Capítulo 2

4.2K 281 37
                                    

- ¡Buenos días, Sophie! -dice Dakota tras abrir la puerta

Sophie, la mujer del hostal se ofreció ayer a ayudarla con todo lo que le pudiera tras haberle contado por encima su historia personal. Es una mujer de unos sesenta años, bajita, con la tez blanca, el pelo rubio y unos preciosos ojos azules consumidos por el paso de los años. Su voz es la más cálida que haya escuchado jamás y la dulzura que transmite al hablar hace que se sienta como si fuese su nieta. 

En primer lugar, le dijo que no se preocupara por el pago del hostal hasta que no consiguiera trabajo. Después, la invitó a cenar.

- Buenos días, Dakota. ¿Puedo pasar?

- ¡Claro!  

- Te he traído este par de conjuntos.  

- ¡Oh! No tenías por qué preocuparte Sophie 

- Eran de mi hija cuando estaba delgada -ríe- Aunque es mi hija, he de admitir que nunca va a recuperar la figura de antes del embarazo así que quiero que los aproveches tú.  

- Son preciosos -dice la chica observando un par de vestidos- Muchas gracias -abraza a Sophie -Aunque me los quedo hasta que tenga dinero para comprarme ropa, ¿vale? 

- Dakota -le pone la mano en el hombro -No se van a volver a utilizar.  

- Pero siguen sin pertenecerme 

- ¿Sabes? Eres igual de testadura que mi hija -sonríe y le acaricia la mejilla- He pensado que antes de conseguir un trabajo tienes que hacer un par de gestiones. Y quiero acompañarte a hacerlas. 

- ¿Un par de gestiones? ¿En qué está pensando?  

- Tú vístete y te cuento por el camino. Te espero en mi casa cuando estés listas y... ¡Abrígate! El viento sopla hoy en Nueva York. 

- Está bien. Ahora te veo.

Su habitación del hostal era más bien como un apartamento pequeño. Tenía un salón, una cocina, una habitación y un cuarto de baño minúsculos. Pero no se podía quejar. Era más que suficiente para ella.  

Cierra la puerta cuando Sophie se va y a pesar de que se ha duchado en cuanto se ha levantado, vuelve a meterse en la ducha. Hace demasiado tiempo que no toma una ducha y ahora quiere probarla hasta la saciedad. Es increíble cómo se echan de menos las pequeñas cosas a las que estás acostumbrado y que un día de pronto desaparecen.  

Sale de la ducha envuelta en una toalla y corre hacia la puerta. Están tocando de nuevo. Mira por la virilla y ve a la señora Sophie. Abre.

- Imaginaba que aún no te habías vestido 

- A punto estaba de hacerlo 

- Toma, te he traído esto -dice dándole una bolsa 

- ¿Qué es? 

- Maquillaje, unos zapatos de tacón y algo de espuma para ese maravilloso pelo rizado que tienes. 

- ¡Oh! La verdad es que esto me vendrá bien. Pero no hacía falta que se preocupase, Sophie. Ya ha hecho bastante por mí. 

- No es nada cariño. Solo quiero ayudarte a salir adelante porque una jovencita como tú no debería estar pasando por todo esto.  

- Le juro que cuando me recupere le devolveré todo lo que está haciendo por mí. 

- Está bien tesoro. ¿Qué te vas a poner?  

- No lo sé. ¿Dónde vamos? 

- Yo elegiría un vestido. Aunque no lo creas, en mis tiempos era un "fashion victim" 

SKINNY LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora