El pasado nos arrastra

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Verlo trayendo alegría a esos niños era mágico. Cada cosa de él era perfecta... Lo quería... Lo quería de verdad. Pero las palabras de la doctora me habían dejado confusa... ¿Qué era ese algo que le había sucedido a Derek? ¿Qué había sucedido en su pasado? La curiosidad y la preocupación se estaban apoderando de mí...

- Creo que ha sido suficiente por hoy-dijo Derek de repente, al estacionar su auto frente a mi casa.

- ¿Qué?- Le dije, confundida por su tono tan cortante.

- ¿Qué sucede contigo? ¡Has estado extraña todo el día!-escupió, mirándome a los ojos. Yo aparté la mirada, pues sabía que podía estallar en cualquier momento.

- No me pasa nada-le dije, sin mirarlo.

- ¡Maldición, Susan!-dio un golpe al volante-, no me digas que no pasa nada cuando llevas todo el día extraña, ida-me gritó. Yo bajé la mirada-. Discúlpame, Susan, discúlpame-dio un gran suspiro.

- No me pasa nada-le mentí. No me atrevía preguntarle sobre su pasado. Era su novia, pero no podía llegar tan profundo. No cuando él siquiera había hablado de su pasado conmigo.

- Es increíble que me mientas. ¿No confías en mí?-me dijo, sin mirarme. Algo en mi pecho comenzó a crecer: coraje y frustración.

- ¡Eso es lo que me pregunto de ti! ¡Porque al parecer el que no confía eres tú!-le dije, cortante. Él alzó la mirada; parecía entre confuso y enojado.

- ¿Por qué dices eso?-Me preguntó y su rostro estaba encendido.

- ¡Es más que obvio que no me dices todo! ¿Qué ocultas? ¿Qué sucede contigo, Derek Johnson?-Le espeté. Me bajé de su auto y Derek hizo lo mismo, dando un portazo.

- ¡¿Qué se supone que te diga?! ¡Habla claro, Susan McMahon! ¡Porque no sé de qué me hablas!-ambos ya nos gritábamos. Tenía mi corazón latiendo muy deprisa.

- ¡Ahora resulta que no sabes de qué te hablo! ¡¿Por qué no admites que me ocultas cosas?!-Le grité. Él daba vueltas con sus manos en la nuca y tenía el rostro encendido.

- ¡¿Qué quieres que te diga?! ¡¿Qué se supone que te diga?!-Me quedé callada. El coraje me hacía temblar-. ¡Maldición, Susan! ¡Habla!

- ¡Tu pasado! ¡¿Qué sucedió contigo?! ¡¿Por qué nunca me hablas de tu infancia?! ¡¿Tu pasado?!-Su rostro cambió por completo. Parecía asustado. Todo quedó en un absoluto silencio. Tenía miedo de lo que pudiera escuchar, pero no dijo más. Solo se dio la vuelta y entró a su casa, dejándome allí completamente frustrada, enojada y confundida. No sabía cuánto tiempo permanecí allí parada, pero como si de una fuerza magnética se tratara, caminé dando grandes zancadas hacia casa de Derek. Eso no se iba a quedar así. No podía venir e irse así porque sí...

Cuando llegué a su puerta no me tomé la molestia de tocar, no con el coraje que tenía. Al entrar, mi corazón se paralizó. Derek estaba arrojando miles de cosas. Gritaba y daba golpes a todo lo que tenía enfrente. Su rostro estaba encendido y lleno de ira. Estaba irreconocible. No había rastro del tierno y dulce Derek Johnson. Nunca lo había visto así, ni siquiera cuando le dio la paliza a Jason o a Patricio. Su estado me causaba escalofríos por todo el cuerpo. Tenía miedo de que cometiera una locura. Ya su sala estaba destrozada.

- D-Derek-le dije, tartamudeando. Él seguía arrojando cosas y gritando-. Derek...

- ¡Vete! ¡Quiero estar solo! ¡Vete!-me gritó. Su rostro estaba encendido y tenía lágrimas en los ojos. Verlo así me partía el corazón.

- Derek, por favor... Cálmate...-trataba de acercarme, pero él seguía arrojando cosas.

- ¡Dije que te vayas!-me gritó nuevamente. Yo me quedé callada, observándolo. Él dejó de arrojar cosas y se tiró al suelo. Me acerqué a él poco a poco.

Mi vecino misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora