🌕13

147 27 25
                                    

Algunos dicen que la primera impresión siempre cuenta. Así uno tiene una imagen clara de como será la persona en los futuros encuentros. Sucias, desordenadas, pulcras, inteligentes y demás tipos de adjetivos.

Pero creo que para Rocky esa no fue una muy buena impresión a decir verdad.

¿Qué es lo que pensarías al ver una persona a punto de tirarse de un edificio?

¿Qué pensarías si esa misma persona tiene orejas y cola de animal? 

Y sobre todo.

¿Qué pensarías si esa persona te enterrara sus filosas uñas o garras, lo que sea que sean, en medio de tu pecho?

Bueno. Cualquier persona normal pensaría que se tratara de alguna especie de monstro con forma humanoide. Un hombre lobo quizá. Cualquier cosa que su poca imaginación le permita.

Pero la reacción de Rocky sorprendió a Sanha por completo.

Qué clase de persona reaccionaba con un "¿Crees que podrías quitar tus uñas de mí?" en su sano juicio.

Era verdad que las reacciones de Rocky ante ciertas situaciones algo complicadas siempre podían ser espontaneas y aleatorias. La otra vez no dudo en reírse lo más alto posible cuando vio a un bebé caerse de su cuna al pasto en aquél parque.

O la otra vez cuando casi lo atropella un auto y el muy estúpido le preguntó al chofer un "¿Se encuentra bien?" cuando el que pudo morir era él.

Que rara podía llegar a ser la gente.

Lo cierto era que, cualquiera que estuviera en esa situación no hubiera dudado en gritar lo más alto posible, pidiendo auxilio. Tratando de hacer cualquier cosa para que la gente lo notara y le ayudaran. 

Sanha, aun con una seria mirada en los ojos, desenterró sus filosas uñas del pecho de Rocky, haciendo que este se tambaleara un poco debido a la rudeza y soltando un quejido en el proceso.

Rocky llevó una mano a su pecho, sintiendo como una poca cantidad de sangre se comenzaba a escurrir por encima de esta misma hasta caer contra el suelo.

Sanha se mantuvo atento a todos y cada unos de los movimientos del contrario. Si era verdad que lo había marcado, tenía que pasar una última prueba.

—¿Puedo saber que carajos eres?

El contrario enarcó una ceja sin responder.

Los segundos comenzaron a pasar. Todos los sonidos a su alrededor comenzaron a desaparecer poco a poco. Las aves, los autos, las voces de la gente en la calle, todo desapareció. Y entonces cuando menos se lo esperó, Rocky retiró su mano de su pecho, con algo de incomodidad aún, revelando que este ya se encontraba completamente curado. Como si nunca le hubiese atravesado con sus uñas.

El sangrado se detuvo. La herida cicatrizó y desapareció.

Rocky lo miró, haciendo un mohín con sus labios:— ¿Extraño, no? —rio con algo de nervios.

El rostro de Sanha era de completo desagrado. ¿Cómo se atrevía a ignorarlo por completo? Literalmente era una criatura mitológica que nunca antes había sido vista lo que estaba enfrente de él. Y se acababa de sanar en menos de un minuto y lo único que hace es reír.

Sanha se sintió quizá, y solo quizá, un poco indignado.

Tan indignado como para golpear a Rocky en el rostro, lanzándolo varios metros atrás como si de un muñeco de trapo se tratara y quedara inconsciente.

—Maldito bastardo pretencioso.

Suspiró.

Vio su cuerpo junto al muro que estaba al lado de las escaleras. Se veía tan patético de esa forma. La verdad es que aún no recuerda como es que lo había llegado a marcar. Quizás y sus colmillos se incrustaron en su cuello por algún accidente o caída. Apenas y recuerda haberlo visto de pequeño.

𝑵𝒊𝒏𝒆 𝑴𝒐𝒐𝒏𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora