Capítulo 7

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Abre los ojos, se los restriega y se incorpora. Coge el móvil que está a punto de caerse de la cama y ve el último mensaje que le envió Lucas. Sonríe. Puede ser encantador si quiere. Si quiere claro. Y eso no suele ocurrir. Lo bloquea y se levanta. Entra en la ducha. Coge unos vaqueros ajustados, una camiseta blanca que pone "Tout va bien" en tonos grises y las zapatillas de lona blancas. Se maquilla un poco. Ojos, colorete y carmín, algo natural para que en la empresa no se den cuenta de que tiene cara de zombie. Se hace un semi recogido en el pelo, dejándose unos rizados mechones sueltos recorriendo su cara y sale de la habitación.

Cuando vuelva tendrá una lista larguísima de cosas que hacer en la habitación del hostal.

Camina hasta la cafetería en la que el chico le permitió entrar al baño y le dio los bollos. Entra. Ahora que está en el "otro" lugar, en el del comensal se ve todo tan distinto. Se sienta en una mesa y cuando el chico viene a pedirle nota, le dice:

-Gracias -le suelta en cuanto llega a su altura. El chico se queda anonadado y la mira extraño

-¿Cómo? -arquea la ceja a la vez que mantiene la libreta en la mano

-Gracias por lo que hizo por mí. Usted me permitió entrar al baño de empleados y me dio un par de bollos, ¿me recuerda?

-¿Có...Cómo? ¿Es usted? -el chico baja la manos y la revisa de arriba abajo una y otra vez.

Sí -Dakota justifica esa respuesta asintiendo, con una sonrisa. ¿Tan difícil es de creer? -Desde que hizo eso por mí, mi vida en cierto modo cambió. Fue como una cadena de favores. Le estaré eternamente agradecida -se levanta- Me llamo Dakota.

-Mike

-Encantada -le estrecha la mano

-Encantado, señorita. ¡Cómo ha cambiado usted!

-Sí. Lo que hace una ducha y ropa limpia, ¿verdad?

-La verdad es que sí. Nunca lo hubiera imaginado... Está realmente bien ahora. ¿Qué le pasó?

-Bueno, me dieron un préstamo al salir de aquí. Y tras eso, conseguí trabajo en una empresa muy importante y ya no vivo en la calle -susurra. A pesar de que no le da vergüenza reconocerlo, tampoco quiere ni necesita que el resto de la cafetería se entere de su pasado- que es un dato importante.

-Me alegro por usted

-Muchas gracias, Mike. Y ahora vuelve a trabajar, su jefe lo está mirando con cara de pocos amigos.

-Sí. ¿Quiere algo?

-Un café y una tostada, por favor.

-Marchando -y se va con una sonrisa

Dakota saca de su bolso el móvil. La verdad es que no debería estar aquí. Gastará dinero que no le sobra para llegar a fin de mes, pero le debía a agradecer al chico lo que hizo. Se promete a sí misma no volver a desperdiciar dinero en un periodo corto de tiempo. Cuando le ingresen el dinero de Lewis Enterprises y Walmart otro gallo cantará. Mira la hora en el móvil. Son casi las diez de la mañana.

-Buenos días, señorita Moore -esa voz. ESA. MALDITA. VOZ.

Con ojos de cordero mira hacia arriba, temiendo que le acusen de un crimen, y ahí está. Tan guapo, elegante y perfecto como siempre. ¿Cómo puede conseguir ese hombre estar siempre impecable? En la oficina no se le mueve ni pelo a lo largo de las horas. Con su pelo bien peinado y su perfume tan característico, ese perfume que hace que sustituya el oxígeno.

-Buenos días señor Lewis. ¿Cómo usted por aquí? -le pregunta anonadada. Nunca jamás habría imaginado que se encontraría con Lucas Lewis ahí. Lo imaginaba más en un cafetería que costase el café 1000 $

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