Mi sol

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Ambos chicos bajaron las escaleras hacia el comedor dónde estaba sentada Gemma, Des, y su madre se encontraba saliendo de la cocina con una charola llena de comida para la cena.

Anne divisó a los chicos bajando las escaleras y una sonrisa se formó en su rostro, al igual que en el de Gemma. No se podía decir lo mismo de su padre, el hombre tenía un semblante vacío como siempre, él no sabía que Louis se encontraba ahí, nadie había hablado sobre eso por miedo a su reacción.

Estaban a punto de pisar el último escalón cunado Harry tomó la mano de Louis sin mirarlo a los ojos, sólo tragó duro y siguió caminando. Una vez frente al comedor, Des levantó la vista de su plato para observar a los chicos, no podían describir lo que el estaba pensando ya que mantenía su rostro neutro, sin emoción alguna.

Louis no supo si estaban pasando segundos, minutos, horas, no estaba contando el tiempo, solo tenía la mirada del hombre sobre el y eso lo intimidaba de más, apretó más fuerte la mano de Harry buscando protección en el, la cuál sintió en un segundo.

—¿Te atreviste a meter a este maricón a mi casa?—

Harry apretó su mandíbula por lo que su padre acababa de decir, detestaba tanto que no supiera respetar su vida y sus decisiones, toda su vida había querido tener un papá en el cual pudiera confiar para hablar de temas importantes para el, sólo quería un papá que se preocupara por su felicidad y no por lo que los demás pensaran sobre él.

—Te corrijo papá, me atreví a traer mi novio— habló el rizado con orgullo.

Des se levantó de la silla con demasiada rapidez, esta vez mostraba un rostro bastante molesto, y todos en este lugar sabían lo que estaba por venir. Aún así Harry no se arrepentía de nada.

—¿Tu novio? Debes estar jugando, te dije que te alejaras de este asqueroso Edward. Me molesta tanto que no sepas cumplir una sola maldita cosa, mocoso malcriado—

—A mi me molestan tantas cosas en ti padre, que si te las mencionara ahora no acabaría— atacó.

—H-hazz no hace f-falta que peleen, puedo i-irme ahora— susurró Louis aún con la mirada del hombre sobre el.

—No Louis, no vas a irte, yo te invité a mi casa y el tiene que respetarlo. Es hora de que entienda que no puede controlar todo en mi vida— le dió un apretón en la mano para transmitirle seguridad —es hora de que entiendas que no voy a ser un maldito títere para ti, tengo la edad suficiente como para tomar mis decisiones, a ti te importa una mierda si prefiero un pene a una vagina, Des—

El rizado había sonado firme en todo momento, hasta le había causado un escalofrío al más bajo. Gemma estaba observando todo como si de una película se tratara, estaba orgullosa de su hermano, había pasado tanto tiempo en una burbuja de maldad por parte de su propio padre. Merecía que le pasaran sólo cosas buenas, y tal vez así sería de ahora en adelante.

—Te lo voy a decir sólo una vez Harry. Baja la maldita voz que estás hablándole a tu padre—

El ojiverde soltó una risa sin gracia.

—¿Mi padre?, cielo santo si esto es un padre prefiero ser huérfano o algo por el estilo. Nunca en mis malditos 19 años de vida haz sido un padre para mí; te haz encargado de que mi vida sea una basura y de que yo sea la persona más infeliz— volvió su mirada al ojiazul para seguir hablando —Pero todo eso cambió cuando deje que Louis entrara a mi vida, con el tengo una chispa de esperanza de que mi vida sea más linda en un futuro. Yo sé que el va a compensar toda la mierda que tú me haz hecho—

Louis no pudó evitar sonreír como un bobo, y el sonrojo apareció en sus mejillas casi al instante, se sentía realmente agradecido de que esto le estuviera pasando a el, movió sus labios formando un te amo que Harry pudo leer perfectamente.

Anne miraba la escena conmovida, sentía sus ojos picar por las lágrimas que no estaba dejando salir. Le llenaba de orgullo ver cómo su pequeño hijo podía enfrentar a su padre cuando ella jamás había tenido las fuerzas por una sola razón, el miedo.

—Harry, estás jugando con fuego—

—No me importa quemarme si es por el, querido padre— habló con sarcasmo en cada una de sus palabras.

—No pienso ser parte de una maldita familia podrida, vas a irte directo al infierno Harry, y te vas a acordar de mi cuando estés allá—

El hombre caminó hacia la puerta para salir de la que en algún momento había sido su casa, pero justo antes de salir, escucho claramente las palabras que salieron por la boca de su hijo.

—Te veo en el infierno, Desmond—

Louis seguía en silencio, en su mismo lugar, tomado de la mano de Harry, quién se encontraba sonriendo de una manera diferente a las anteriores, está era una sonrisa amarga y hasta melancólica. Des era un maldito demonio, pero eso no quitaba que era su padre, y estaba más que claro que le dolía no poder tenerlo con el, le dolía no sentir amor paternal.

Su madre ahora se encontraba soltando leves sollozos, aún parada en la puerta de la cocina con la charola de comida entre sus manos. Harry sintió su corazón dar un vuelco al verla llorando, ella jamás había estado sin la compañía de aquel hombre, claro que ahora se iba a liberar de sus gritos y en ocasiones golpes, pero como siempre, no es fácil.

—¡Es hora de cenar!— mencionó Gemma para aligerar el ambiente pero fue en vano.

—Perdón, perdón, perdón, perdón— susurró Anne entre sollozos que se hacían más fuertes conforme iba hablando.

El rizado soltó la mano de Louis y caminó hasta su madre para abrazarla, nadie más pronunció palabra alguna durante algunos minutos hasta que por fin Anne pudo calmar su llanto.

—Lo siento Louis, perdón por arruinar lo que sería tu primer cena con la familia de tu novio—  mencionó apenada.

—Oh, no no no— negó repetidas veces —para nada, habrá mil oportunidades para una cena, lo que me importa es que usted y sus hijos estén bien—

Anne no pudo evitar sonreír, Harry había sabido elegir a la persona correcta, se quedaba tranquila sabiendo que su hijo iba a estar acompañado de un chico tan noble, Louis era un sol.

Never say never [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora