarme sola, abandonarme. Pero no podía enfadarme, él solo quería huir como yo quiero ahora, lo cual me lleva a una conclusión; yo podría seguir su ejemplo y encontrarme con él.

La luz que desprendía el sol se colaba por las ventanas, no había pegado ojo pero no tenía sueño. Taeyong sin embargo si estaba dormido, eso sí, sin soltarme. Me alejé de su cuello y observé su rostro, se veía tranquilo. Dormir siempre es tranquilizante.

Medité sobre como debería despertarlo, pero una idea me convenció nada más imaginarla. Acerqué mis labios a los suyos y los presioné levemente, despacio y sin ser brusca. Durante varios segundos me quedé quieta sin saber si debía hace algo más, pero Taeyong respondió moviendo sus labios contra los míos y llevando una de sus manos a mi rostro. Su boca se arqueó un poco formando una sonrisa, sin deshacer el beso. 

Después de varios minutos, nos levantamos y teníamos pensado bajar a desayunar, pero al mirarme en el espejo de mi tocador vi que las vendas ya no eran blancas.

- Daram, deberías darte una ducha para limpiar la sangre- Tae se acercó y me susurró esto, tomándome de la mano y llevándome al baño- no quiero dejarte sola en el baño... no miraré- se dió la vuelta hacia la pared.

No sería la primera vez que me duchaba con él en mi cuarto o en el baño mirando a la pared, así que me desnudé y me metí en la ducha, abrí el agua y dejé que fluyera por las heridas, ardiendo y provocando que lágrimas de dolor salieran de los ojos. Callé el sollozo que amenazaba con salir y observé como el agua transparente ahora se teñía de rojo.

Luego de varios segundos el ardor había disminuido así que me enjaboné y luego volví a dejar que el agua cayera sobre mí. Salí de la ducha envolviéndome en una toalla.

- Tae, ¿Puedes traerme algo de ropa?- el chico asintió y salió del baño para luego de varios minutos volver a entrar dejando sobre el lavabo un pantalón, una camiseta y mi ropa interior.

Me vestí mientras él miraba a la pared, pero cuando fui a ponerme la camisa rocé la tela con una de las heridas y solté un pequeño gemido de dolor. Tae se giró instantáneamente y se acercó a mi brazo asustado. Él buscó una venda para envolver la zona pero yo estaba roja de la vergüenza. Al parecer estaba tan preocupado que se había olvidado totalmente del hecho de que estoy en sujetador mientras él le presta atención a mi extremidad.

Cuando el chico terminó de proteger la zona que dolía, fue al parecer cuando se dió cuenta del pequeño detalle, pues su rostro se tiñó del mismo tono que el mío y volvió a girar su cuerpo hacia la pared.

- Perdón- susurró.

Terminé de vestirme y salimos del baño. Abrí la puerta del cuarto y bajamos los dos a la cocina, donde todavía no había nadie. Le dije a Taeyong que vaya él a despertar a todos, honestamente no quería mirar a los ojos a los chicos; seguía avergonzada de lo de anoche.

Me dediqué a preparar el desayuno, simplemente serví leche y los cereales que sé que le gustaba a cada uno de los chicos. Al abrir una de las estanterías buscando mi taza, me encontré con la de Nana. Me había olvidado de ella, era una taza de color negro, un poco más grande que las normales. En medio de ella ponía Nana, ya que esa taza era personalizada, debajo del nombre se encontraba un pequeño dibujo de un conejito color blanco.

Cerré la puerta que llevaba al estante, probablemente alguna lágrima estaba ya cayendo por mis mejillas, saqué de otro sitio una taza cualquiera y después de secarme las lágrimas serví la leche.

Me senté en la mesa esperando a que alguno bajara. Mientras esperaba, un ruido sonó, cogí mi teléfono que había guardado en el bolsillo del pantalón y desbloqueé el dispositivo. Aquella notificación era de Joshua.

"Hola, ayer vi en una libreta tuya que el funeral sería este domingo, me presentaré"

Sentí mi sangre hervir, no quiero saber de él, no quiero verlo... no quiero que exista en mi vida.

Abrí el chat dispuesta a contestarle.

"Mejor no aparezcas, no te quiero ver"

Luego de eso bloqueé el número, apagué el teléfono enfadada y me puse algunos cereales en la taza con la leche ya puesta. Escuché algunos pasos por la escalera, miré hacia la puerta de la cocina y en ese momento entraron los cuatro por ella.

ʜᴀᴢᴍᴇ sᴏɴʀᴇɪ́ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora