Capítulo 2

1.1K 98 6
                                    

PRESENTE

POV.ANASTASIA

Mi nombre es Anastasia Lamber, tengo 20 años bueno casi 21, vivo en Seattle. Soy una chica extrovertida, amigable, tímida. No poseo un cuerpo de impacto como las modelos de portadas. Pienso que todas la chicas somos hermosas y no lo sabemos por eso nos acomplejamos de nuestro cuerpo. Talvez  es porque te miras al espejo y te cuesta creerlo porque con frecuencia te estas comparando con las demás chicas. Sin embargo, la belleza es relativa algunos tienen gustos por la orquídeas, otros por las rosas, otros por los girasoles . Unos aman el rock, otros el jazz y otros simplemente la poesía.  

Hay otros como yo que podemos ver mas allá de la ilusión y no nos convence la idea de definir la belleza por la redondez de las nalgas, el volumen de los senos o la distancia entre cada hueso de la cadera. ¿Cómo se le puede explicar a una mujer que es bonita?  la composición química del brillo de la luna habita en tu piel. Si te lo hago ver con las palabras sabrás que eres tanto ninfa como pincel, tanto atardecer como lluvia. Pero para que veas eso debes invertir la vista hacia el corazón porque es ahí donde se origina la luz y la verdad. 

Soy una chica intelectual, si no te peinas o no te vistes a la moda no tiene por qué incomodarte. La moda no incomoda. Soy humilde, creo que los valores siempre van primero no importa cuál sea tu estatus social. Mi padre solía decirme que no me comparara con nadie que así, tal cual soy, yo era única. Qué nadie es mejor ni peor que yo.  También me decía que nunca dejara aun lado mis anhelos o mis sueños. Solía colocar sus manos en mis hombros, y con un brillo en sus ojos me decía, sueña  en grande mi querida Anastasia. No dejes de soñar. Nunca. No hay sueños imposibles. Persigue lo que quieres, aunque haya obstáculos, porque los habrá, no te desanimes. 

Nunca finjas ser lo que no eres. Si le gustas de verdad a alguien, no le importará si eres tímida. Lo más importante para conquistar a un hombre es la actitud que tengas, y tus sentimientos. Mi vida no ha sido fácil para mí en estos últimos años.

Mis padres murieron en un incendio, la fábrica de madera que mi padre poseía quedo totalmente destruida las causas del incendio fue por un cortocircuito y esto ocasionó que las puestas se atascaran impidiendo la salida de mis padres. Es un recuerdo muy triste que aún me duele, pero debo enfrentar la realidad. Debo seguir adelante por ellos. Se que el mundo no es fácil, habrán momentos que el mundo mismo conspire en tu contra este te romperá el corazón de todas la maneras imaginables. Eso esta garantizado y yo no puedo explicarlo, como tampoco puedo explicar mi locura por los libros. 

La vida nunca es justa, pero debes afrontar los golpes y seguir adelante. Y cuando tengas el corazón roto tendrás que volver a construirlo y, no solo eso, tendrás  que volver a confiar y esta es la parte más difícil. A pesar de todo esto, aunque la vida rompa todas tus ilusiones  debes seguir soñando ¿Sabes por qué ? Porque si no te ilusionas, porque si no sueñas, porque si no amas ¿Qué clase de vida estarás viviendo? ¿para que quieres una vida si no la estas aprovechando? no se puede vivir con miedo  toda la vida. La vida es así  te caes, te levantas y te vuelves a caer.

He tenido que arreglármelas sola para poder salir adelante. En mi familia solo éramos mis padres y yo. No conozco a nadie de la familia de mi padre y ni de mi madre. Ellos se mudaron cuando yo tenía unos dos o tres años no lo recuerdo bien.

Éramos una familia humilde no necesitábamos grandes riquezas para poder vivir bien. En estos últimos años he  tenido que trabajar en algunas cosas como por ejemplo vendiendo ropa, atendiendo restaurantes, debes en cuando limpiando casas, hasta incluso trabaje de niñera. Y en algunas ocasiones cuide perros.

En algunos momentos no he tenido ni para comer bueno eso se dio cuando empecé a buscar trabajo y no me contrataban porque era demasiado joven, pero yo nunca me he dado por vencida siempre he sido persistente no dejaba que nada me amedrantara. Siempre he buscado la manera de salir adelante sin perjudicar a nadie. Siempre he dicho has el bien sin mirara a quien. Comprendí que en está vida es la única  oportunidad que tenemos de ser nosotros mismo. Ya no me importaba tanto mi condición, la alegría de estar aquí  y de poder participar de la vida lo era todo.

A lado de mi casa vive una señora mayor, ella es como mi abuelita, desde que la conozco siempre se ha portado muy bien conmigo y ahora que me quede sola ella ha estado siempre pendiente de mí. Ella no tiene hijos su esposo murió hace dos años y pues nos tenemos la una a la otra. Aunque antes evitaba contarle mis problemas económicos no quería molestarla. Pero a lo largo de llevarnos bien me dijo que no me preocupará que ella me ayudaría.

Ella me pidió que no la llame Rosa, prefirió que le diga abuela, entonces así le digo. Estoy prácticamente a unos meses de graduarme de la universidad entre muy joven a estudiar siempre me han agradado los libros por eso estoy estudiando literatura inglesa.

—¡Ana! — el grito de mi abuela me hace sobresaltar.

—¡Si! Abuela —chillé —¿Qué ocurre? —pregunté alarmada.

—¿Acaso piensas llegar tarde a clases? —abrí los ojos de golpe al escuchar eso observé la hora en mi reloj prácticamente tenía media hora para llegar a la universidad.

Tengo que dejar ese habito de pensar con los ojos cerrados no me di cuenta del reloj.

—¡No! ya bajo — grité mientras me levantaba de la cama.

No demore mucho arreglándome para bajar a la sala y encontrarme con mi abuela.

—Buenos días, abuela —dije sonriendo

—Buenos días, cariño —dijo ella —Llévate al menos esta manzana— hablo observándome.

—Muchas gracias, Abu —dije dándole un beso en la mejilla, tomé mi bolso y me despedí de ella.

Mientras caminaba por la calle vi que Emili se acercaba a mí, ella es una amiguita del vecindario. No me acuerdo bien cuantos años tiene, pero podría decir que tal vez podría tener unos 10 años.

—¡Ana! —grita—¿Cómo estás? —sonríe mientras me abraza con efusividad.

—Hola Emili, estoy bien. —sonreí

—Vas a llegar tarde a la universidad —me regaño.

Asentí.

—Si es verdad —dije mientras buscaba en mi bolso la manzana que me había dado mi abuela—toma te la obsequio —le ofrecí la manzana.

Negó.

—No Ana, es tuya

—Oh vamos tómala por favor— insistí. Ella me miro y sonrió

—Está bien gracias —dijo.

El colectivo llego a la parada Emili se despido de mí.

—Adiós Ana que tengas un buen día.

—Gracias Emili. Cuídate, luego hablamos—dije mientras subía al bus.

Y así empieza un nuevo día para mi, otro día yendo a la universidad y luego a trabajar. Otro día que vivir.

Princesa ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora