❝Jeon Jungkook intenta demostrarle a Lee Yehyun lo que es un buen amor, pero jamás espera que su vida comience a correr peligro cuando el mayor narcotraficante, conocido como V, al cual busca desesperadamente, se obsesione con Yehyun.❞
Hermosa porta...
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❝MONSTRUO❞
Taehyung corría como si su vida dependiese de eso, y es que así estaba siendo. Sentía como si su corazón fuese a salirse de su pecho, y como el oxígeno comenzaba a abandonar sus pulmones, sus piernas dolían, pero escuchaba las voces y los pasos detrás de él. El miedo lo carcomía, jadeos escapaban de sus labios mientras sus mejillas eran empapadas por sus lágrimas que no dejaban de salir por el miedo y desesperación.
Cayó al césped húmedo, pero al segundo fue agarrado de la chaqueta siendo levantando y un grito ensordecedor escapó de sus labios, sintiendo su garganta arder.
—¡No, por favor! —grita sollozando y un golpe le hace girar el rostro, como tambien hacerle sentir un gran ardor qie en ese momento no le dio importancia.
Si no fuese porque era sostenido por aquel hombre sabía que hubiese caído sin dudarlo al césped, pero este volvió a jalarlo de la camiseta.
—Escúchame bien, no debes desobedecer al Jefe —habla entre dientes, acercando sus rostros.
—Por favor...—ruega sollozando.
—¡Vamos! —ordena el calvo que se encontraba detrás de ellos con una pistola en sus manos.
—¡No! ¡Por favor, no!
Trató de soltarse desesperado, pero entre ambos empezaron a llevarlo casi a rastras. Mientras más se acercaban a aquel camino de tierra, donde se encontraban estacionados dos coches con las luces encendidas, dejando ver a un hombre arrodillado con un pañuelo en sus ojos, otro en su boca y con sus manos y piernas atadas. Al costado de este se estaba el terror de Taehyung. Llevaba un arma en sus manos y una gran sonrisa de satisfacción, al ver que traían con ellos al de cabello rojizo.
En cuanto empujaron a Taehyung, este cayó al suelo, aún sollozando queriendo escapar, pero Rhee Soohyun, se acercó a este aún con una sonrisa maliciosa en su rostro, que lo hacía querer gritar de miedo.
—Por favor, déjeme ir —dice entre sollozos ahogados.
—Parece que eres tú él que va a morir esta noche por como actúas —ríe burlón—. Bueno, en realidad, si no cumples con este trabajo no te daré otra oportunidad y si acabaras como él.
