El resto de la tarde la pasaron viendo películas, comiendo palomitas y haciendo el amor una y otra vez. Quizás deberían haber zarpado y haber visto el mar en estado puro, pero las obligaciones de Lucas requerían estar alerta y no podían permitirse perder tiempo si una urgencia ocurriera. Así pues, esta incipiente pareja de enamorados disfrutó el uno del otro, tanto que llegaron a percibir y detectar algunas de sus manías características: Lucas reafirmó la costumbre de Dakota de tocarse el cuello cuando está nerviosa, incluido en momentos sexuales. Además, descubrió que no le gusta dormir sin calcetines y si lo hace es porque las sábanas no son lo suficientemente suaves, que galardonaría un mundo que no juzgara a las mujeres por no llevar sujetador, porque la comodidad que tiene sin ellos es indescriptible.
Por su parte, Dakota observó que Lucas duerme con uno de los brazos debajo de la almohada y que odia profundamente las almohadas con poco relleno, que siempre huele a colonia y que despeinado está guapísimo.
- Deberíamos ir a cenar, Dakota.
- Deberíamos...
- ¿Qué te parece si te vistes y te llevo a un lugar espectacular a cenar?
- Yo tengo un plan mejor.
- ¿Sí? –frunce la frente - ¿Cuál?
- Voy a pedirle a Belinda un par de cosas. En seguida vuelvo.
Dakota, se coloca las zapatillas y el vestido playero bien y camina hasta la cocina, donde Belinda está haciendo la cena.
- Buenas noches, Belinda.
- Buenas noches, señorita Moore.
- Por favor, llámeme Dakota
- Perdone, Dakota –sonríe –¿Necesita algo?
- La verdad es que me gustaría cenar en el camarote. ¿Le importa que me lleve la cena que ha preparado en una bandeja?
- ¡Oh! Por supuesto. Se la prepararé. Vuelva al camarote, en seguida se la llevo.
- No, no. Yo misma me la llevaré. No es ninguna molestia. ¿Puedo preguntarle que ha hecho de postre?
- Nada especial. He hecho un bizcocho de piña y en el frigorífico hay fruta, helados, yogures.
- ¿Hay fresas? ¿Nata?
- Sí, las fresas están en el cajón inferior y la nata en una de las baldas de la puerta.
- Muy bien. Voy a preparar le postre mientras usted ordena la cena en la bandeja.
- De acuerdo, señorita. Espere unos minutos a que lo sirva todo.
- Por supuesto.
Dakota no iba a preparar ningún postre de fresas y natas. No tenía ni tiempo ni ganas ni se le daba bien cocinar, por lo que las sirvió en un bol transparente una vez lavadas y colocó el bote de nata junto a este. Al final, Belinda tuvo que ayudarla a bajar la cena al camarote. Dakota bajó y abrió la puerta con extrema precaución, gritando para que Lucas se enterase y se vistiera. Pero cuando entraron en él, vio no solo a Lucas vestido, sino que las ventanas estaban un poco abiertas para ventilar el ambiente.
Ambos dieron las gracias a Belinda que se retiró para cenar en la parte superior con su marido.
En el camarote, la situación en el plazo de una hora. Lucas y Dakota habían cenado viendo el musical de Mamma mia, uno de sus preferidos, y el postre, como ya ella había planeado, se había personificado en sí misma. Se había desnudado y había colocado fresas y nata por todo su cuerpo. Lucas enloqueció mientras observaba los movimientos y resultado de la estrategia de Dakota, y no dudó ni un segundo en caer bajo sus órdenes.

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SKINNY LOVE
RomanceDakota Moore es una empresaria multimillonaria que sufre una serie de acontecimientos adversos que la vida le ha deparado, provocando que acabe en la calle, convirtiéndose en una sin techo. Lucas Lewis, el empresario más importante de Nueva York del...