Capítulo 35

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Contra todos sus esquemas, Lucas no la lleva directamente al hotel, sino que van a la comisaría de policía indicada por el agente la noche anterior. Tienen que ir a prestar declaración. El comisario le dice que está libre de cargos porque tanto el portero como los empleados del Breton han reconocido que la vieron en el restaurante a la hora que sugirió.

El resto del día lo pasa sola en el hotel, y como una buena trabajadora de la empresa de Lucas, ha pedido comida y ha comprado un par de películas en la televisión a costa de la empresa. Así es como ha pasado la tarde, tumbada en la cama disfrutando de tres comedias románticas.

Lucas le envió un mensaje diciéndole que iba a estar toda la mañana analizando con unos especialistas la información que le había dado, que volvería tarde. Ella, por su parte, se asomó un par de veces a la puerta descubriendo así que su guarda espaldas particular estaba en el pasillo. Sin darle mayor importancia, se quedó dentro de la habitación disfrutando de la soledad y del lujo de la habitación.

A las diez y media de la noche se puso el pijama y se acostó en su lado de la cama, separando el lado de Lucas con almohadas. Al día siguiente tenía que levantarse temprano para preparar la maleta antes de partir y prefería descansar para el viaje tan largo de vuelta a casa.

El despertador sonó antes de lo esperado, y aunque se había costado pronto, las horas de sueño no le parecieron suficiente. Se sorprendió al notar algo frío rozando su cara y descubrió que los cojines seguían ahí.

- Buenos días, señorita Moore

Vuelve a ser sorprendida y pega un respingo en la cama, se gira y ve a Lucas sentado mientras lee el periódico de la mañana y desayuna en la mesa que hay cerca de la televisión. Deja el periódico en la mesa y sonríe a Dakota unos segundos antes de que coger su taza de café y llevársela a la boca.

- Buenos días –pronuncia en un tono de voz casi inaudible

- Te he pedido un poco de todo porque no sabía que te gustaba.

- Mmm –dice emitiendo un par de sonidos extraños producidos por su estado de somnolencia

Con un ojo abierto y el otro cerrado, mira todo lo que hay encima de la mesa y la verdad es que nada tiene desperdicio. Una gran bandeja de fruta acompaña las bandejas de tostadas y panecillos de chocolate junto al té, el café y la leche, que aún se puede ver como echan humos.

- ¿No hay nada de beicon o huevos fritos? –se levanta de la cama porque su barriga está a punto de convertirse en Shrek.

- No. Nada de grasa tan temprano.

- Pero, ¿qué clase de americano eres tú? –arrastra los pies por el suelo de la habitación y se sienta frente a Lucas en la mesa

- Uno sacado de una revista de decoración. Nunca he comido beicon ni huevo frito.

- No puedes estar diciéndolo en serio –dice llevándose las manos a la boca

- Lo digo en serio. Muy en serio.

- Definitivamente no has tenido infancia –coge una tostada y se la lleva a la boca para sentenciar la frase.

Tras pasar la mañana haciendo la maleta y regañando a Lucas por mirarle el culo e insinuar cosas poco apropiadas para un hombre que tiene novia, por fin llegan al avión. El mismo avión que los trajo hacia México. En el avión no hablaron mucho. Dakota se puso los auriculares y lo estuvo evitando la mayor parte del tiempo; necesitaba seguir reuniendo información sobre Lucas y estaba buscando una minúscula idea en su cabeza para sacarlo de la oficina y poder copiar su disco duro. Una vez hecho con un desconocido, hacerlo con un conocido tiene que ser pan comido. El inconveniente: que ahora no sabrá cuando está Lucas fuera de su oficina gracias a su cristal tapado. De todas formas, hoy va a ser un largo día en el que tomar decisiones.

***

- Gracias por traerme a casa –dice poniendo la mano en la puerta, preparada para salir de aquella situación tan incómoda.

- Te ayudo a subir la maleta –Lucas copia su gesto, poniendo la mano en el pomo de la puerta de su coche.

- ¡No! –grita – No hace falta. Nos vemos mañana.

- Dakota espera.

- Dime.

-Recuerda que quedan seis días para nuestra cita –una sonrisa se forma en su cara7

- No es una cita. Adiós Lucas –sonríe y cierra la puerta para ir hacia el maletero

No es una cita ni será una cita, ni un encuentro, más bien será su perdición. Dakota tiene seis días para destruir a Lucas y su plan va a ponerse en marcha en este preciso instante.

Sube la maleta mientras ve como el coche de Lucas se aleja del Motel. Entra en su desordenado apartamento llevándose las manos a la cabeza. ¿De verdad pudo ser capaz de dejarlo de esa manera? Lleva la maleta a su habitación y coge el portátil de la mesa. Saca del bolso la batería externa que le devolvió Lucas para comprobar si ha borrado todos los datos que ella consiguió. Así es: la batería está limpia.

Su móvil es su siguiente movimiento. Marca el número de recepción y pide que le pasen con Claire.

- Hola Claire. Soy Dakota.

- Hola Dakota. ¿Qué tal el viaje de negocios?

- Bien. Muy bien. Acabamos de llegar, la verdad.

- ¿Se ha portado Lucas bien?

- Sí, genial. Supongo que ya sabéis todo lo que ha pasado, ¿no? –sostiene el móvil entre su oreja y su hombro, y teclea información actualizada en el documento contra Lucas.

- Si bueno, de algo nos hemos enterado. Estás bien, ¿verdad?

- Sí. Sana y salva. Por cierto, hablando de Lucas, ¿sabes si va a ir hoy a la empresa?

- No sé si vendrá o no. Normalmente cuando viene de viaje y quiere trabajar se queda en casa. ¿Por qué? –pregunta con firmeza

- Porque necesito coger unos documentos que están en su impresora para acabar unos documentos de México.

- Pues no está aquí y su despacho se cierra con llave cuando él se va. Quizás si lo llamas...

- Últimamente no podemos ni vernos. Me ha costado la misma vida intentar sacar una sonrisa las horas que he pasado con él en México. Por eso, no creo que sea una buena idea que lo llame.

- La verdad es que sí. Bueno, creo que Alan tiene una copia de la llave. Puedes venir a preguntarle. Está en su despacho y a ti seguro que te la deja.

- Mm... Sí, creo que iré a pedírsela. Gracias Claire. Nos vemos ahora.

- De nada. ¡Hasta ahora!

Termina de teclear y va directa hacia Lucas Enterprises: Alan le espera con la llave de la tumba de Lucas. Quién lo diría, ¿verdad? Que un hermano vaya a hundir al otro. ¡Cosas familiares! 


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¡Hola! Siento no haber actualizado el viernes, pero es que con el lío de los exámenes de la universidad no me he acordado de subir el capi nuevo.

Siento, además, que sea tan breve, pero a veces, viene bien algo así. 

Os espero la semana que viene. Un beso.



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