Mi vecino misterioso

Regalo de amor

- ¡Oh, my God! - exclamé, cuando vi lo que allí dentro se encontraba.

- Rauf, Rauf.

- ¡Oh, Dios mío! ¡Un cachorrito! ¡Qué hermosura!

¡No podía creerlo! ¡Derek me regaló un cachorrito! Era un perrito de raza Shit zu, color blanco. Sus orejitas eran color gris y tenía unos ojitos negros. ¡Era tan tierno! ¡Sentía que me lo quería comer a besos! Cuando tomé al cachorro, comenzó a lamer mi cara.

- Está bien, está bien, detente, perrito, detente. ¿Qué dice aquí?

Pude notar que en su collar rojo tenía una placa que decía: "Mi nombre es Aseison".

-Con que te llamas Aseison... Tú eres una cosita hermosa, Aseison.

Puse a mi nueva mascota en el suelo para mover la caja hacia el garaje. El perrito me siguió; parecía una bolita de algodón corriendo tras de mí. ¿Por qué Derek había hecho eso? ¿Por qué era tan tierno conmigo?

- A veces un cachorrito es la mejor compañía -dijo una voz ronca. No tuve que mirar para saber quién era. Esa voz era la que siempre me erizaba la piel.

Salí del garaje y ahí estaba Derek, recostado de la pared trasera de mi casa, justo al lado de la puerta.

- Es un buen perrito, ¿verdad que sí, Aseison?- Dijo Derek y el perrito salió corriendo donde él, moviendo su colita de lado a lado, muy feliz.

- Es hermoso, Derek. ¿Pero por qué hiciste esto?-Le pregunté, con la mirada en el suelo. Él se acercó a mí y lentamente puso su mano en mi barbilla para subirme la mirada. Sus ojos me hechizaban, enviando corrientes por todo mi cuerpo.

- Porque eres una niñita, una niñita que necesita amor y qué mejor que un cachorro que lo da sin pedir nada a cambio -me dijo en susurros -. Quiero que seas feliz, hermosa, quiero demostrarte que me importas.

- Me sorprendes, Derek. Me sorprende que detrás de esa personalidad arrogante y presumida, haya un chico tierno y dulce. Gracias.

Nos abrazamos. Fue un abrazo fuerte y duradero. No lo hubiera soltado si no fuera porque Aseison comenzó a ladrar.

- Oh, Aseison, ¿qué sucede?- Dijo Derek, sonriente.

Era Rebeca. Venía hacia nosotros y parecía muy enfadada.

- ¡Sabía que me lo querías quitar, maldita zorra!-gritó como enloquecida.

- ¡Oye! ¡Tranquilízate, Rebeca! ¡No te voy a permitir que insultes a Susan!-dijo Derek con firmeza.

- ¿Cómo me voy a tranquilizar, mi amor? ¡Si ella quiere alejarme de ti! ¡No lo puedo permitir!- halaba a Derek por el brazo, pero él no cedía.

- ¡Rebeca, basta! ¡Lo nuestro ya pasó! No sigas insistiendo en algo que nunca iba a funcionar.

- ¡Claro que funciona! ¡Tenemos química en la cama! ¡Sabes que disfrutabas estar conmigo!

- Creo que mejor me voy -le dije a Derek. No quería escuchar eso.

- No, hermosa, la que se va es ella -dijo, tomándome suavemente por el brazo -. Vete, Rebeca, no sigas con esto.

- Escúchame bien, zorra- me dijo Rebeca y me haló por el brazo -. No creas que esto se va a quedar así. Derek no va durar mucho contigo. Disfruta mientras dure, que no será mucho.

¡Dios, esa chica necesitaba ayuda! Parecía una psicópata detrás de Derek. Cuando se alejó, la observé, hasta que desapareció de mi campo de visión.

- ¿Qué rayos le pasa? ¿Por qué actúa así?- Le dije a Derek, mientras cogía a Aseison para llevarlo a la casa.

- Es que soy demasiado irresistible, hermosa - dijo, alzando su camisa, para dejar al descubierto sus marcados abdominales. ¡Qué bueno estaba el condenado!