𝑬𝒍 𝒈𝒓𝒂𝒏 𝒅𝒊𝒂 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐

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Los días anteriores había conocido a muchos profesores que parecían buenas personas, entre ellos había un prefecto que se llamaba Alejandro (Estos eran los que se encargaban de vigilar que los alumnos entrarán a sus clases y los que ponían los reportes a los alumnos), una profesora de matemáticas que se llamaba Verónica, la asistente del director llamada Matu o así le dicen y muchos más, pero si te cuento esto es porque ellos iban a formar parte importante en mi vida de una u otra forma.

El gran día por fin había llegado, al entrar a la escuela nos habían formado por grupos para enviarnos a diferentes talleres y comenzar a conocer cada uno, las primeras 4 horas pudimos conocer varios talleres y los maestros parecían muy amigables, seguramente aparentaban serlo para que los alumnos se inscribieran a sus talleres, pero una vez dentro estoy segura de que ya no sería así.

Llegó la hora de la comida y como de costumbre estuve con Laura, hablamos
un poco sobre los profesores que acabábamos de conocer y después regresamos a clases para recorrer los talleres faltantes, llegaron las últimas 2 horas de clases de aquel día y casualmente era el taller de computación el último por recorrer y duraría las 2 horas, cosa que no pasó con ningún otro taller, los cuales recorríamos en tan sólo 1 hora.

Se había hecho de noche ya que el turno en el cuál yo iba a la escuela era el de la tarde, el momento había llegado, el prefecto Alejandro nos formó afuera en 2 filas ya que era quién nos llevaba a cada taller y comenzamos a entrar al salón una fila primero y otra después, al entrar no pude observarla ya que ella estaba sentada y frente a ella se encontraba un monitor de computadora, nos comenzaron a mostrar nuestros lugares y se retiró el prefecto Alejandro del aula.

Estaba un poco distraída observando el salón y la gran cantidad de computadoras que tenía ésta, cuando de repente una voz sería, un poco autoritaria y suave a la vez, firme pero muy segura se oyó:

P- Buenas tardes jóvenes, me presento, soy la profesora María José e imparto las clases del taller de computación, seguramente ya habrán conocido todos los demás talleres y ya tendrán tomada la decisión de a que taller quieren pertenecer, seguramente también todos los profesores se mostraron amables y amistosos pero les puedo asegurar que yo no soy así, me gusta ser sincera y quiero aclararles que yo no vengo aquí a hacer amigos, mi única intención en éste lugar es formar jóvenes profesionistas que sepan defenderse ante el mundo que se encuentra allá afuera.

Soy muy exigente con mis alumnos y me gusta que las cosas se hagan bien, tal vez después de esto que les acabo de decir muy pocos sigan considerando postularse para este taller, pero para aquellos otros que aún consideren quedarse, desde ya les quiero dar la bienvenida, no van a ser fáciles estos 3 años, pero puedo asegurarles que aprenderán mucho.

Y ahí estaba ella, realmente era muy hermosa, nada comparado a la imagen que mi mente había intentado crear sobre ella días antes, quisiera poder describírtela, pero es imposible hacerlo, ya sé, piensa en la persona más hermosa que hayas conocido, ¿Ya lo hiciste? Pues así era ella, incluso más.
Me sorprendió mucho la sinceridad con la que hablaba y lo segura que estaba de sus palabras, tanto que algo dentro de mí me hacía confirmar que era allí a donde pertenecía, sabía que ese era mi lugar.

Durante las siguientes 2 horas hicimos diversas cosas, en los anteriores talleres era forzoso presentarnos ante el grupo, pero en el de ella no, ella era diferente, no le gustaba seguir tanto las reglas, aunque sabía que en muchas ocasiones no había elección, propuso que quién quisiera se presentará ante ella, cosa que a muchos les dio miedo y ahí estaba yo, teniendo una pelea en mi interior, decidiendo si me presentaba o no. Parecía que no, pero moría de miedo y los nervios de apoderaban de mí, nadie levantaba la mano hasta que un impulso hizo que yo lo hiciera...

C- Hola, me llamó Daniela Calle...

Comencé a contar diversas cosas de mi vida, como de dónde venía, que edad tenía, que materias me gustaban más, que pensaba de la escuela y de los maestros que llevaba conociendo hasta el momento y por último le mencioné a que taller me gustaría ingresar, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al saber mi elección, era complicado hablar todo eso con su mirada puesta sobre mí pero en cierta forma esa misma mirada me dio mucha seguridad para hablar tantas cosas.

P- Mucho gusto Daniela, he de confesar que me agrada tu elección de taller, pero quiero pedirte que vuelvas a pensar muy bien en la decisión que vas a tomar, recuerda que es una decisión que marcará los siguientes 3 años que estés en ésta escuela, porqué créeme que espero poder ver el día que te gradúes de aquí... gracias por presentarte, puedes tomar asiento.

Y al terminar esa frase me regaló una sonrisa que hizo que mi corazón explotará de alegría.

¿Pero qué me está pasando? Fue la pregunta que me hice al momento de tomar asiento, nunca había sentido esa misma emoción y mucho menos hacía una profesora.

Déjame contarte algo más sobre mí, toda mi vida he sido heterosexual o al menos eso pensaba ya que en varias ocasiones me he sentido atraída hacía los hombres y nunca había tenido ese tipo de emociones hacía mujeres y digo "emociones" porqué en ese momento eso eran, simples emociones que pronto se convertirían en sentimientos...

Amor imposible [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora