La despiertan los golpes en la puerta. No puede ser. Tiene mucho sueño. ¿Pero qué hora es? Alcanza el móvil como puede y mira la hora: las diez de la mañana. Está cansada. Muy cansada. Hace tiempo que no tenía sexo y, además, nunca lo ha tenido de esa intensidad y esa pasión. Siempre había disfrutado el sexo con sus anteriores relaciones, pero nunca de esa forma tan... especial, provocadora, sensual y excitante. El simple hecho de pensar que podrían verla con las tetas pegadas al cristal hacía que todas las sensaciones que tenía se multiplicarán. Eso sin contar que contribuyó a que su orgasmo llegase antes. Las caricias de Lucas, su manera de tocarla, de penetrarla, de saborearla...
Se lleva las manos a la cabeza y se restriega los ojos.
-¡Voy!
Mira hacia el otro lado de la cama. No hay nadie. Recoge la camiseta y sus vaqueros que están en el suelo y se los pone tan rápido como puede mientras se dirige a la puerta.Los golpes en la puerta siguen. Van a hacer que se le vaya el buen humor con el que se ha despertado. Contesta desesperada:
-¡Ya voy!
Que Lucas se hubiese quedado en su casa, en su cama hubiera contribuido a que su despertar hubiese sido aún mejor. Le hubiese dado una lección de cómo preparar el desayuno y de cómo hacer el amor por la mañana, aunque eso lo sabrá de sobra.-¡Buenos días! -exclama al ver a Sophie, que está apoyada en la pared, cansada
-Buenos días. ¿Cómo te has levantado hoy? -le dice dándole un abrazoEn esta semana que lleva en el hostal, Sophie se ha convertido en algo así como su "hada madrina". No permite que nada malo la siga atosigando: la invita a comer, le da ropa, le regala objetos que sabe que no tiene y que va a necesitar, le pregunta si necesita algo cada vez que va al supermercado, le pregunta cómo le ha ido el día, la aconseja, la mima... Básicamente, el trabajo de una madre.
-Muy bien, por ahora. No sé cómo irá por la mañana. ¿Y tú?
-Pues con un dolor de espalda brutal, hija. Pero estoy acostumbrada, ya soy vieja y esto es lo que me espera cada día.
-¿Te has tomado alguna pastilla?
-Sí, me he tomado mis pastillas diarias para controlar el azúcar y el colesterol y también otra para los dolores musculares.
-Sophie, si necesitas que te ayude con algo solo tienes que decírmelo, ¿vale?
-Lo sé, hija. Y lo haré si te necesito
-Vale. ¿Quieres pasar? -le dice abriendo la puerta para que pase
-¡Oh no! He venido a llamarte para que me acompañes a desayunar. He comprado churros, ¿te gustan?
-¡Me encantan! Si me das un segundo, me ducho deprisa y bajo
-Voy preparando el café mientras. No tardes mucho.
-Vale. Bajo enseguida.
-Hasta ahora -dice Sophie y se va, caminando despacio por el pasilloDakota cierra la puerta. Y comienza a buscar alguna nota de despedida de Lucas en el salón. Busca en el sofá, en la mesa pequeña, encima del televisor, en el perchero...No encuentra nada. Lo mismo ocurre en la cocina y en su habitación. ¿Quizás en el baño? Menos aún. Coge el móvil y revisa la bandeja de entrada del email. Nada. Los mensajes. Nada. El buzón de llamadas. Nada de nuevo. Ninguna llamada. Ningún email.
Ha sido un polvo de una noche en toda regla. ¡Y con su jefe! Ahora sí que la ha cagado monumentalmente. ¿Por qué el organismo necesita saciarse sexualmente? ¿Por qué? Si estuviese satisfecha no se hubiese abalanzado contra Lucas y no hubiese permitido que se acostarán a la primera de cambio. ¿Y ahora que va a hacer? ¿Escribir directamente una nota de renuncia? ¿La despedirá? ¡No puede hacer eso! Fue él quien empezó con el beso (y ella le siguió). Bueno, si la despide puede denunciar que ha intentado abusar sexualmente de ella (cosa que es cierto, en cierta parte) y así conseguiría una indemnización. No acabaría tan mal del todo, ¿no?
Se mete en la ducha, se pone uno de los vestidos más viejos para estar por casa, las zapatillas de lona y baja a desayunar con Sophie. El desayuno le servirá para distraerse y engordar.

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SKINNY LOVE
RomansaDakota Moore es una empresaria multimillonaria que sufre una serie de acontecimientos adversos que la vida le ha deparado, provocando que acabe en la calle, convirtiéndose en una sin techo. Lucas Lewis, el empresario más importante de Nueva York del...