Capítulo 20

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Cuando llega a su piso, lo primero que hace es tirarse sobre la cama y ponerse a llorar. No le basta con controlarla que encima quería manipularla, grabarla, romper su intimidad y dignidad. Cuando creía que no podía sorprenderse más, llega Lucas, y da un giro de 180 grados a su vida.

¿Dónde se ha metido? ¿Cómo ha acabado así? Se ha enganchado de alguien emocionalmente inestable a pesar de que sabe que lo único que conseguirá es sufrir. Quizás si fuese normal, y no le hiciera sentir toda esa oleada de sentimientos cuando está cerca, no le interesaría. Y en lo más profundo de su corazón sabe que es verdad. Que desde la primera noche que pasaron juntos, en la que la remota casualidad de que los estuvieran observando le excitó, sabe que nada volvería a ser lo mismo para ella. Que sus expectativas del sexo cambiarían completamente. Pero... ¿Tanto? ¿Podría aguantar que miles de personas la vieran en la red?

Se da la vuelta sobre la cama, y como le ha ocurrido tanto en los últimos años, llora desconsoladamente

***

El infernal polítono del móvil hace que se levante fuera de lugar, desorientada y con un dolor de cabeza increíble.

- ¿Sí? –responde cuando ha tragado saliva. No ha mirado quién era. Podría ser...

- Dakota, buenos días. ¿Te he despertado?

- La verdad es que sí, pero no te preocupes –se incorpora en la cama. Oír la voz de Alex ha sido todo un alivio.

- He conseguido los papeles de mis padres. ¿Puedo invitarte a almorzar y les echamos un vistazo?

- Por supuesto, so... solo dame un par de minutos para que reaccione. Mi cabeza va a estallar

- ¿Bebiste anoche?

- No. Es que siempre me levanto así de... trastornada –se calza las zapatillas y sale al salón con el teléfono en la oreja

- Entonces no quiero imaginarte tras una noche de borrachera

- No. Mejor que no me veas –sonríe

- Bueno... Dejo que te recuperes y reacciones al mundo. ¿Te viene bien que pase a por ti a la una?

-Sí. Te envío mi dirección ahora en un mensaje.

- Genial. Hasta luego entonces

- Hasta luego, Álex.

Saca un cartón de leche de la nevera, se lo echa en una taza y lo mete en el microondas dos minutos. Mientras espera, teclea su dirección y se la manda a Álex. Se apoya en la mesa. Necesitará mucho maquillaje para tapar sus ojeras. ¿Y qué existe en el mercado para tapar los sentimientos heridos?

Cuando el microondas suena coge la taza y se la bebe para, acto seguido, dejarla en el fregadero y dirigirse a la habitación para limpiar un poco.

Coge la el Macbook y pone la música predeterminada que regalaban en iTunes. Quizás, entre letras de canciones pueda olvidar el pésimo episodio de anoche. Sin embargo, se da cuenta que no puede agacharse, que cualquier movimiento que no sea una postura recta le duele, incluso el simple hecho de sentarse o apoyarse en algún mueble.

Para cuando llega la una de la tarde, Dakota ya está preparada. Se ha puesto una camisa lila con una falda de tuvo cuya tela es muy ligera y no le produce tanto dolor al rozarse. Esto, lo ha combinado con unos zapatos negros y un buen maquillaje para evitar que la gente vea sus sentimientos, el desastre de su vida.

Tocan la puerta. Dakota se apresura a coger el bolso y el móvil y se dirige hacia la puerta.

- Vaya... Sí que te sientan bien los fines de semana, ¿no?

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