- ¿Quieres quedarte? –le pregunta Dakota cuando Lucas vuelve al salón, tras llevar sus maletas a su habitación
- Me encantaría, pero no puedo. Tengo que trabajar en cuanto ponga un pie en mi casa. Te llamo mañana.
- Vale. Gracias por este fin de semana. Me ha encantado –lo abraza
- Gracias a ti por venir conmigo. Hasta mañana Dakota –la retira y tras un largo beso en los labios, sale por la puerta
Dakota cierra la puerta y suspira apoyada en ella. Tiene que acabar con ese sentimiento que está naciendo dentro de ella, y la única forma en la que sabe hacerlo en centrarse en el mundo de la demanda. Corre a su habitación y pasa las nuevas imágenes que ha hecho desde su móvil al ordenador. Tiene que contrastar más información del caso.
Lucas se fue a trabajar a otro camarote distinto al principal y Dakota, como dijo, se fue a pasear con Belinda sí, pero tardó una hora y no dos. Tenía una clara intención: investigar.
Se encerró en el camarote principal y comenzó a registrar cajón por cajón los documentos de Lucas. No había nada relacionado con ella. Nada interesante, hasta que se encontró con una carpeta llena de fotos. Fotos de ella en su antigua vida: yendo a Starbucks a por un café, en la oficina, paseando por la calle, de compras, entrando en su casa, conduciendo, de fiesta, enrollándose con chicos... Pero qué coño...
Sin embargo, sus fotos no eran las únicas que estaban allí. Había más carpetas con más fotos de otras chicas y de hombres, junto a informes de investigación. ¿Pero a qué se dedicaba este tío? ¿Por qué lo tenía todo en el barco? Quizás pensaba que, si era investigado, inspeccionar su barco sería el último recurso del juez y él tendría el tiempo suficiente para deshacerse de todo el material.
Paseó los dedos por las carpetas, tentando a su suerte por si Lucas volvía... Quería saber a quién más ha estado investigado. ¿Tendrán relación con ella?
***
Los días pasaron y Lucas seguía sin dar señales de vida tras aquel fin de semana en el barco. Estaba harta de mandarle mensajes, llamarlo o dejarle mensajes en el contestador, eso sin incluir los emails a su correo electrónico. De nuevo, estaba arrastrándose por él. No estaría tan angustiada si Lucas no le hubiera prometido que le enviaría un mensaje cuando llegara a su casa tras una fiesta de empresarios.
Dakota compró periódicos por si había alguna noticia sobre él. Un posible accidente, una redada policial a empresarios, un tornado... ¡Cualquier cosa! Y es que qué Alan no constestara al móvil no le ayudaba nada. ¡Malditos Lewis!
Las mañanas eran un auténtico castigo: se las pasaba recopilando datos de Lucas sobre su empresa, formulando un borrador compensatorio y denunciante mientras no podía quitarse de su mete sus besos y sus caricias. Odiándolo y echándolo de menos al mismo tiempo.
Las tardes eran mejores. En Walmart estaba tan ocupada que no tenía tiempo en pensar en Lucas. Y eso la alegraba.
- Dakota, ¿te vienes al pub con nosotras? –le preguntó Lucy, mientras colgaba su uniforme de Walmart en su taquilla
- Eh... No puedo. Estoy hecha un desastre. Mírame –agachó la cabeza revisando su atuendo
- No –afirmó contundente. – Estás preciosa. Esos vaqueros y esa camisa lencera te quedan geniales.
Dakota se miró en gesto reflejo. Llevaba unos vaqueros oscuros rotos por las rodillas, la camisa lencera metida por dentro del pantalón y sujeta con una correa gris y negra con la textura de leopardo. Ese outfit iba combinado con unas botas cortas negra. Nada del otro mundo. Tampoco estaba tan mal, ¿no?

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SKINNY LOVE
RomanceDakota Moore es una empresaria multimillonaria que sufre una serie de acontecimientos adversos que la vida le ha deparado, provocando que acabe en la calle, convirtiéndose en una sin techo. Lucas Lewis, el empresario más importante de Nueva York del...