Sigamos a la misteriosa

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Cuando llegué a la sala, estaba confundida y a la vez sorprendida. Di pasos cortos y lentos, procesando lo que veía.

¿Qué hacía ella allí? No entendía por qué estaba la señora Cecilia en mi casa. ¿A qué vino? De hecho tenía muy buen aspecto. Su cabello rubio y sedoso, sus ojos azules brillaban. Llevaba puesto un vestido negro teñido al cuerpo. Se veía muy bien para apenas enviudar. Pero, ¿qué más daba? Era una señora muy elegante y guapa.

Cuando al fin pude llegar a la sala, la señora Cecilia me miró con una gran sonrisa en su rostro. Yo no pude corresponder a su sonrisa ya que estaba muy confundida con su visita.

- Susan, ¿dónde están tus modales? Saluda a la señora Cecilia - me dijo mamá.

- Eh... Hola- dije, sin saber qué decir o hacer.

- ¿Cómo estás, querida?- Contestó Cecilia con su voz fina y dulce.

- Pues, eh... pues bien -logré articular.

- Qué bueno, querida, qué bueno - dijo ella en un tono de voz bajo.

- ¿Y a qué debemos tu grata visita?- Dijo Patricio en un tono muy amable y poco usual en él.

- Bueno, pues pasaba por esta zona y supe que se mudaron cerca y quise venir para ver cómo estaban -contestó, sin quitarle la vista a Patricio. Eso sonaba muy extraño.

- Oh, fabuloso. ¡Qué bueno que hayas venido! Sabes que siempre serás bienvenida-le dijo mamá un tanto extraña.

En ese momento llegó Elizabeth de la escuela. Cuando vio a la señora Cecilia, abrió los ojos como platos y le hice señas para que disimulara su impresión. Se sorprendió tanto como yo al ver a Cecilia en mi casa.

- Oh, Cecilia, ¿recuerdas a Elizabeth? La hija de Valeria Jones. Se está quedando con nosotros un tiempo -le dijo mamá cuando notó la presencia de Elizabeth.

- Sí, por supuesto que me acuerdo de ella. ¡Hola, Eli! ¿Cómo has estado, querida?-Preguntó con delicadeza.

- ¡Hola, Cecilia! ¡Qué gusto verla de nuevo! Oye, lamento lo de su esposo, es una pena -le dijo Eli con tanta confianza que me congelé. El rostro de mamá cambió por completo. Pude ver cómo intentó frenarla, pero no hizo nada.

- Sí. Ha sido muy dolorosa su muerte. Que descanse en paz - dijo la señora con mucha calma y en su rostro noté algo extraño, algo que no pude descifrar.

- Eh... Vamos a mi habitación a hacer la tarea de hoy. Con su permiso.

Halé a Elizabeth por el brazo y subimos las escaleras deprisa. Entramos a mi habitación. No podía creer lo que estaba pasando.

- ¿Qué demonios está pasando? ¿Qué hace ella aquí?- Dijo mi mejor amiga en susurros.

- No tengo la más mínima idea. Mamá me llamó para que fuera a la sala y cuando fui ella estaba ahí - le contesté, también en susurros.

- Eso está extraño. ¿A qué vino? Es un largo viaje de Massachusetts hasta acá. Algo trama - dijo ella, poniéndose una mano en la barbilla como pensativa.

- Eso pensé. Es muy extraño que venga hasta acá solo para ver cómo estamos.

- Pero podemos sacar provecho de esto. Ahora tenemos más tiempo para sacarle información -dijo en un tono travieso.

- Pero no sabemos hasta cuándo va a estar aquí. Ella dijo que era de visita.

- Ella dijo eso, pero es obvio que vino por otra razón y eso es lo que tenemos que averiguar.

Mi vecino misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora