Capítulo 30

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Chicas, comienza la cuenta atrás definitiva para acabar la novela. 

Recordad que solo tiene 39 capítulos.

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A las 7 de la tarde decide reaccionar su cuerpo. La siesta se le ha ido de las manos. Alcanza su móvil y ve veinte mensajes de Lucas. Pero no contesta a ninguno. Los marca como leídos y vuelve a bloquear el móvil.

Se despereza por la cama unos segundos mientras piensa cómo va a aprovechar la tarde. De un salto, se levanta de la cama para ir en busca de su maleta. Saca un mono blanco corto con rayas verticales negras y lo deja encima de la cama junto a unas sandalias negras y un cardigan de crochet en un tono beis.

Corre al baño a maquillarse antes de que sea más tarde, pero para ello, deja el ventanal que da a la terraza abierto, junto a la ventana del baño, para que el aire fresco de México consiga renovar su mente.

Maquillaje, polvos matizadores, delineador negro, colorete y labios rojos.

Se hace un semi-recogido informal y va a vestirse. Utiliza las muestras de perfumes de la suite antes de salir por la puerta.

Intenta salir haciendo el menor ruido posible para burlar a Lucas. No quiere salir con protección. Sabe que si se encuentra con Lucas la obligará a llevar un guardaespaldas. Ni que fuera famosa, o mucho peor, una niña. Toca en el ascensor y pasa el hall de la entrada disimulando con su teléfono móvil.

La secretaria de Kendall le recomendó antes un restaurante llamado Breton. El nombre no le suena mucho a mexicano, pero si es una recomendación, no tiene que estar mal. Así que al salir del hotel, le pregunta al botones donde se sitúa, dando la casualidad que está un par calles detrás del hotel. A diferencia de Nueva York, la gente camina tranquila, sin prisa y además no hay mucha densidad de población por kilómetro cuadrado.

De camino al restaurante se encuentra con un precioso parque verde. No es muy grande, pero dentro de él se respira tranquilidad y armonía. Decide pasear por él mientras espera un poco para ir a cenar. Ahora que está en México se ha dado cuenta que es fundamental que aprenda español, no sólo por estar en un país de habla hispana, sino porque Estados Unidos está lleno de hispanos.

Guarda el móvil en el bolso pequeño que ha cogido antes de salir de la suite. No tiene batería. ¡Qué bonita casualidad! Siempre le ocurre lo mismo. Es un desastre. El único recuerdo que se podrá llevar de allí es lo que quede grabado en su retina.

Cuando llegue a la oficina, va a intentar entretener a Lucas algún día para copiar toda la información que tiene en el ordenador. ¿Pero cómo?

La tarde va cayendo y su apetito va floreciendo. Sin esperar ni un segundo más, sale del parque cerca de las nueve de la noche. Localiza el restaurante Breton con dificultad porque no se esperaba que estuviera entre unas callejuelas. Su fachada era sencilla, pero trasmitía tranquilidad y confianza. Las puertas eran de madera oscura y la pared que la rodeaban estaba llena de enredaderas y grandes maceteros con flores rojas, probablemente artificiales.

El interior era magnífico. Las mesas se situaban entre grandes fuentes de agua que refrescaban el ambiente y el calor que allí hacía.

El maître vino enseguida a atenderla, ella pidió una mesa para una persona y lo siguió. Abrió el menú, y optó por un vino blanco y unas fajitas de pollo empanado con verduras. ¿Algo más típico?

Tras la cena, disfrutó del postre visualizando un espectáculo de Mariachis. Se unió a la pista de baile porque uno de ellos la sacó a bailar.

Casi a las 12 de la noche, vuelve al hotel. Después de cenar, fue a una heladería y volvió al parque al que fue en primer lugar para relajarse y comerse el helado.

Pasa sonriente el hall del hotel y entra en el ascensor. Sin embargo, cuál fue su sorpresa al salir del ascensor: más de seis policías estaban en el pasillo, y a través de éstos se podía ver la luz que emanaba de su habitación.

- ¡Dakota! –Lucas corre hacia ella con los ojos desencajados mientras repite una y otra vez su voz en alto –¡Dios Dakota! –sin importarle quién estuviera a su lado, se abraza a ella con euforia. Dakota no responde. No sabe que está pasando. –Estaba tan asustado.

- Lucas, me haces daño –puntúa con una gran sonrisa. Rodeada en esos brazos tan fuertes, le faltaba el aire.

- Perdón –se separó de ella, pero volvió a abrazarla –Creía que te había sucedido algo

- Lucas, tranquilo –subió su mano y le devolvió el abrazo –Estoy bien.

Luca se apartó de ella unos segundos y la cogió de la mano, mirándola de forma obsesiva.

- ¿Qué ha pasado, Lucas? ¿Por qué está la policía aquí? –agarra su mano, y se aparta del ascensor, esperando una respuesta

- Han entrado en tu habitación. Pensábamos que te habían hecho algo.

- ¿Han entrado en mi habitación? ¿Para qué? –se suelta de las manos y se le pasa todo tipo de cosas por la cabeza –¿Quién?

- Han forzado tu puerta y han revuelto todas las cosas, pero no se han llevado nada. No han encontrado lo que querían. La policía quiere hablar contigo. Ven. –la vuelve a agarrar por la mano y se acercan hasta la policía.

La noche va a ser muuuuuy larga. 

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Como siempre: COMENTAD, que es súper importante, y pasad la novela.

Un besazo


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