Celos

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- Manuel, ¿qué haces aquí, nerd?- Dije, cuando vi a ese chico inteligente parado frente a mi puerta. Desde que lo había conocido, nunca había ido a mi casa. Se lo mencioné par de veces a mamá, pero dudaba mucho que se acordara de él.

- ¿Cómo que qué hago aquí? ¿Lo olvidaste? Tenemos que hacer el trabajo de ciencia -me dijo y parecía indignado. Abrí los ojos como platos pues lo había olvidado por completo.

- ¡Oh, rayos, lo olvidé!-le dije, poniendo mis dos manos en la cabeza.

- ¿Qué te sucede, chica? Te estás convirtiendo en una irresponsable - replicó en tono jocoso, mientras me tomaba por los hombros y agitaba mi cuerpo.

- ¡Oye! ¡Nada de irresponsable! ¡Jodido nerd!-le dije, mientras le daba un leve puño en el hombro. Él rió.

- Bueno, ¿me vas a dejar entrar o voy a estar aquí toda la tarde?-Me dijo, haciendo una mueca graciosa.

- Oh, disculpe, señor responsable. Adelante, está en su casa -le dije, mientras hacía un reverencia.

- Gracias, muy amable, señorita olvidadiza - soltó y entró a la casa.

- Jodido nerd-dije para mí misma. Antes de cerrar la puerta, pude notar que Derek estaba enfrente de su casa lavando su Porche. Estaba mirándome, parecía curioso. ¿Qué más daba? Aunque ya lo había perdonado, no podía evitar pensar en lo que había sucedido.

- ¡Wau! ¡Tu casa es enorme y lujosa!-dijo Manuel, observando la sala con la boca abierta. Sin duda era grande y lujosa, pero muy exagerada para mi gusto. Además, mi casa no era esa, mi casa se encontraba en Massachusetts. Allí era mi verdadero hogar.

- Sí, lo es -solté con indiferencia, mientras subía las escaleras para subir a mi habitación-. ¿Te vas a quedar ahí parado? Ven, sube.

- Espera, ¿voy a subir a tu habitación? ¡Tu madre no tolerará eso!-se quejó, con los ojos como platos. Manuel era muy anticuado, por decirlo así. Era un buen chico, pero a veces exageraba.

- Oh, vamos, no seas tonto y sube. Mamá está arriba, te la presento si tanto te preocupa -le dije, poniendo los ojos en blanco. El dudó un momento, pero después subió.

Él miraba para todos lados. Parecía un prófugo de la justicia con miedo de que lo atraparan. ¡Era tan zángano! Ni que mamá lo fuera a matar porque entrara a mi habitación. Si ella dejaba que saliera a solas con Derek, que era un chico ultra sexy y que tenía ganas de comérmelo completito, -no pensé eso- pues no iba a tener problema de que mi amigo nerd entrara a mi habitación a hacer un trabajo de la escuela. Pero si pedirle permiso ponía más tranquilo a Manuelito, pues a complacer al nene bueno. Cuando llegué al cuarto de mamá, le presenté a Manuel. Ella quedó encantada con él y sus buenos modales. ¡Él y su maldita labia de nene bueno! Siempre les caía bien a las personas mayores, en especial a las mujeres. Aunque no se podía negar que era un chico muy educado y agradable. Bueno, por eso me llevaba con él, porque créanme, no era de las chicas que se llevaba con cualquiera. Yo era de las que no confiaba rápido. Eso lo aprendí de mi padre. Él me enseñó a no confiar en nadie, a saber elegir con quién hablar. Aunque había una excepción, Derek. Con él sentía que podía confiar, confiar y nunca dudar. Era extraño, pero así lo sentía.

- Yo lo sabía, lo traías loco desde un principio -me dijo Manuel cuando le conté de mi cita congelada con Derek -. ¡Era obvio! Solo quería llamar tu atención, pero tú se la pusiste difícil y eso es lo que a un hombre le gusta, lo difícil.

- ¡Él es increíble, Manuel! Pero hoy vi algo de él que no me gustó -le dije, mientras revisaba mi cuaderno de ciencia.

- ¿Qué cosa? ¿Viste su pene? ¿Es muy pequeño? ¡Tranquila, eso pasa!-exclamó, dándome unas palmaditas en la espalda.

Mi vecino misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora