Arde

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Mi mente tardó en procesar lo que veía. ¿Qué hacía Derek hablando con mi padre? Que yo supiera ellos no se conocían y mucho menos eran amigos. Dudaba mucho que mi padre se llevara con mi... mi... ¡Amigo!

- Es un gran auto, pero yo me voy por una línea más sencilla-alcancé escuchar a papá decirle a Derek -. Hey, mi chiquita-me dijo y ambos me miraron, sonriendo. Caminé hacia ellos, despacio, tratando de calmar mis nervios. Sentía un revoltillo en mi estómago.

- H-Hola-tartamudeé, hablar de pronto resultaba dificultoso. Derek me regaló una sonrisa que solo aumentó mis nervios.

- Buenos días, Susan-dijo Derek, sonriendo. Al parecer se divertía viéndome tan nerviosa.

- Acabo de conocer a tu vecino por un pequeño accidente-dijo papá, apretando los dientes y haciendo un gesto de dolor.

- Creo que tu papá no es muy amable con los autos deportivos-dijo Derek, en tono jocoso. Papá cerró los ojos y parecía avergonzado.

- ¿Qué sucedió?-Les pregunté, curiosa.

- No vi cuando tu vecino iba saliendo con su auto y le di un leve golpe-dijo papá-. Disculpa nuevamente, joven, yo cubriré los gastos -dijo papá, dirigiéndose a Derek.

-No se preocupe, señor, no se hizo nada. Solo un leve rasguño-papá iba a hablar, pero Derek lo detuvo-. No se preocupe, enserio. No fue nada-papá sonrió y le dio una palmada en la espalda. Yo los observaba con perplejidad. Era increíble la confianza con la que se trataban. Derek tenía un don para ganarse a las personas de la primera.

-Tienes un buen vecino, Susan-me dijo mi progenitor-. Ay, papá, si supieras que ese vecino trae loca a tu hija. Te aseguro que no te pareciera tan bueno el vecinito-pensé.

-Sí, es buena honda-le dije, mientras miraba directamente a los ojos de Derek. Ambos nos mirábamos con miradas profundas. Sentía ganas de besarlo, sentirlo cerca de mí. Papá interrumpió mis pensamientos.

-Vámonos, chiquita. Tenemos que llegar temprano.

-Eh, sí-bajé la mirada y me dirigí a la guagua de papá. Quería entrar deprisa, pero estaba cerrada-. Papá, abre-le grité y pude notar que Derek seguía observándome con una sonrisa. Dios, ese chico me derretía. Me subí a la guagua. Papá le dijo algo a Derek que no pude escuchar y luego se montó.

Durante el camino, papá estuvo hablando de la vergüenza que sintió con Derek por haber golpeado su auto. Yo solo sonreía o movía mi cabeza para que sintiera que lo escuchaba, pero en realidad solo pensaba en Derek. En nuestras miradas y lo mucho que lo deseaba. Derek había logrado cosas en mí que nunca había sentido. Obvio que había experimentado ese tipo de sensación, pero nunca con esa intensidad como lo era con él. Era increíble lo que una simple persona podía llevarte a sentir.

- ¿Sí?-Me despertó papá de mi trance.

- ¿Ah?-Balbuceé, atontada.

- ¿Que si has estado leyendo el libreto que te envié hace unos meses?-Me miraba extrañado.

-Ah, sí. Lo he leído millones de veces. Me lo sé de memoria.

- ¡Qué bueno, porque te servirá para hoy!

- ¿Qué? Estás de broma, ¿verdad?-Tenía los ojos como platos.

- Claro que no, vamos para allá-dijo entre risas, mientras una mano sujetaba el volante y otra pellizcaba mi mejilla. Yo pegué un grito de emoción. ¡Iríamos a sacar la licencia! ¡Eso sí que no me lo esperaba! ¡Papá siempre me sorprendía!

Cuando llegamos al lugar, estaba repleto de gente. Desde que papá había entrado, la gente no paraba de saludarlo. Debía reconocer que mi padre era un hombre reconocido y respetado. Me sentía orgullosa de él.

Mi vecino misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora