La situación en el despacho es bastante incomoda. Dakota ha llegado antes que Lucas y se ha sentado en el sillón negro, con las piernas y las manos cruzadas a la altura de sus rodillas. Mira al frente, pero en realidad su mirada está fijada en los cuadros que sobresalen sobre la cabeza de Lucas.
- ¿Piensas hablar en algún momento? –Lucas arquea las cejas
- ¿De qué me tengo que ocupar hoy?
- ¿No crees que es mejor que me sueltes todo lo que piensas en vez de estar comiéndote la cabeza e ignorando el tema y a mí? Que sepas que te he dejado pasar esa actuación porque me preocupas más tú, tu salud mental y física, pero la cosa no va a quedar así.
- ¿Ves lo que pasa, Lucas? Cuando actúo por impulsos, me castigas con tus palabras de indiferencia. Si actúas tú por impulsos o te equivocas, no puedo reclamarte nada. Estamos en una espiral continua de discusiones–reconciliación–follar –discusiones.
- Tienes razón, Dakota. Tú provocas que me comporte así. Siento que no puedo controlarte como me ha ocurrido hasta ahora con las demás, y eso me saca de mis esquemas. Pero nunca te grabaría a propósito. Y nunca jamás usaría esas imágenes con malos fines.
- O sea, ¿qué si lo usarías de formas personal?
- No Dakota. La cámara no era para grabarnos, sino para proteger mi casa. Tengo cuatro cámaras semi ocultas en mi habitación. Allí tengo guardad mi caja fuerte con información confidencial de casos que he tratado. Si alguien entrara a robar, esa cámara lo grabaría de forma inmediata.
- ¿Y la dejas a la vista para que le ladrón pueda acabar con las pruebas? Vamos Lucas, eres capaz de ingeniar algo mejor.
- Dakota, esa cámara estaba ahí porque la había sacado de su sitio ayer cuando llegué a casa. No me acordé de colocarla en su sitio porque estaba más centrado en resolver la tensa situación que tenía contigo. Te aseguro que he borrado todos los vídeos de nuestro encuentro. Podemos ir a comprobarlo ahora mismo.
- Yo...Lucas yo necesito tiempo. Ahora mismo no sé qué pensar. Tu explicación parece convincente. Pero mi mente tiene otras explicaciones posibles.
- Dakota, ¿de verdad me ves capaz de hacer algo así? Primero, no dejaría que nadie, repito nadie, te viera desnuda y llena de placer. En segundo lugar, no puedo poner mi reputación en riesgo. Yo salgo en esas grabaciones.
- Lo sé, tienes razón, pero...
- Está bien. Tomate el tiempo que necesites. Pero Dakota, no quiero que te confundas, no soy la persona que te hará daño.
- ¿Podemos dejar en pausa este tema durante un tiempo, por favor? Todo está reciente y no puedo pensar con tanta presión.
- Sí. Coge tu información y tu presentación del caso Kendall y ve a la sala de reuniones. Espérame allí, vamos a hablar sobre este caso detenidamente. Necesito actuar sobre esta compañía cuanto antes.
- Vale, dame unos segundos para respirar aire fresco y repasar todo lo que apunté e investigué.
- De acuerdo. Te espero allí en quince minutos.
***
Y así pasaron casi dos semanas. Las horas de oficina se las pasaba cargada de trabajo, sumergida en un mundo de leyes. Lucas le mandaba tanto trabajo que el libro de las leyes del Estado era una prolongación de su mano.
La relación con Lucas se había convertido en una relación de jefe-trabajadora, aunque no faltaban momentos de control constantes e indirectas sexuales. Trataba de mantenerse en sus treces a pesar de todo. Aún seguía soñando con malas interpretaciones del momento que vivió en su habitación. Sabía que la explicación de Lucas era más que lógica, pero su pasado la hizo desconfiada y no podía evitar poner en duda todo lo que ocurría a su alrededor. Cada vez que veía a Lucas por los pasillos, con sus sonrisas reservadas, quería morirse. Estaba colada por él y que Lucas intentara olvidar el tema y coqueteara con ella, no ayudaba.
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SKINNY LOVE
RomanceDakota Moore es una empresaria multimillonaria que sufre una serie de acontecimientos adversos que la vida le ha deparado, provocando que acabe en la calle, convirtiéndose en una sin techo. Lucas Lewis, el empresario más importante de Nueva York del...