Vuelven a sentarse en el sofá tras haber recogido la cocina. Sí, aunque parezca increíble, Lucas le ha ayudado a limpiar. Ha aprendido en dos días más cosas con ella sobre las labores domésticas que solo durante toda su vida. Bueno, un hombre como él no necesita hacer nada en su casa porque ya tendrá a alguien que se lo haga todo. En realidad, le gustaría saber cómo es su casa. Por lo que ha podido observar, es un hombre muy meticuloso, le gusta que cada cosa esté en su sitio. Su casa debe ser algo parecido a la Casa Blanca, decorada con escasos muebles pero que hacen que las habitaciones cobren sentido y se sientan vivas, habitaciones que invitan a la gente a entrar para no salir, habitaciones impregnadas del olor de Lucas.
- Lucas no quiero ser grosera pero... Son las tres de la mañana. Y mañana tenemos que trabajar. -Adquirió un tono bastante suave. A ella no le importa que se quede, pero sabe que si él está junto a ella, el dormir no es una opción, y necesita estar concentrada en la oficina.
- ¿Me está echando, señorita Moore? –dice mientras pasea su dedo índice suavemente por el cuello de Dakota, provocándola, haciendo que su sexo vuelva a arder en deseo
- Sí. Verás... Es por mi jefe. -Dramatiza sus gestos para darle más expresividad a sus palabras. Para hacerle ver su realidad entre bromas. - Es un maniático del control y no me permite llegar tarde.
- Menudo cabrón –dijo con una sonrisa de medio lado
- Ni te lo imaginas -le guiña un ojo. Con él, repite ese gesto unas mil veces al día.
Lucas extendió sus brazos y la atrajo hacia él. Pasó un buen rato en sus pechos, amasándolos por encima de la camiseta con la presión justa para que sus pezones se endurecieran. Le mordisqueó el lóbulo de la oreja y empezó a bajar una mano hacia sus partes íntimas. El grosor de su polla sobre la parte inferior de su espalda le revelaba exactamente qué era lo que tenía en mente.
Y Dakota ya estaba lo suficientemente excitada cómo para poder negarse a lo que le estaba haciendo. Se giró para ponerse a horcadas sobre él. Entrelazó sus manos con las de él para mantenerlas ocupadas mientras apoyaba la frente sobre su frente y lograba decir entre susurros algo:
- Tenemos que hablar de algunos temas
Sus ojos permanecieron fijos en sus labios y levantó una ceja.
- ¿Sí? –pregunto moviéndose debajo de ella
- Sí –Inclinó la cabeza para que pudiese mirarla –Eres mi jefe. No deberíamos hacer esto
- No ahora. Ahora sólo soy Lucas –se acercó a ella y le mordió el labio inferior tras un beso rápido
Tendrían que posponer ese asunto para un momento en el que Lucas no estuviese apretando su polla contra su coño. Aquella polla podría hacerle decir cualquier cosa en estos momentos.
Lucas desenlazó sus manos y le quitó la camiseta a Dakota mientras recorría su cuello con besos. Inclinándose hacia delante, tomó uno de sus pechos con la boca. Devorando los pezones con tanto ímpetu que parecía que se le iba a ir la vida en ello. Ella lanzó un suspiro de placer mientras su cuerpo se rendía a él. Sin embargo, su cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto de que no quería mezclar el trabajo con el placer de nuevo.
- ¿Y qué va a pasar si llego mañana tarde?
Sus labios dejaron su pecho.
- ¿En serio quieres hablar sobre trabajo?
Asintió con la cabeza. En realidad no. No quería hablar de eso. Quería que la poseyera en ese mismo momento, quería excitarlo de la misma manera en la que él lo hace. Pero sabía que, tarde o temprano, estos encuentros le pasarían factura.

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SKINNY LOVE
RomanceDakota Moore es una empresaria multimillonaria que sufre una serie de acontecimientos adversos que la vida le ha deparado, provocando que acabe en la calle, convirtiéndose en una sin techo. Lucas Lewis, el empresario más importante de Nueva York del...