❝Jeon Jungkook intenta demostrarle a Lee Yehyun lo que es un buen amor, pero jamás espera que su vida comience a correr peligro cuando el mayor narcotraficante, conocido como V, al cual busca desesperadamente, se obsesione con Yehyun.❞
Hermosa porta...
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❝ILUMINA MIS PECADOS❞
—¡Escúchame! —exige exasperado—. Taehyung está muy mal y eso nos está afectando también a nosotros, porque nos expone. No quiero acabar en prisión como Félix, o muerto como Bruce. Debemos hacer algo con él...
—¿Qué quieres hacer conmigo? —entra Taehyung, mirándolo con curiosidad.
Ambos voltearon a verlo sorprendidos, en especial Jimin, el cual cambió el semblante de su rostro a uno con miedo de lo que pudiera pensar o cómo podría reaccionar, pues el imaginarse lo que podría hacerle le hacía temblar.
—C-Cada día que pasa corremos más peligro. Yo...sabes que siempre te he apoyado en todo, pero creo que el haber matado a otro policía más, es decir, primero al exjefe de Policía, luego haber intentado matar a Jungkook y ahora a ese policía...
—¡¿Tú causaste el accidente de Jungkook?! —interviene sorprendido, Seokjin.
—Creí que eso era obvio —habla tranquilamente, apoyando las manos en el escritorio.
—¡¿Cómo pudiste?!
—¡Escúchame bien, idiota! —habla exasperado—. Tú Intentaste matar a Jimin cuando te enteraste que tu novia te fue infiel con él, ¿cómo te atreves a reprocharme?
Seokjin tragó en seco desviando la mirada, pues tenía toda la razón. La rabia lo había cegado al punto de querer matarlo, pero con el tiempo se fue calmando hasta llegar a poder tenerlo cerca y no sentir esas mismas ganas. Es decir, le tenía rencor porque Hyewoon era lo único que le hacía saber que tenía sentimientos, pero desde que no la tenía a su lado se sentía muerto por dentro. De todas maneras, no era capaz de perdonar esa traición porque cada vez que veía a Jimin o a la pelinegra, los recuerdos se instalaban en su mente. Pero con el paso del tiempo aquella rabia y dolor iban desapareciendo hasta no quedar nada. No sentir nada. Sólo un gran vacío en su pecho que se iba expandiendo, sintiendo como poco a poco su humanidad se iba apagando.
—¡Como decía! —interviene Jimin, llamando la atención de ambos—. El que hayas matado a ese policía nos pone nuevamente en la mira.
—¿Tú también crees que yo quería matar a Namjoon? —alza la voz molesto con los ojos cristalinos—. ¡Yo le tenía cariño! Lo admiraba como a nadie.