Capítulo 52

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POV.CHRISTIAN

Me coloco los zapatos que me regalo Anastasia. No recuerdo que ninguna mujer aparte de Mia, mi madre y mi abuela me hayan regalado algo y que lo haya aceptado. No soy de recibir obsequios, aunque a la empresa y a mi casa suelen llegar obsequios de las admiradoras, no he aceptado ninguno de ellos Gail, tiene como orden que todos esos presentes los regale o done a otras personas. No me gusta.

Suspiro.

Sigo pensando que Ana, seguramente quiere flores y corazones. Negue, ¿Podría ser?

—¡Joder! —esto nunca va a funcionar con ella. ¿Cómo puede hacerlo? No soy romántico. Mis esperanzas y sueños comienzan a desmoronarse entre nosotros. Necesito conversar con Flynn, ya tiene mucho tiempo que no he necesitado de sus servicios. Primeramente, tengo que buscar la manera de desahogarme de todo lo que estoy llevando.

—¡Jacob, ven a comer! —escucho a Ana.

Observo una mancha negra salir por debajo de la cama. Jacob se estira y sale por la puerta. Me coloco mi abrigo y salgo de la habitación. Al llegar a la cocina observo a Ana, que está de espaldas. La miro detenidamente, joder nunca me cansare de contemplarla.

Maldición. Es tan seductora.

Me acerco y beso su cuello mientras mis brazos la envuelven, su aliento se contrae, y puedo sentir el tirón de la atracción entre nosotros.

—Sabes lo que provocas en mí, ¿verdad, nena? —mi voz es baja.

—¿Acaso intentas provocarme?

—No lo sé, dímelo tu. —se gira hacia mí, su mirada es intensa mientras observa mi cara, en busca de pistas. Y por un momento estoy perdido en esos ojos azules que lo ven todo.

—De acuerdo —susurra. Dulce. Señor. La jalo dentro de mis brazos y la envuelvo en un abrazo, enterrando mi cara en su cabello, inhalando su seductor aroma. Me aparto de ella y la beso lentamente, deleitándome con sus labios antes de separarme de ella tiro de su labio.

—¿Podemos quedarnos en casa?

Niega.

—No, ya que me prometiste que iríamos a la feria. —dice mientras tira de mis mejillas. Joder sabiendo que iba a ocurrir esto no hubiera prometido nada.

—De acuerdo ve a cambiarte aquí te estaré esperando. —susurro mientras me acomodo en el mueble.

—Ok— dice antes de salir corriendo a su habitación. Observo la televisión mientras la espero. Pasan dos minutos y mi celular suena lo tomo del mueble y contesto.

—Grey

—Hermano ¿Cómo estás? —es la voz de Elliot.

—Si, dime en que te puedo ayudar

—Te llamaba para ir a beber— dice. ¡Joder! Lo que me faltaba.

—Lo lamento Elliot, hoy no podre...

—¡Vamos! Hermano, no seas aguafiestas.

—No puedo ya te lo dije.

—No me jodas Bro. —diablos que manera de insistir.

—Elliot, deja de protestar ya te lo dije, ahora me encuentro ocupado.

—Entiendo, por lo visto te importa más tu trabajo que tu hermano— recrimina.

—Ya basta. Cuando yo pueda yo mismo te invitare sí.

—Entonces eso será nunca.

Dios, dame paciencia para no mandar a Elliot a la mierda.

Princesa ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora