Mi vecino misterioso

Le gustas

¿Qué era eso? ¡Dios mío! ¿Acaso era una mujer? ¿Por qué estaba corriendo? Oh, Dios, ¿ese era Derek? ¿Qué le iba a hacer a esa chica? ¡Parecía que estaba en peligro! ¡Derek estaba siguiendo a esa chica por toda la casa!

¡Espera! ¿Qué estaba pasando? Esa era, ¿Rebeca? Sí. ¿Qué hacía ella metida en casa de Derek? ¿Era enserio? ¿Se estaban besando? Derek Johnson estaba besando a Rebeca Taylor. La manera en que la tenía acorralada en el cristal de la ventana me provocaba ganas de vomitar. Mi corazón dio un vuelco cuando los ojos de Derek se posaron en mi ventana. Me escondí, pues seguía besándola mientras miraba hacia mi casa. Sentía unas inmensas ganas de arrojarle un piedrazo para que dejara de mirar hacia mi ventana mientras besaba a la estúpida de Rebeca. No, no estaba celosa, era solo que... Era solo que...
Me levanté de golpe y corrí las cortinas de mi ventana con fuerza. Derek y Rebeca se besaban, a las cinco de la mañana, pegados a un cristal, casi tragándose... No me importaba en lo absoluto.

Me acosté nuevamente en mi cama, pero no pude conciliar el sueño, pues la imagen tan desagradable seguía invadiendo mis pensamientos.

***

Durante las clases de la mañana no pude concentrarme. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué seguía pensando en lo que había visto? ¡Ugh...! ¿Por qué Rebeca tenía que ser tan popular y bella? No la soportaba. No estaba celosa de ella, solo no me caía bien, pues era una chica presumida, plástica, egocéntrica... Igualita a Derek, por eso estaban juntos: eran tal para cual.
En el almuerzo estuve con Manuel y le conté lo patán que era mi vecino nuevo.

- Es obvio que le gustas. Se comporta así para llamar tu atención- me dijo Manuel, después de contarle lo ocurrido al final de la misa.
- Ay, por favor, Manuel, claro que no. Es un casanova, si yo le gustara ya me lo hubiera insinuado -le repliqué.
- Sí, es obvio que es un cretino, pero le gustas. Eres una chica hermosa y difícil. A los hombres nos gusta eso.
- Pues si es así, que se vaya al demonio, porque yo jamás le haría caso a un patán, idiota e insoportable tipo como él - dije, cruzándome de brazos. Necesitaba creérmelo.
- "Nunca digas: de esa agua no beberé". Conoces ese refrán, ¿no?
Le di un leve puño en el brazo y reímos juntos. ¿Era cierto lo que decía? ¿Le gustaba a Derek? ¿Qué más daba? Si le gustaba, ni me interesaba...

A la hora de la salida, me despedí de Manuel cuando su madre pasó a recogerlo y me senté a esperar a que hicieran lo mismo por mí. Estaba metida en mi teléfono celular cuando un alboroto de chicas me hizo apartar la vista del aparato y ver qué demonios causaba tanto escándalo entre las chicas más plásticas y populares de la escuela. Miré en dirección hacia donde ellas miraban y mi estómago se retorció cuando vi que Derek se encontraba allí y pasaba a recoger a Rebeca en su porquería de auto. La odiosa chica estaba causando alboroto solo porque el presumido de mi vecino pasó a recogerla en un Porche. Ese era un vehículo como cualquier otro, hecho de aluminio y gomas. ¿Por qué tanto lucimiento de parte de Rebeca? Tampoco Derek era la gran cosa. Solo era alto, fuerte, cabello revuelto y moreno, ojos azules, cuerpo tonificado... ¡Nada wau! Ambos se fueron y el alboroto seguía entre las chillonas chicas populares.

- ¡Oh, my God, qué bello! - chilló una de ellas.
- ¡Qué suerte tiene Rebeca! - una pelirroja exclamó. Rodé los ojos y caminé hacia otro lado para apartarme de los ridículos comentarios de esas chicas. Derek Johnson y sus encantos baratos.

Estaba esperando que pasaran a buscarme. Miraba mi reloj constantemente. ¿Por qué no pasaban a recogerme? Por eso era que necesitaba mi guagua Volkswagen...

- Ay, no puede ser. ¿Es enserio?...