*✿❀𝟚𝟘❀✿*

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Volví a la cama y me tumbé donde lo había estado hace un rato. Según el reloj estuve en el baño diez minutos. Miré de reojo a Taeyong, del que solo podía ver la espalda. Me gustaría que estuviera mirándome, o con sus brazos en mi cintura.

No quiero despertarlo, pero me acerqué lentamente a él y pasé mis extremidades por su torso, acercándome a su cuerpo. Satisfecha por el calor que desprendía Taeyong, y por la sensación de sentir su pecho crecer y disminuir según respiraba, cerré mis ojos para concentrarme solo en él.

Pronto empecé a escuchar muy levemente sus latidos, pegué mi oreja a su espalda, sin embargo no hizo falta ya que el chico se dió la vuelta y pasó sus brazos por mi cintura, siendo él esta vez el que tenía el control de ese abrazo.

- Te quiero- aquel susurro me hizo darme cuenta de que él estaba despierto, y de que probablemente se despertara al yo ir al baño.

Ahora sí que podía escuchar su corazón bombear sangre, su pecho estaba a la altura de mi rostro.

- Y yo a ti.

El sueño volvió a mi, gracias a la paz obtenida de Taeyong. Pronto empecé a cerrar mis ojos y a dejar de ser consciente de mis pensamientos.


El sonido de la alarma llegó a mis oídos. Abrí los ojos dejando ver en la cama un vacío. Me incorporé buscando con la mirada a Taeyong. Lo encontré en las puertas de su armario, noté un leve calor en mis mejillas al ver la espalda descubierta de Tae, aunque no fue durante mucho ya que la cubrió con el uniforme del colegio. Se dio la vuelta y su mirada se encontró con la mía.

- Buenos días- sonrió y se dio la vuelta para terminar de ponerse su uniforme.

Escuché una risa. El calor habia aumentado en mis mejillas, y eso se debe a que se dio la vuelta sin abotonar la camisa del uniforme. Me volví a tumbar para calmar aquel estúpido sonrojo, él sin embargo salió del cuarto probablemente para despertar a Jeno.

Salí de la cama y me fui a vestir con el uniforme, amarré mi pelo en una coleta y volví al cuarto. Taeyong no se encontraba en él.

Caminé hasta la mesa donde estaban mis libretas, y con pocas ganas las guardé dentro de mi mochila, cuando quise guardar la última un papel se cayó de ella.

Extrañada, dejé la libreta en la mesa y abrí aquel extraño pedazo de folio.

"Da igual lo feliz que creas que te va a hacer Taeyong, da igual lo que hagas para superarlo. Nunca vas a olvidarte de que están muertos por una persona que tiene nombre y apellidos. Na Daram"

Con mis manos temblando, doblé nuevamente el papel y lo dejé en mi mochila. Reconozco esa caligrafía. Traté de calmar las sacudidas de mi mano, pero me estaba siendo imposible. No quería que Taeyong o Jeno las viera, corrí al baño y cerré la puerta con llave. Me dirigí al lavabo y dejé salir el agua fría. Coloqué mis manos debajo de aquel chorro intentando calmarme, cosa que afortunadamente pasó. Aún con la culpabilidad recorriéndome, salí del cuarto de baño y posteriormente del de Tae, bajando por las escaleras hasta la cocina donde estaban ya los dos hermanos desayunando.

-Buenos días, Noona- miré a Jeno que parecía tener ojeras.

- Buenos días, Jeno- decidí no preguntar, ya que sospechaba levemente porqué tenía esas marcas moradas bajo sus ojos.

Me senté en la mesa y comencé a comer del desayuno que Taeyong había dejado para mí.

Jeno fue el primero en levantarse y subir a lavarse los dientes, una vez el se fue, dejé caer mis palillos.

- No tengo hambre, no quería decirlo delante de él- confesé, Taeyong me miró- no se le ve muy bien- Tae formó una mueca con sus labios.

- Lo sé, pero... no quiero preguntarle directamente... no quiero que tenga que decir en voz alta lo que ya sabemos.

Bajé la mirada, me levanté y dejé en la encimera el desayuno que no iba a comerme.

-Deberías comer algo, Daram- Tae se había levantado y me había rodeado por detrás con sus brazos, dejando un beso en mi hombro- no comas ahora, pero luego sí ¿Vale?

Asentí y volvió a caminar hasta la mesa, recogió su plato y me dijo que fuera a lavarme los dientes. Obedecí sin insistir, y al subir al piso superior pude escuchar sollozos que venían del baño de Jeno, no quería invadir su privacidad pero no podía dejarlo ahí llorando solo.

Abrí la puerta y le ví de pie, frente al lavabo. Su cara miraba hacia al suelo y las lágrimas caían de sus ojos sin parar. Todavía tenia en su boca el cepillo de dientes, caminé hasta él. Quité el cepillo y le ayudé a limpiar los restos de pasta de dientes que le quedaban, luego le sequé la cara y le rodeé con mis brazos.

Se sintió bien, durante un segundo pude sentir que estaba consolando a mi propio hermano. Jeno correspondió aquel abrazo, escondiendo su rostro en mi cuello. Su cuerpo temblaba bajo mis brazos por culpa del llanto, y también podia sentir que sus manos lo hacían. 

Intentó decir algo pero acaricié su pelo en señal de que no hacía falta, no quería oírle disculparse o decir que lo sentía. Conozco a Jeno desde hacía mucho tiempo, prácticamente el mismo que a Taeyong. La primera vez que le ví era un niño, pequeño, como Nana, recuerdo esa sonrisa que ocultaba a sus ojos en dos rayas, y esa risa infantil que sonaba tan frecuentemente. Pero Jeno tendía a culparse de las cosas, algunas veces cuando tenían un accidente en el parque, Jeno acababa arrodillándose y pidiendo perdón, aunque no fuera su culpa.

Cuando discutían el siempre acababa llorando y admitiendo toda la culpa. También lo empezó a hacer cuando Jaemin tenía un ataque, en el caso en el que ellos estaban juntos en el momento, y siempre se disculpaba conmigo en privado "perdón Noona, dejé que se alterara" "no fui delicado" "fue mi culpa, le dejé solo con esos niños".

Jeno siempre asumía la culpa para que no se alargara el problema, y sé claramente que quiere decir ahora mismo.

"Perdón, Noona, no cuidé de él lo suficiente, no le llevé contigo, no le quité el cuchillo, no reaccioné cuando gritó".


ʜᴀᴢᴍᴇ sᴏɴʀᴇɪ́ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora