XXIII

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(...)

Todo se tornaba oscuro, como si estuviera en una habitación negra. Gritos, reclamos, palabras diciendo lo inútil que puede ser, eso resonaba en su cabeza.

"Eres tan inútil" "Realmente no sirves para nada" "Jamás serás capaz de alcanzar lo que quieres" "Jamás ayudas"

Esas y muchas cosas más lo atormentaban. Quería que esas voces se callaran. Esas voces lo hacían sentir inseguro, indefenso.

"Alguien ayúdeme" es lo que pensó, pero de su boca no salía nada. Era incapaz de emitir cualquier sonido.

"Por favor, ya no quiero estar aquí" por más que lo intentara, las palabras no sabían de su boca y los gritos externos se hacían más intensos.

Hasta que la vió a ella. Camina directo a él con lágrimas en sus ojos. Estaba rota. "¿Qué pasó?" intentó decir, pero seguía sin voz.

- Me hiciste callar tanto tiempo que ahora eres incapaz de emitir sonido - Dijo aquella con la voz cortada.

"Realmente discúlpame, nunca quise hacerlo" y las palabras seguían sin salir, se sentía atrapado.

- Eres completamente inútil, no puedo creer que te vayas a casar, Italia es tan estúpida y decidió fijarse en alguien como tú - Dijo mientras lágrimas negras salían por sus ojos.

- Me engañaste. Me mentiste. Me heriste. Me mataste. No sabías actuar y vivir sin tener que dañar a los demás porque eres completamente inútil - Luego de esto, la figura de aquella mujer se desvaneció. Azteca.

(...)

España despertó exaltado, asustado, con lágrimas en sus ojos. Su pecho dolía, aquel sentimiento de culpa lo había vuelto a invadir. Hace muchos años, en la colonización, él, por orden de aquellos hombres, hirió y engañó de una manera muy cruel a aquellas mujeres, a Inca, a Azteca, a Chibcha y a muchas más. Era tan insensible en aquellos momentos.

No merecía a Italia, eso es lo que él sentía. Italia era demasiado buena para él y él había hecho mucho daño.

Con mucho dolor de levantó de su cama, eran ls 4:50 am, una gira decente para comenzar su día.

[...]

Las cuatro capitales se encontraban esperando el resultado de la prueba de sangre desde hace 30 minutos, estaban sentados en las sillas de laboratorio.

- ¿Y si sale positivo que hago? - Dijo CDMX moviendo la pierna con nerviosismo.

- Lloras - Dijo Lima.

- Abortas - Dijo Bogotá.

- Le dices a Moscú - Dijo Viena.

Los tres hablaron uno tras otro. Los primeros dos quedaron totalmente sorprendidos por las palabras de Viena.

- ¿¡Moscú!? - Preguntaron los dos con una gran sorpresa.

- Carajo Viena ¡Nadie sabía! - Dijo alterada CDMX.

- ¿Desde cuándo? - Dijo Bogotá levantando una ceja.

- Dos años - Contestó rindiéndose.

- ¿¡Dos años!? - Dijeron los tres al mismo tiempo.

Attack on 51Donde viven las historias. Descúbrelo ahora