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Rocky se encontraba tirado en su cama con los brazos completamente extendidos hacia ambos lados. Su mirada se hallaba perdida en el techo sin algún pensamiento en concreto.

Era más de media noche y aún no podía conciliar el sueño. El recuerdo de que su abuelo lo tomó por un completo extraño rondaba por su cabeza una y otra vez, haciéndolo sentirse más impotente con el paso de los segundos.

Se recostó de lado viendo su pequeña lámpara en forma de can color blanca con orejas negras, la cual se hallaba prendida iluminando la habitación de forma cálida con una luz anaranjada.

Sonrió recordando el día en el que su abuelo se lo había comprado, simplemente por un capricho suyo. Aquello había ocurrido hace años y aún lo atesoraba como si fuera el primer día en el que lo obtuvo.

Quiero que vuelvas a mí, abuelo.

Una pequeña lágrima empezó a deslizarse por su ojo izquierdo, haciéndolo respirar hondo y temblar levemente.

La limpió, y estiró su brazo apagando el aparato para luego colocarse boca arriba nuevamente y tratar de conciliar el sueño.

"—¡Rocky, apresúrate o nunca me alcanzarás! —gritó un pequeño niño con cabello castaño mientras corría lo más rápido posible por aquél campo de girasoles en plena luz del día con una enorme sonrisa en su delicado rostro.

—¡Espérame! —gritaba Rocky sonriente mientras corría tras el contrario con la intención de atraparlo. Era muy feliz en ese entonces, solo con la compañía del contrario, importándole poco la mierda de mundo en el que vivía e ignorando todos sus problemas familiares, era más que suficiente.

Ambos habían escapado de sus hogares momentáneamente con la intención de verse el uno al otro por al menos unas cuantas horas. Se querían bastante, y juraban que serían amigos por toda la vida.

Pero las cosas no fueron así."

Rocky despertó bastante agitado mientras que la simple acción de respirar se le empezaba a dificultar. Miró su reloj y vio que ya era de día, mientras que los rayos de sol empezaban a atravesar su delgada cortina llegándole a molestar a los ojos por breves instantes.

Se apoyó contra el respaldo de su cama bastante inquieto, juntando sus piernas contra su pecho mientras las abrazaba sintiendo temor por todo su cuerpo.

—¿Qué... —empezó a temblar, llevando ambas manos hacia su rostro el cual empezó a tocar de forma desesperada sintiendo que no era él mismo, como si no fuera su cuerpo en el que estaba—. ¿Por qué? —su vista se empezó a nublar y sus ojos comenzaron a picarle mientras varias lágrimas comenzaban a salir de estos en gran medida.

Su pecho comenzó a doler, al igual que su cabeza. Una y otra vez empezaba a recordar el sueño que tuvo hace unos momentos. Aquella voz, la conocía.

Pero cada vez que subía su mirada para ver de quién se trataba no podía verle el rostro ¿Por qué? ¿Qué le sucedía?

Conozco esa voz, la he oído antes, pero... ¿Dónde?

Se mantuvo durante varios minutos inmerso entre sus pensamientos. Los minutos pasaron constantemente y Rocky ni cuenta se daba, y hubiera seguido de esa manera si no fuera porque un mensaje entrante de Moonbin lo había sacó de sus pensamientos.

Recordó que ese mismo día había planeado con Moonbin acompañarlo a adoptar un pequeño cachorro. Este decía que se sentía muy solitario en su departamento y que le hacía falta compañía en su vida desde ya hace un tiempo. Así que le comentó a Rocky que quería adoptar un cachorro.

Frotó sus ojos con ambas manos y se sentó al borde de su cama colocando ambos pies en el cálido suelo debido al sol. Se quedó somnoliento en esa posición por unos cuantos segundos pero al final tuvo que ponerse de pie. 

Fue directamente hacia el baño y tomó una refrescante ducha con agua tibia que hizo despertar a todos sus sentidos. Al terminar, enrolló la toalla en su cintura admirando en el espejo su cuerpo bastante bien trabajado.

No hacía ejercicio regularmente pero los genes de su familia si que le beneficiaban. Salió del baño y se sentó en su cama y retiró la toalla de su propia cintura para empezar a secarse. Inició por su cabello y poco a poco fue recorriendo su marcado abdomen hasta llegar a sus muslos, los cuales secó con suavidad mientras se comenzaba a apoyar con una mano a su tras.

Lentamente su mano se empezó a dirigir hacia su miembro, el cual se encontraba erecto. Dio un pesado suspiro cuando soltó la toalla hacia un lado y empezó a masajear la punta de este, sacándole unos cuantos jadeos al sentirse tan bien.

Empezó a masturbarse de forma apresurada, la excitación que sentía era bastante y no se calmaría hasta que se corriera. Empezó a emitir sonoros gemidos al sentirse tan bien, dando masajes circulares en la punta de este notando como tomaba un todo rojizo.

Empezó a retroceder hasta apoyar su espalda en el respaldo. Una de sus manos se encontraba masturbando su propio miembro mientras que la otra empezaba a recorrer sus abdominales, al igual que sus pectorales, para luego empezar a tironear de sus duros pezones.

Su respiración era pesada, le importaba poco si las sábanas bajo suyo se mojaban, en ese momento solo quería disfrutar del placer que se otorgaba a sí mismo.

Con su derecha empezó a aumentar sus movimientos mientras que su contraria empezaba a masajear sus testículos sintiéndose en el cielo. Su boca se mantenía abierta en todo momento, emitiendo gemidos, jadeos y suspiros.

Aumentó la velocidad en su mano comenzando a sentir u ligero cosquilleo por aquella zona, su mano contraria volvió a sus pectorales y los comenzó a masajear a su propio gusto sintiéndose cerca del final.

Un sonoro gemido proveniente de él se oyó por toda la habitación sintiendo como todo su abdomen era manchado con su propio semen. Relajó su cuerpo y dejó caer sus manos a ambos lados. Suspiró sonriente y rodó los ojos al oír su celular nuevamente, era Moonbin.

Le contestó diciendo que ya iba en camino a su encuentro, cuando claramente era mentira, mientras se comenzaba a limpiar y colocar su prendas, las cuales constaban de un delgado polo blanco que l favorecía a su figura y unos ajustados jeans azules de mezclilla.

Guardó su teléfono al igual que sus llaves y salió de su casa. Afortunadamente era sábado y ya había terminado todos sus trabajos que tenía pendientes. La carrera de cirujano definitivamente no era para nada fácil, pero él seguiría en esta con tal de poder ayudar a muchas personas.

Estaba decidido, decidido en convertirse en un gran cirujano, especializándose en el área de neurocirugía y así poder hallar una cura para el Alzheimer, esa era su meta en la vida y nada se lo impediría. Él creía que podría superar cualquier obstáculo que se le atravesase.

Sin contar con lo que se avecinaba en un futuro posiblemente no muy lejano.




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𝑵𝒊𝒏𝒆 𝑴𝒐𝒐𝒏𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora