*✿❀𝟙𝟡❀✿*

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Jeno insistió en que él recogería todo. Se pasó toda la comida dedicándonos a los dos miradas raras, empiezo a sospechar que el sabe algo, aunque parece imposible que supiera algo. Subí al baño del cuarto de Taeyong con la excusa de ir lavarme los dientes, cerré la puerta y me senté en el suelo procesando que había pasado.

Quiero pensar que no pasa nada, le prometí a Taeyong eso mismo. Pero está mal, no puedo hacerlo, no puedo hacerle eso a Johnny, ¿Qué pensaría de mí?

Quiero a Taeyong pero es el mejor amigo de Johnny... ¿Y si sólo le doy pena? ¿Y si Taeyong hace esto sólo por hacerme sentir bien? No puedo enamorarme, no ahora.

¿Qué clase de persona soy? Mi hermano acaba de morir por mi culpa y yo estoy pensando en los labios de Taeyong. Odio sentirme así, odio que poco a poco mi pecho se comprima y deje de pasar aire por el. Me levanté asustada al notar que no podía respirar. Me agarré en el lavabo después de casi perder el equilibrio y me miré fijamente en el espejo.

Tan lamentable.

Prometí no hacerlo, le juré a Nana que no lo volvería a hacer. Pero me está pudiendo, no quiero hacerlo pero lo necesito.

Díos mío... perdón Nana, no debería ni hacerlo por respeto a Taeyong.

Necesito calmar el dolor, no quiero hacerlo, no quiero de verdad.  Mis manos viajaron solas por el armario y luego por mi brazo.

No soy consciente de cuanto pasé dentro del baño, en esa especie de trance. Miré mi brazo en el segundo en el que caí en la realidad. Horrorizada por la imagen ante mis ojos solté todo de mis manos y me quedé paralizada, decepcionda de mí misma.

Corrí hacia el lavabo enjuagando mi extremidad sintiendo aún el ardor provocado por el contacto agresivo del agua contra las heridas abiertas. Las lágrimas también hacían acto de presencia gracias a la culpabilidad que, una vez más ,me invadía.

- ¿Daram? ¿Estás bien?- la voz de Tae resonó en mis oídos, provocando que aquel llanto se intensificara. Se escuchó un ruido que indicaba de que Taeyong intentaba abrir la puerta del baño- Abre la puerta porfavor, hablemos.

Me tiré al suelo llorando por la situación, mis piernas no tenían la fuerza necesaria para caminar hasta la puerta y mis brazos todavían sangraban gracias a el golpe que recibí al caer al suelo en las heridas. Me arrastré como pude hasta la puerta y la desbloqueé, no fueron más de dos segundos los que Taeyong tardó en abrirla y agacharse. Me rodearon sus brazos con una delicadeza sobre humana, pegó mi rostro a su pecho y empezó a dejar caricias desde mi cabeza hasta mi espalda.

- Está bien, no pasa nada- empezó a susurrar- estoy contigo, está todo bien.

Traté de calmar las lágrimas, avergonzada de la situación.

- Perdón, no debí hacerlo pero... perdón- una vez mi llanto había cesado intenté excusarme, estaba mal lo que había hecho, Taeyong intentó separarme de su pecho pero no quería mirarlo a los ojos.

- Daram, mírame- dejé esta vez que me separase y sus ojos pudieran encontrarse con los míos- no pasa nada- sus pulgares limpiaron mis lágrimas- tranquila.

Se acercó a mi y unió nuestros labios en un beso corto, se separó y llevó su mirada a mis brazos.

- Ven- me ayudó a levantarme, cerró la puerta (probablemente para que Jeno no viera la situación) y me dejó sentada en la tapa del váter, abrió un cajón y sacó un botiquín.

Sujetó mi mano dejando ver el brazo y empezó a limpiar con suavidad cada una de las heridas. Me sentía avergonzada, bajé la cabeza para no tener que ver la extremidad y menos a Taeyong mirándola.

Unos minutos pasaron, en silencio, y ya no quedaba rastro de sangre en ninguno de los dos brazos. Taeyong cogió una venda y la pasó por mis brazos, el sabía que no quiero ver las marcas, sabe que me averguenzan.

Terminó con mis brazos y guardó el botiquín, también escuché como abrió el grifo para limpiar probablemente los restos que dejé antes.

Volvió hacia mí y me ayudó a levantarme.

- No te preocupes por esto- me dió la mano- no tienes que hacerlo.

Caminó sin soltarme hasta la puerta del baño y la abrió. Salimos al pasillo y  luego entramos en su cuarto.

Se sentó en la cama y volvió a mirarme.

-¿No tienes sueño?- sonrió un poco, asentí y me tumbé a su lado, el se recostó y me acercó a su cuerpo, dejando caricias en mi rostro y manos- no es un delito querernos, te lo prometo.

- No quiero pensar que es un delito pero me siento culpable- un susurro fue necesario para que él lo escuchara.

- Lo sé, lo siento, debo haberte hecho sentir mal.

No quise seguir con esa conversación, cerré los ojos y traté de dormir.

Abrí los ojos de golpe, de reojo vi la hora en el despertador de Tae, las dos de la mañana. Taeyong estaba tumbado dándome la espalda, su respiración parecía tranquila. La mía sin embargo era apresurada. No quería despertarlo, así que me levanté con cuidado y fui al baño a lavarme la cara, para así limpiar las lágrimas que sin darme cuenta habían caído por mis mejillas. Cerré la puerta y abrí el grifo, con mis manos haciendo de cuenco cogí agua y la llevé a mi rostro. La repentina sensación del líquido frío fue de alguna forma gratificante, probablemente bajaría también la inflamación de mis ojos debida a la irritación causada por el llanto.

Me quedé unos segundos así, con el agua aún chorreando de mi rostro, mis manos apoyadas en el lavabo y orientando mi cara hacia abajo, manteniendo aún los ojos cerrados. Me gusta oír el silencio que hay en la casa a esta hora. Ahora caigo en cuenta de que será el que haya en la mía cada vez que yo no provoque ningún ruido... una vez vuelva a casa todo lo que habrá será eso.

Silencio.

ʜᴀᴢᴍᴇ sᴏɴʀᴇɪ́ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora