Capítulo 41

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POV.ANASTASIA

Me alegra saber que Christian, ha compartido con sus abuelos. Su cara se ve radiante. Tranquilo y feliz. Lo abrazo, y coloco mi mejilla en su pecho. Siento que se tensa y despacio me retiro. Aun no soporta ser tocado. Hay veces que me siento triste él, no tenía por qué pasar por esas cosas que le hicieron. Oh, Christian te atacaron tanto, que tu única defensa fue cerrar y enfriar tu corazón.

—No lo hagas quédate a mi lado— lo miré a los ojos y le sonreí. Esto me da esperanzas saber que me necesita. Nuevamente coloque mi mejilla en su pecho descubierto. Quise atreverme a más así que empecé a repartir besos ligeros por su pecho.

Observe detenidamente a Christian esperando ver algún cambio en su rostro. Seguía tranquiló. Estuve por un buen tiempo así, acariciándolo, asiéndolo sentir bien. Me alejé de él y le sonreí.

—Por lo que veo estabas haciendo ejercicio ¿subiste de peso? — me burlo

Niega ofendido.

—No, no he subido de peso solo que ya tenía tiempo que no lo hacía —murmura —además, cada vez que follamos también hago ejercicio. —añade sin más, mis mejillas arden de vergüenza era necesario decir eso.

—Compre algo y quiero mostrártelo —cambie de tema mientras tomaba la bolsa de los zapatos. Saque los zapatos y le entregue los suyos.

El los miro sorprendido.

—Gracias nena, ahora me veré más joven —bromeo.

—¿No te gustaron? — pregunte posiblemente eran muy simples para él. Yo no visto y tampoco compro ropa de marca. Mire a Christian por un instante. Él se acercó de forma rápida a mi rostro, me sonrió y dejo los zapatos en el suelo. Puso sus manos en mis mejillas y me beso.

—Si me agradan mucho nena— y siguió besándome —espero usarlos pronto —murmuro sobre mis labios. Los ladridos de Jacob nos interrumpieron y nos separamos.

—Hey amiguito— lo llame. Él se acercó a mí y lamio mi cara. Me levante del suelo y tome las bolsas. Me dirigí a la habitación y Jacob también. Dejé las bolsas a un costado del armario y luego vi a Jacob meterse debajo de la cama y echarse. Supuse que dormiría.

Volví a la cocina y miré que Christian seguía asiendo ejercicio, era un deleite mirar su cuerpo musculoso y marcado. Saber que ya he tocado cada centímetro de su piel me saca una sonrisa. Sentí como una extraña corriente recorrió mi cuerpo y mis pezones se endurecieron. ¿Acaso me estaba excitando? Joder. Mordí mi labio.

—¿Nena en que piensas? —la voz de Christian me interrumpió sacándome de mis lujuriosos pensamientos. Lo mire —deja de morderte el labio. —advirtió. Solté mi labio de mis dientes y me acomodé en el mueble.

Reí con inocencia.

Christian se levantó y se acercó a mí. Su boca beso mi labios. Luego beso mi cuello. Sus agiles dedos agarraron del dobladillo de mi sudadera me la quitó y luego siguió con mi blusa. Jadeé. Y en segundos se estaba deshaciendo de mis pantalones. Christian volvió a besar mi cuello, y bajó a mis senos, los beso por el borde de mi sujetador. Sentí como mis bragas se humedecían mientras el masajeaba mis nalgas. Se separo de mí y desabrochó sus pantalones quedándose solo con el bóxer. Volvió a besarme mientras su manos acariciaban mis mejillas tan delicadamente.

Se mostraba diferente.

Sus besos fueron descendiendo a mi cuello y su habilidosas manos nuevamente entraban en acción esta vez por mi sujetador. Volví a jadear y en segundos el sujetador toco el suelo. Me tomo por ambos muslos y me sentó sobre él, pude sentir como su erección presionaba sobre la tela de su bóxer mientras mis bragas se humedecían más. Y mi sexo palpitaba por atención. Me moví lento con la pelvis sobre su erección. Sintiéndome valiente continué rozando la erección de Christian el gemía gustoso. Bese sus labios recibiendo sus gemidos.

Princesa ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora