*✿❀ 𝟜𝟘 ❀✿*

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Presioné el interruptor del cuarto de Jaemin, iluminando la habitación deshabitada y entrando en ella. Bajo mi brazo estaba una cesta de ropa vacía que apoyé en la cama y observé atentamente mientras soltaba un suspiro. Abrí la cómoda echando un vistazo a las prendas dobladas perfectamente, que desprendían el olor que Jaemin siempre pedía para su ropa, y saqué una montaña de ellas para dejarlas con delicadeza sobre el edredón.

Aunque me costaba tocar sus pertenencias, rompiendo el orden que dejó Jaemin en su cuarto, me había animado a ver qué cosas podía quedarme para mí y cuáles permanecerían en su habitación. En el primer conjunto de ropa que elegí, la mayor parte eran camisetas, las cuales en su mayoría eran usadas como pijama. Seguí con pantalones, que no podré usar, luego con sudaderas y suéteres, y por último camisas y chaquetas.

Bajé la cesta de ropa y la puse a lavar, para reforzar el olor que tanto adoraba Jaemin. Mientras la lavadora hacía su trabajo, me senté en el sillón, mirando a la pared en silencio. Ya hacia mucho tiempo de su muerte y poco a poco he estado avanzando. El timbre interrumpió mi momento de aburrimiento, caminé hasta la puerta y al abrirla un Haechan con mochila apareció.

- Hola, noona- entró al recibidor- Jeno al final no viene.

Dejé que Haechan dejara su mochila en el cuarto de Nana, y volvió al piso inferior, sentándose a mi lado en el sillón.

- ¿Esto es lo que hacías?- preguntó el moreno- Mirar la pared no te ayuda mentalmente, noona, estás dejando que todos los pensamientos fluyan.

- Acabo de poner a lavar ropa de Jaemin, hay algunas cosas que igual puedes llevarte tú- miré al menor quien tenía la vista perdida en la pared- Haechan, mírame.

Donghyuck dirigió su vista hacia mi, pude ver un reflejo inusual en sus ojos.

- Me llevaré lo que dejes que me lleve.

Donghyuck se abrazó a mi soltando un suspiro y escondiendo su rostro en mi hombro.

- A veces, me tumbo en mi cama mirando al techo y pienso sobre todo- hizo una pausa- muchas de esas veces quiero dejar de intentar estar bien. No lo estoy, no quiero fingir que lo estoy pero entonces nunca lo estaré- Haechan apretó su agarre- Nana siempre me decía que tenía que enfrentarme a todo, que yo N era del tipo de gente que se rinde pero ahora sí lo soy- tragué saliva sin saber a dónde llegaba esto- Ayer soñé con él.

Le devolví el abrazo a Hyuck y dejé que siguiera hablando.

- Fue muy bonito escucharle una vez más, verle sonreír y recordar lo bien que nos hacía sentir a mi y a Jeno. Aunque si pasamos épocas en las que él estaba raro, no las recuerdo con tanta intensidad. Pero tengo miedo de que uno de estos sueños sea el último de él. De olvidarme de su voz y su risa, no quiero que eso pase, noona.

- Haechan, aún si olvidas eso puedes recordarlo. Hay vídeos de él, audios, que ya no esté con nosotros no significa que su memoria tampoco lo esté. No dejaré que lo olvidemos- acaricié el pelo del moreno que seguía aferrándose a mi cuerpo- Y no tienes que fingir nada, si estás mal ven y desahogate. Nadie te juzgará aquí.

Donghyuck se quedó pegado a mi, en silencio. Notaba su respiración cada vez más tranquila.

- A veces también pienso así, pero cuando os veo intentando mejorar me siento inspirada. Puedes apoyarte en cualquiera de nosotros. Cuando estés pensando que debes rendirte puedes mirarnos y ver que también puedes optar por seguir.

Donghyuck se separó un poco, levantando su rostro y mirándome fijamente. Cuando sus ojos marrones hicieron contacto con los míos, por un segundo vi a Jaemin en ellos. Dejé un beso en la frente del chico quien volvió a abrazarme.

- Gracias.



Al día siguiente, los padres de Donghyuck vinieron a buscarlo al mediodía y una hora después Taeyong tocó el timbre de mi casa.

- ¿Qué tal?- se dirigió a la cocina con dos bolsas en las manos.

- Bien, Hyuck se fue hace poco- le seguí hasta llegar a la encimera- ¿Y esas bolsas?

- Te traje cosas para que tengas comida, mi madre y yo fuimos a comprar al supermercado- me miró al dejar las bolsas apoyadas- Aprovechamos.

Sonreí abrazando por la cintura a Taeyong.

- Gracias- Lee correspondió mi abrazo, acariciando mi cabello y dejando un beso en mi hombro.

- ¿Estás bien?- susurró- ¿Quieres algo?

Me separé un poco de él, hasta quedar a la altura de su rostro.

- ¿Un beso?- pregunté, vi una sonrisa formarse en sus labios que no tardaron en entrar en contacto con los mios.

Sus manos acariciaron con suavidad mi rostro, acunándolo mientras que el beso era cortado. Abrí los ojos, quedándome totalmente maravillada por los ojos de Taeyong, tanto que los minutos pasaron con ambos  observándonos fijamente, sin decir una sola palabra.

Finalmente, junté nuestros labios una vez más, para luego volver al abrazo original.

- Te amo- escuché el susurro de Taeyong sobre mi cuello, sintiendo su respiración a la par que mi piel erizarse- te amo como no puedes imaginarlo.

Sonreí conmovida, apretando mi agarre en su cintura y escondiendo mi rostro en su cuello.

- Te amo también- susurré en respuesta.

El aroma que desprendía Taeyong era suave. Me gusta cerrar los ojos y quedarme abrazándole.

El abrazo se cortó y nos sentamos ambos en el sillón del salón. Inicialmente entablamos una conversación, pero sin saber muy bien como acabamos besándonos de nuevo.

La mano derecha de Lee acariciaba mi pelo, mientras que la otra se matenía unida a la mía.  Mi otra mano estaba apoyada en su mejilla. La piel suave de Taeyong bajo mis dedos junto a la sensación del beso era suficiente para aislarme de cualquier pensamiento intrusivo posible.

- Subamos un rato- susurró Taeyong en el beso. Sonreí alejándome de sus labios y me levanté, siendo seguida por Tae, quien me cogió de la mano y me dirigió a las escaleras.

ʜᴀᴢᴍᴇ sᴏɴʀᴇɪ́ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora