Capítulo 53

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POV.ANASTASIA

Abro lentamente mis ojos adaptándome a la luz que ingresa por la ventana. Hace un hermoso día, el cielo está despejado. Es una pena que ya sea domingo, ayer no hice nada más que limpieza de mi casa y arreglar el jardín.

Aburrido, aburrido susurra mi subconsciente. Si es cierto.

—Buenos días nena.

Christian me atrae hacia él y me besa intensamente. Me siento tan feliz teniéndolo a mi lado. Quiero declarar mi amor por este hombre. Quiero que seamos uno solo. Cuando lo conocí supe lo difícil que sería si surgía una relación. Pero decidí arriesgarme. Y creo que de eso se trata el amor verdadero, de conocer los riesgo y aun así tomarlos. Creo que ya llevamos más de dos o tres meses saliendo, posiblemente ahora ya es momento de saber si podremos seguir juntos y talvez tener algo. ¿Qué tal si te rechaza? dice mi subconsciente. No, no podría ser. ¡Basta de pensar en eso! Las cosas pueden ser distintas. Claro que sí.

—Usted también, señor Grey.

—¿Qué quieres hacer hoy? —Christian acaricia mi mejilla.

—No lo sé ¿tienes planeado algo?

Asiente sonriente.

—Si.

Sus ojos brillan peligrosamente.

—Me dirás ¿de qué se trata?

—No lo sé.

—No se vale Christian— me quejo asiendo un puchero.

—Eres muy curiosa nena— susurra sobre mi frente, niego y reparto besos por su cuello, pero me detengo ya que su camiseta me estorba.

—¿Puedo quitarte la camiseta? —preguntó en voz baja.

—Si. —asiente, con una sonrisa y los ojos cerrados, mientras yo se la quito por encima de los hombros.

—Así estás muy sensual —susurro.

De hecho, siempre está sensual, pero así aún más.

Sonríe.

—¿Y qué pasa con mis pantalones, señorita Lambert? —pregunta, arqueando la ceja.

Lo miré y negué.

—Que te quite la camiseta está bien, pero que te termine de desvestir ya es avaricia señor Grey.

Sonríe abriendo sus ojos me acaricia mis mejillas.

—¿Qué hare con usted señorita Lambert?

—No lo sé, señor Grey

Sus ojos me miran penetrantes

—Podría perderme en ti. —susurra mirándome con ojos oscuros, hambrientos.

—Mmm...—es una exquisita idea.

Sonrió y repartos besos por su cuello ahora solo pienso en recorrer con la lengua el vello de su pecho para disfrutar de su sabor.

—¿Y ahora qué? —pregunta con los ojos en llamas.

—Quiero besarte aquí.

Deslizo el dedo sobre su vientre, de un lado de la cadera al otro. Separa los labios e inspira entrecortadamente. Se que lo afecto con mis caricias y palabras.

—No pienso impedírtelo —musita.

Le cojo la mano.

—Pues será mejor que te tumbes —murmuro, él se queda mirándome, esperando, con ese gesto serio y cauteloso. Yo me pongo delante de él y me quito mi pijama quedándome solo en bragas. Él se frota las yemas de los dedos con el pulgar. Sé que se muere por tocarme, pero reprime el impulso.

Princesa ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora