Capítulo 19

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El cansancio hace estragos en su cuerpo y aunque intenta con todas sus fuerzas abrir los ojos, le es imposible. Necesita abrir los ojos y disfrutar con los cinco sentidos de los pequeños besos que Lucas le está dando paulatinamente por todo su cuerpo. Ha comenzado depositando un beso en cada uno de los dedos de sus pies y ha acabado jadeando en su oreja, mientras le mordía los lóbulos de sus orejas.

Su cadera comienza a arquearse conforme a la dureza de sus pezones. Lucas baja con suaves caricias por su costado, sintiendo cada poro de su piel, haciéndola estremecer. ¿Se puede comenzar mejor el día?

De pronto se siente ligera. El peso que le dificultaba la respiración ha cesado y con él las caricias.

- Bue...nos días –susurra entrecortada por la excitación que le producen los suaves besos de Lucas en su cuello.

- Eres preciosa Dakota. Desde ese alocado pelo rojizo hasta el brillo de tus ojos –le da un beso en los labios y se baja de la cama –Cierra los ojos –le ordena a Dakota, que lo observa con unos grandes ojos brillantes, expectante por las palabras que le acaba de dedicar

Dakota obedece y la oscuridad que le proporciona sus ojos cerrados, se ve perturbada por la desinhibida sonrisa de Lucas. Se incorpora en la cama, algo aturdida, tiene un gran dolor de cabeza y no se acuerda de nada de lo que pasó la noche anterior.

- ¿Nos acostamos anoche, verdad?

- Un par de veces. ¿No te acuerdas de nada?

- No mucho. Tengo imágenes fugaces que vagan por mi mente.

- Vaya, decepcionante. Pensaba que conseguiría que nunca olvidarás mis caricias. Quizás un buen desayuno te aclare las ideas.

- Lo siento, Lucas. Creo que bebí demasiado anoche. Nunca me había pasado esto. Nunca había llegado a este punto.

- No te preocupes. Yo debí haber parado también, pero tus besos subieron mi temperatura corporal y nublaron mi mente.

- No, no. El vino altera mi sangre. -confiesa con una sonrisa de medio lado.

- Toma. -le dice ofreciéndole una de sus camisetas nergras. – Vamos a la cocina, voy a hacerte el desayuno. -Lucas se levanta energético de la cama y arrastra a Dakota hasta el salón, colmándola de besos y abrazos. -¿Qué te apetece?

- Un zumo y una caja de pastillas para el dolor de cabeza.

- ¿No sabes que la resaca se va con más sexo? -sonríe de forma pícara, pero Dakota no tiene ni ganas de seguirle el juego

- No -le devuelve la sonrisa Dakota. -Nunca había oído ese dicho.

- Te haré tortitas y un poco de fruta.

- Gracias. ¿Te ayudo en algo?

- No. Descansa.

- Me duele todo el cuerpo. Tengo agujetas en las piernas.

- Señal de buen sexo.

- No me cabe la menor duda.

- ¿Sabes qué? -Lucas ha sacado la fruta del frigorífico y la está cortando delante de él

- ¿Qué?

- Estás preciosa con el pelo alborotado, los ojos entrecerrados, las orejas rojas por la calefacción y el dolor de cabeza.

- Jefe, el sexo nocturno le ha provocado un gran problema visual. Necesita gafas.

- Siento decirle que veo perfectamente. Me reviso la visión cada año.

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