VIII

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Caricias •

Los 6 países decidieron subirse en un carro, que Austria había pedido a su chofer que fuera a dejar a el aeropuerto. No contaron que eran 6 personas y el auto solo tenía capacidad para 5 y se encontraban en un gran dilema.

- Entonces... ¿Quién carga a quien? - preguntó Austria con incomodidad - Yo no, yo manejaré - ella jamás le fiaría su auto a nadie.

- México y Rusia son más grandes y mayores que nosotros tres, así que supongo que ellos no cargarán a nadie, sin embargo, yo soy menor, tengo menos fuerza sin embargo peso más que CDMX, supongo que Moscú debería cargarla - en realidad Viena sacó esa conclusión porque cuando iban hacia el estacionamiento vio levemente como estos dos llevaban sus dedos meñiques entrelazados, era muy difícil verlo pues las gabardinas de ambos cubrían sus manos y cuando estas se levantaron un poco fue que Viena lo logró ver.

Ante la conclusión de Viena Moscú y Ciu querían oponerse pero se vería muy sospechoso pues no había razón para negarse, análisis de Viena no fallaba.

- ¡Yo voy al lado de mamá! - gritó rápidamente Viena - Ustedes váyanse a una pelea a muerte con cuchillos para ver quien va en la ventana - Viena dijo esto mientras entraba al lado del copiloto.

En ese momento Austria realmente deseaba haber enviado a su hija con sus demás hermanos, ella quería que Rusia fuera al lado del copiloto.

Entró México pues sabía que era mucho más bajito que Rusia y era lo más justo que el fuera ahí. Luego por cada lado entró cada Ruso. Rusia entró, el espacio era pequeño para él. Por el otro lado, Moscú entró al auto y luego CMDX, ella se sentó en sus piernas y el dejó sus manos estáticas a sus lados, no quería que México pensara mal de él. El auto arrancó, habían avanzado unas dos calles cuando un auto que tenía el alto, se atravesó en su camino. Moscú por instinto tomó a CDMX de la cintura y ahí recordó porque no lo había hecho antes, CDMX tenía una linda y pequeña cintura que a Moscú se le hacía imposible no abrazar para ver qué ponía sus manos ahí, pero se contuvo. Por el lado de Ciu estaba muy nerviosa de ir en las piernas de su novio, no eran unos santos ellos dos, pero nunca había estado tan cerca del más alto al lado de su padre. Ciu sintió un fuerte agarre en su cintura y que la jalaba hacia su pecho en modo de protección, sin embargo esta siempre pegó contra el techo del auto, no tan fuerte como hubiera pasado si Moscú no la hubiese agarrado, pero igual pegó.

Moscú comenzó a acariciar la cabeza de su novia de manera dulce y suave para que el dolor de esta disminuyera, CDMX aceptó las caricias sin queja, hasta que recordaron donde de encontraban. Austria luego de ese paro en seco decidió no avanzar para preguntar como se encontraban y se encontró con esa escena amorosa por parte de las capitales. Viena los miraba con una sonrisa pícara por el retrovisor. Las caras de Rusia y México eran un poema.

México tenía cara de sorpresa y de "Suelta a mi niña ahora" y Rusia solo estaba muy sorprendido y confundido.

- Ya párale tantito con las caricias, no es perro wey - A México se le notaba lo molesto desde lejos pero no pensaba armar una escena ahora, no frente a su rival - Ciu ¿No te parece mejor que vayas sentada en mis piernas? Digo, soy tu padre - Dijo México más que como sugerencia, como orden. Rusia decidió intervenir, por el bien de todos en el auto.

- México déjalos así, Austria puedes seguir - Austria obedeció y siguió el trayecto. Ante esto México cruzó sus brazos e hizo un puchero en modo de berrinche.

México tenía un buen físico, sin embargo este siempre tenía ropa ancha o al menos ropa que dejara todo a la imaginación. Sin embargo, llevaba una camiseta nada más, pues Austria advirtió antes de subir al auto sobre la calefacción de este, así que México decidió quitarse la gabardina que tenía puesta.

- ¿Alguna vez te dije lo lindos que son tus brazos? - Dijo Rusia en un susurro para que nadie más que el mexicano lo escucharan, mientras con su dedo pinchaba el área donde se marcaba el músculo por la posición en la que se encontraba - Si es un no, déjame decirte que me gustan mucho tus brazos - lo dijo siempre como susurro, no mentía pero también lo decía para distraerlo de su hijo con su hija.

México se sorprendió demasiado por las palabras del más grande. Nadie halagaba su físico nunca, de la sorpresa se sonrojó y destensó un poco sus brazos pero los dejó en la misma postura.

- Mu- Muchas g-gracias - México se sentía muy nervioso y es que chale, no titubeaba al hablar desde que le tiro un vaso de licuado de fresa encima a CIA - Tú tampoco estás nada mal, recuerdo que vi tus brazos fuertes el día de la fiesta cuando tú y yo hici - México no pudo terminar su frase porque Rusia lo paró.

- Ajá, si, me da vergüenza hablar de eso así que mejor no lo menciones ahora, Xaxa - Dijo Rusia mientras reía de manera nerviosa.

- ¡Oh! Entonces no quieres que hable sobre como aquella noche me agarraste del cuello y en tus brazos se marcaran con tus - México quería jugar con Rusia, estaba molesto con el por confesar sus sentimientos y luego irse con la princesita pero podía seguir siendo su amigo y molestar con él. Rusia por su parte estaba rojo y detuvo de nuevo a México.

- Por favor no hables de eso - Dijo agachando su mirada completamente rojo, México iba a contestar pero Viena lo interrumpió.

- Y ¿México qué tal están tus hijos? - Dijo de forma inocente, sin embargo, pese a llevar música en la radio ella tenía un buen oído e iba delante de Rusia así que alcanzó a escuchar toda la conversación de estos dos y decidió pararla antes de una pelea o de cosas más explícitas; Viena sabía sobre el enamoramiento de su madre por Rusia, pero aún podía shipear a los dos adultos. Austria no escuchó ni pío, iba concentrada en manejar e iba tarareando la canción que sonaba en la radio. Moscú y CDMX también iban susurrando minutos antes pero nadie lo notó.

- Entonces ¿Le piensas decir a tu papá acá? - Preguntó con miedo Moscú.

- No, no "pienso decirle acá", te diré acá y no es una opción - CDMX estaba muy segura de decirle a su padre que era novia de Moscú. El mencionado sólo la tomó discretamente por un lado de las caderas y la apegó un poco a él, en el oído, aún más bajo le susurro.

- No se que reacción va a tener tu padre, pero que voy a luchar para poder seguir contigo porque te quiero mucho - CDMX se emocionó y se entristeció al tiempo, le emocionó que quisiera luchar por su relación, sin embargo ya llevaban un año y medio de relación y nunca le había dicho que la amaba ¿Acaso no lo hacía? ¿Ella no era suficiente? En respuesta a las palabras de Moscú, Ciu sólo dejó un pequeño beso disimulado en la cabeza de Moscú. Ahi fue cuando Viena habló.

- Y ¿México qué tal están tus hijos? -

Viena solo pensaba que si así había sido un corto viaje en auto, la estadía en su casa sería un completo caos.

[...]

- Inject more of this acid into his blood, we need him to mutate, we need society to fear him, we have to show that countries are dangerous - Dijo aquel hombre con una sonrisa malévola. Los planes de el no eran buenos.
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Holaa! Por el momento es solo lo qué pasó en el auto jaja.

Aclaraciones:

- México y Rusia hicieron "cosas" dos veces, en ese tiempo no se hablaban dulce ni nada, como un mes después de hicieron compas y se comenzaron a gustar

- A Viena le encanta hacer ships.

- En multimedia Danna, así me imagino a CDMX

Y ya, muchas gracias por leer <3

- Ash

Attack on 51Donde viven las historias. Descúbrelo ahora