Capítulo 29

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POV.ANASTASIA 

Madre mía. Siempre será así de bueno el sexo con Christian, joder el sí sabe. Y claro que sabe es mucho más experimentado que nosotras dice mi diosa interna quien se encuentras en la cama con un pequeño conjunto de ropa interior. No molestes quieres.

Miro que Christian, está de pie y observo su cuerpo él es muy sexy. Querrás decir que esta bueno muy bueno como para violarle, sonríe mi diosa interna. Sabes me estás haciendo muy pervertida. Reclamo.

—Le gusta lo que ve señorita Lambert— dice Christian pillándome.

—Si, y mucho — muerdo mi labio por excitación. Christian sonríe y se pone el bóxer.

—¿Y eso es todo? — reclamo sonriendo. Christian me mira sonriendo y negando. Se acerca a la cama y se quita el bóxer. Se sube a la cama y jala de mi tobillo. Me abre las piernas y se acuesta encima de mi colocando los codos a un costado.

—Sabe señorita Lambert usted es una mujer insaciable— dice Christian sonriendo.

—Quiero más... muchísimo más —le susurro al oído. El cuerpo de Christian se contrae.

—Sus órdenes son deseos para mí— susurra Christian besándome sus manos acarician mis senos hasta que los aprieta. Mis manos van directo al cabello de Christian tiro suave de él. Se separa y me toma de las manos asiéndome dar la vuelta. Se sitúa detrás de mí y me agarra por las caderas, y entonces, rápidamente, me levanta hacia atrás, de modo que me encuentro inclinada hacia delante a la cama.

—No te muevas, Anastasia —me advierte— Te voy a follar duro por detrás ¿Entendido? — dice.

—Sí. —me azota en el culo con la mano abierta. Au... Duele. Pero me éxito aún más.

—Separa las piernas. —me mete una pierna entre las mías y agarrándome de las caderas, empuja mi pierna derecha a un lado—. Eso está mejor. Después de esto, nos ducharemos para ir a dormir — dice con voz ronca ¿Dormir? Estoy jadeando. No pienso en dormir ahora. Levanta la mano y me acaricia suavemente la espalda.

—Tienes una piel preciosa, nena —susurra e inclinándose, me riega de suaves besos la columna. Al mismo tiempo, pasa las manos por delante, me acaricia los pechos, me agarra los pezones entre los dedos y me los pellizca suavemente. Contengo un gemido y noto que mi cuerpo entero reacciona, se enciende una vez más para él. Me mordisquea y me chupa la cintura, sin dejar de pellizcarme los pezones, y mis manos aprietan con fuerza la cobija de la cama. Aparta las manos y lo oigo rasgar una vez más el envoltorio del condón.

—Christian por favor— suplico por atención.

—Tienes un culo muy sexy y cautivador nena, la de cosas que me gustaría hacerle— dice y mi cuerpo se contrae acaricia y moldea cada una de mis nalgas, luego sus manos se deslizan hacia abajo y me mete dos dedos.

—¡Ah...! ¡Aah! Christian— gimo

—Qué húmeda... Nunca me decepciona, señorita Lambert —susurra. Me sujeta las caderas y se sitúa y yo me preparo para la embestida, pero entonces alarga la mano y me agarra del cabello se lo enrosca en la muñeca hasta llegar a mi nuca, sosteniéndome la cabeza.

Muy despacio, me penetra, tirándome a la vez del pelo... Ay, hasta el fondo. La saca muy despacio, y con la otra mano me agarra por la cadera, sujetando fuerte, muy fuerte y luego entra de golpe, empujándome hacia delante.

—¡Vamos nena! —me grita con los dientes apretados. Me agarro más fuerte de la cobija y me pego a su cuerpo todo lo que puedo mientras continúa su despiadada arremetida, una y otra vez, clavándome los dedos en la cadera. Me duelen los brazos, me tiemblan las piernas y noto que nace de nuevo esa sensación en lo más hondo de mi ser. Oh, no... y por primera vez, temo el orgasmo... sí me corro... me voy a desplomar.

Princesa ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora