❝Jeon Jungkook intenta demostrarle a Lee Yehyun lo que es un buen amor, pero jamás espera que su vida comience a correr peligro cuando el mayor narcotraficante, conocido como V, al cual busca desesperadamente, se obsesione con Yehyun.❞
Hermosa porta...
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❝TRAGEDIA❞
Cuando Jimin llevó sus manos a su gorra, un disparo proveniente de donde se encontraban los telones a un costado de estos, los hizo sobresaltar. En cuanto se escuchó un golpe en seco del cuerpo cayendo al suelo, un grito de susto escapó de la boca de uno ellos. Jimin abrió sus ojos a la par por la sorpresa al ver el cuerpo caer, pero rápidamente tomó su arma y empezó a correr con algo de dificultad por su pierna. Seokjin tiró de su brazo, ayudándolo para dirigirse hacia la otra salida que se encontraba en la parte trasera del antiguo bar.
Quejidos y gemidos de dolor escaparon de la boca de Saha, mientras llevaba las manos a su pierna. Jungkook miraba como la sangre se esparcía por el suelo de manera lenta, sintiéndose completamente paralizado y temblando del miedo, sin poder creerse lo que sucedió, hasta que escuchó unos pasos detrás de él, encontrándose con Yangmi, y otro policía.
—¡¿Dónde están los demás?! —pregunta desconcertada.
Este volteó hacia el frente donde estaban dos hombres aún arrodillados, arrepintiéndose de no haber corrido junto a Jimin. Tragó con dificultad, reaccionando, para luego comenzar a correr por donde se fueron los demás. Empujaba las puertas, hasta que llegó a la salida, sintiendo su corazón a punto de salirse del pecho, tratando de borrar de su mente el momento en el que le dispararon a Saha, y como gritó su nombre completamente asustado. Al darse cuenta que el disparo fue en su pierna había soltado un suspiro aliviado, pues el miedo de perder a alguien más a quien amaba, lograba paralizarlo aún, pero tenía que continuar con su trabajo, aunque algunas veces —como ahora—, pensaba que no estaba realmente preparado.
Al salir de aquel bar vio como el más bajo saltaba aquel alambrado, siguiendo los pasos de su compañero, que corría como si su vida dependiese de eso ―lo cual era así de algún modo―, por lo que no dudó en apuntar y comenzar a disparar. Sentía su sangre hervir y al escuchar al más bajo soltar un grito, mientras llevaba la mano a su brazo, pero luego seguir a su amigo, soltó un grito de rabia. Nuevamente había fallado, y sentía que era completamente su culpa que hayan escapado. Golpeó el contenedor que se encontraba a un costado del alambrado, y tomó una bocanada de aire antes de volver a entrar, tratando de mantener la calma.
